Opinión

Política, línea editorial y Semanario UNIVERSIDAD

Hace unos días, los decanos y algunas otras autoridades académicas de la Universidad de Costa Rica (UCR) circularon una carta abierta sobre el futuro nombramiento de la persona que dirigirá en los próximos cuatro años el Semanario UNIVERSIDAD

Hace unos días, los decanos y algunas otras autoridades académicas de la Universidad de Costa Rica (UCR) circularon una carta abierta sobre el futuro nombramiento de la persona que dirigirá en los próximos cuatro años el Semanario UNIVERSIDAD.

Dirigida a Teresita Cordero, directora del Consejo Universitario, esa carta constituye un torpe intento de definir lo que debería ser la línea editorial de este medio de comunicación institucional.

Paralelamente, un grupo de académicos de la Escuela de Ciencias de la Comunicación Colectiva se pronunció a favor de la rotación de género, de manera que, cada cuatro años, la dirección del Semanario se alterne entre hombres y mujeres.

Ambas manifestaciones fueron interpretadas por parte de la opinión pública y por diversos medios de comunicación como un intento de evitar que el actual director del Semanario, el periodista Ernesto Rivera, continúe en ese puesto.

Si bien se han planteado diversas razones por las cuales habría sectores universitarios descontentos con la gestión de Rivera, las explicaciones correspondientes dejan de lado importantes perspectivas históricas y políticas sobre el asunto.

Históricamente, es importante señalar que, desde inicios de la década del 2000, el Semanario pasó de una línea editorial de izquierda y fuertemente cuestionadora de las administraciones universitarias, a una identificación creciente con las propuestas del Partido Acción Ciudadana (PAC).

Simultáneamente, la tendencia del Semanario a cuestionar a las principales autoridades universitarias fue sustituida por un acercamiento creciente en relación con las principales autoridades universitarias, sobre todo con la Rectoría.

Dichos cambios se consolidaron en el bienio 2006-2007, en el marco de la lucha contra el Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, cuando el Semanario y buena parte de las autoridades universitarias asumieron una posición en contra de ese convenio.

La gestión de Rivera no se ha apartado de las tendencias precedentes, sino que las ha acentuado, pero en un contexto político universitario que se ha modificado significativamente desde finales del año 2018, debido a dos cambios principales.

Primero, un sector de la izquierda universitaria, antes próximo al PAC, rompió con ese partido luego de la aprobación de la reforma fiscal y se ha convertido en un fuerte opositor del actual Gobierno de Carlos Alvarado. Dicho sector no comparte la actual línea editorial del Semanario, claramente identificada con la gestión presidencial, aun con sus políticas socialmente más regresivas.

Segundo, al acercarse el final del segundo período de Henning Jensen como rector, en la UCR se han activado ya los intereses electorales, y pareciera que ninguno de los grupos que aspira a la Rectoría desea tener en la dirección del Semanario a una persona a la que se presume vinculada con la administración saliente.

Algo similar ocurrió en el año 2012, cuando la entonces directora del Semanario, Laura Martínez, no siguió en el puesto, ya que como se informó entonces, Jensen, quien acababa de asumir la Rectoría, no le renovó el contrato.

Martínez ha retornado ahora a la dirección del Semanario. A futuro se verá si su gestión mantendrá la línea editorial de identificación con el PAC, con la administración del presidente Alvarado y con la gestión de la persona que ocupará la Rectoría a partir del año entrante.

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