Opinión

Pesca semiindustrial por arrastre: voracidad e insostenibilidad ecológica-económica

Arrastre, depredación técnica inherente: actualmente todas las pesquerías comerciales costarricenses están experimentando sobrecapacidad

Arrastre, depredación técnica inherente: actualmente todas las pesquerías comerciales costarricenses están experimentando sobrecapacidad debido a los altos niveles de esfuerzo pesquero que presentan las flotas nacionales (y foráneas).
La responsabilidad del progresivo agotamiento de los recursos marinos en nuestro mar patrimonial ha tenido en todas las flotas pesqueras sus protagonistas, no obstante, con impactos y responsabilidades diferenciadas inter-flotas, donde la flota arrastrera semiindustrial, por sus lógicas extractivas depredadoras intrínsecas sobre los ecosistemas marinos, carga con una cuota mayor de responsabilidad en tal debacle ecológica, aún y cuando el problema de fondo es la probada incapacidad estatal para gestionar los recursos marinos, bienes de dominio público.
Sobreexplotación arrastrera y su naufragio ecológico-económico: en sus 65 años de existencia, la flota semiindustrial arrastrera progresivamente ha venido devastando ecológicamente sus espacios de trabajo pesquero (caladeros de pesca) en una tendencia espacial expansiva de sobreexplotación de aguas someras hacia aguas profundas y consecuentemente, progresivamente ha venido autocolapsándose económicamente por la insostenibilidad de sus prácticas extractivas depredadoras.

En tal devenir de autoeliminación, además, la flota semiindustrial ha venido directamente afectado a la flota pesquera a pequeña escala que históricamente ha hecho usos pesqueros de esos mismos espacios de trabajo a todo lo largo del litoral Pacífico costarricense; esto en varios niveles: 1) por enfrentamiento en una competencia técnica extractiva asimétrica por el recurso escama (pescado); 2) devastando los ecosistemas costeros localizados frente a las comunidades costeras de pescadores a pequeña escala.

La tendencia histórica de los desembarques de camarón de la flota arrastrera semiindustrial es un buen parámetro de la autodestrucción de este tipo de explotación pesquera por arrastre. Veámoslo en cifras.

Arrastre en aguas someras: tanto el camarón Blanco como el Tití, especies con que inició la explotación arrastrera semi-industrial en los años 50, ya en la segunda mitad de la década de los 60 e inicios de los años 70 inició una tendencia decreciente en cuanto a volúmenes desembarcados. Tomando como base el año de mayores desembarcos realizados en su historia, pueden establecerse algunos puntos de referencia de los comportamientos decrecientes de los desembarques realizados por la flota arrastrera:
• 1964 es el año de mayor registro de toneladas métricas de camarón Blanco desembarcadas (572 Tm), 15 años después el volumen desembarcado decreció a la mitad (1979=51%); y para 1994, las toneladas desembarcadas apenas representan el 10% de la cantidad capturada tres decenios atrás. Desastroso en lo ecológico, además, a mediados de los ochenta por cada diez toneladas de biomasa capturada por un barco arrastrero de camarón blanco, cerca de seis toneladas eran devueltas al mar como fauna de descarte, fauna incidental con pocas o nula posibilidad de sobrevivir.

• En el caso del camarón Tití, el punto más alto en desembarques data del año 1971 (1.079 TM), 15 años después (1986) las toneladas desembarcadas apenas representan el 40% de cantidad de aquel año pico de la bonanza de la flota arrastrera con este recurso camaronero de aguas someras (10 a 25 metros de profundidad), el cual ante las mermas del camarón blanco desde años atrás, experimentó una intensificación en su explotación como recurso meta. Al año 2001, el volumen de capturas desembarcadas de camarón Titi apenas representa una décima parte de lo descargado 30 años atrás y, para el año 2014, los desembarques de esta especie de aguas someras apenas si representa el 2% del volumen capturado en 1971.

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