Opinión

Mujeres a las urnas electorales

Hace 100 años, un 6 de febrero, las mujeres sufragistas en Gran Bretaña ganaron el derecho al voto y dieron un paso adelante hacia_la_equidad_de género.

Hace 100 años, un 6 de febrero, las mujeres sufragistas en Gran Bretaña ganaron el derecho al voto y dieron un paso adelante hacia la equidad de género. No fue una lucha fácil, ya que no sólo enfrentaron al establecimiento masculino, sino que también al movimiento antisufragista, grupo de mujeres que tenía la firme convicción de que la mujer no poseía la capacidad de entender la política.

Por diez años, las antisufragistas defendieron la separación de roles de género como los pilares de la civilización, al argumentar que: “perturbar el cambio natural de las cosas destruiría la familia, la paz en ella y la educación de los hijos”. Además, aseguraban que las cualidades mentales “sobresalientes” en la mujer eran precisamente las que menos se necesitaban en política y que su participación en el ámbito público podía ser hasta peligrosa dada su poca apertura a la razón y su carencia de lógica.

Si bien hoy sabemos que semejantes aseveraciones son falsas, sexistas y sin fundamento, no es de sorprender que hace 100 años era de aceptación general, tanto para hombres como mujeres, la “inferioridad intelectual y emocional de las mujeres”.

Este hito histórico, aunado a los próximos comicios electorales, me ha llevado a meditar sobre algo que las costarricenses no reflexionamos muy a menudo: a las ticas tampoco nadie nos regaló el derecho al voto. Desde 1923, año en el cual nace la Liga Feminista de Costa Rica bajo la dirigencia de la abogada Ángela Acuña Braun, hasta el reconocimiento del sufragio femenino en la Constitución de 1949, valientes mujeres lucharon para que hoy tuviéramos la opción de ser escuchadas a través del voto. Ahora, más que nunca, no podemos dar por sentados derechos que con tanto esfuerzo nos han heredados mujeres aguerridas. Hoy nos corresponde seguir luchando hacia la equidad de género total.

Tenemos que salir a ejercer nuestro derecho al voto y enfrentar a aquellos que, con una retórica misógina, homofóbica y profundamente patriarcal, nos quieren vender la idea de que la ideología de género es una teoría de conspiración, una blasfemia que destruye a las familias, daña los valores de los jóvenes y perjudica a la sociedad. Estos constituyen discursos mohosos de hace 100 años. La inequidad de género es real, injusta y antidemocrática y oprime tanto a hombres como mujeres.

Todos los seres humanos; incluidas las mujeres; queremos vivir una vida plena y elegir según nuestros valores, convicciones y espiritualidad; en fin; ser libres. La libertad de elección es un aspecto fundamental en toda democracia que solo se ejerce si tenemos opciones para elegir.  A mi parecer, son precisamente estas opciones y su diversidad las que nos empoderan como ciudadanos y es importante recordar que cada vez que se empodera a un ciudadano, se empodera a la nación y eso es exactamente lo que Costa Rica necesita.

 

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