Opinión

Matemáticas de género: un ejemplo en casa

En el 2024, ¿es posible afirmar que hombres y mujeres en Costa Rica tenemos las mismas condiciones en igualdad, particularmente, en espacios públicos?

Desde hace varios años intento hacer un monitoreo informal sobre el género de quienes se presentan en eventos particularmente académicos y de quienes publican artículos de opinión. Es un ejercicio muy simple y cualquiera lo puede replicar. Es, básicamente, hacer “matemáticas de género” en el cual se identifica el total de personas expositoras, autoras o, en general, en puestos de visibilidad o de poder para, luego, desglosar el número en hombres y mujeres. Los resultados suelen ser muy interesantes y poco esperanzadores.

Quisiera brindar el ejemplo de este medio de comunicación con los resultados del levantamiento de la totalidad de artículos de opinión publicados durante el 2023 en el Semanario UNIVERSIDAD, con el propósito de determinar el género de las autorías. El proceso de investigación fue simple: contabilicé las publicaciones de artículos de opinión en el Semanario UNIVERSIDAD  durante un año. Identifiqué 4 categorías: La primera fue la autoría de una única persona autora (masculino/hombre y femenino/mujer); la segunda fue la autoría de dos o más personas autoras del mismo género (masculinos/hombres y femeninos/mujeres); la tercera fue la autoría colectiva, cuando no era posible identificar las personas o su género por ser un colectivo; y, por último la cuarta fue la autoría mixta, en donde habían dos o más personas de distinto género.

En total se identificaron 609 publicaciones de enero a diciembre de 2023. De estas, 497 (82%) los autores fueron identificados como masculinos; 91 (15%) fueron identificadas como femeninas; 9 autorías fueron colectivas (casi todas de mujeres); 9 autorías fueron mixtas; y 3 fueron de la redacción del Semanario, por lo cual no se podría identificar la autoría y su género.

Sin duda, hay un problema al asumir el género de una persona por su nombre o en el uso del binario hombre-mujer o masculino-femenino, ya que invisibiliza cualquier otra identidad más allá de las imposiciones de nuestro sistema heterocisnormativo y resulta en la negación de la existencia de las identidades disidentes. Metodológica y teóricamente, en este contexto, al tratar de develar estas desigualdades, se incurre en una visión heterocisgénerica de lo que es ser mujer, ya que ese sistema heterocisnormado y patriarcal parte del binarismo de género y de la subordinación de lo masculino a lo femenino.

Más allá de estas dificultades, es imperativo realizar investigaciones acerca de la participación de las mujeres para garantizar la posibilidad de asegurar información y, así, determinar el cumplimiento de las obligaciones del país, tanto nacionales como internacionales, en materia de igualdad entre hombres y mujeres, como por ejemplo las que derivan de la Convención CEDAW. En otras palabras, este ejercicio debería de ser una práctica estandarizada porque permite, a través de la documentación y el análisis, proveer de información a las personas tomadoras de decisiones, no solo para la creación de normativas en materia de igualdad y no discriminación, sino también para su implementación.

La respuesta a la pregunta inicial es que el resultado obtenido de este brevísimo ejercicio apunta a que, en el 2024, hombres y mujeres en Costa Rica aún no tenemos las mismas condiciones en igualdad, particularmente en los espacios públicos y, por lo tanto, seguimos sin cumplir la normativa legal que insta a Costa Rica a promover la igualdad de género. Es imposible negar que estos resultados nos tienen que llevar a cuestionarnos acerca de las causas por las cuales las mujeres no dan su opinión en público, las consecuencias de esto y, sobre todo, cómo podemos cambiarlo. Es por esto que mi intensión no es la crítica a un medio que respeto y que valoro desde hace décadas, sino que sea un insumo para que las personas encargadas del Semanario UNIVERSIDAD, puedan contar con información que les permita tomar decisiones sobre acciones afirmativas para asegurar la participación paritaria y que, con ello, invite a otros medios a también tomar medidas. Es por esto por lo que, en una segunda parte, me permitiré ser propositiva y brindaré sugerencias de acciones y soluciones para el cambio.

Si alguien considera que mis resultados están errados o que fueron una casualidad, le insto a hacer este ejercicio no solo en este medio, sino en todos los medios de comunicación, así como en las diferentes actividades que se organicen. La cancha está abierta para jugar esta partida.

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