Opinión

Los niños del río San Juan: 2015

En la vera del Río San Juan la única escuela se ubicaba en el lado de Costa Rica. La niña Sarita, maestra de la escuela,

En la vera del Río San Juan la única escuela se ubicaba en el lado de Costa Rica. La niña Sarita, maestra de la escuela, había dedicado horas y horas para estudiar la historia del río.

Su guía: la obra del maestro don Enrique Guier, autor del libro William Walker, puede que sea el libro indispensable, autoridad científica y moral para entender los “unos”, los “dos” y los “tres” sobre la guerra de 1856 denominada El Genocidio de Centro América, cuyos autores se guarda con horror sus nombres: Vanderbilt y Morgan en defensa de La Ruta del Oro.

La maestra cuando hacía sonar la campana a las siete de la mañana recordaba a los niños que provenía del último vapor, que ya no le fue posible ingresar al muelle del río San Juan…

-­Y sucedió ­-enseñaba la educadora- que un día el volcán Poás inició un vómito de cenizas que caían sobre las aguas nicaragüenses del río San Juan.

La lluvia de cenizas van contando los días de lunes a sábado, y en treinta días exactos, la ceniza día día va cerrando el cauce original del río San Juan y el río como tal deja de existir y se convierte en el potente abrazo del río Colorado.

La educadora terminaba su clase de historia náutica del río narrando:

-Y desde ese día el río San Juan se convirtió en un río cuyo cauce nace en el Lago de Nicaragua y desemboca en 90% su caudal en Costa Rica…

Un anciano conquistador de España, Pedro Arias Dávila, que solía alimentar a los esclavos indígenas en León donde se ubicaba su gobernación, con carne de prisioneros, recibe de un sacerdote descalzo de la congregación franciscana un mapa, herencia del Tlatoani Moctezuma desde México en 1522. Era un mapa de mar a mar.

Es el mismo mapa que llega a las manos de Luis Napoleón, futuro emperador de Francia. Sucedía el tiempo de 1844. El emperador de Francia, sobrino de Napoleón Primero, escribió un libro sobre la idea de un canal de mar a mar: Pacífico y Atlántico.

Presentó una profecía:

-“Construido el Gran Canal de América, la ciudad de Granada sería la primera ciudad del continente americano en el centro del mundo…”

New York al día de hoy recuerda con amor al Gran Mecenas de la Universidad de Columbia: Cornelius Vanderbilt. Su nombre está unido a uno de los grandes millonarios en la historia de la economía mundial allá por los años 1849.

La ciudad de New York hoy hace remembranza del Comodoro Vanderbilt en el centro de su corazón Park Avenue con su estatua de bronce. El comodoro Cornelios Vanderbilt inscribe en los tribunales de New York una compañía: American Atlantic and Pacific Ship Canal Company.

Envió copia de ese documento al directorio de la República de Nicaragua y también al hombre que, en mitad de la nefasta historia de La Ruta de Oro, ha de regir los destinos de Costa Rica, gracias al ser designado Presidente de Costa Rica por la gracia de 94 votos, y en este momento del año 2016 ha sucedido algo importante: Costa Rica y Nicaragua guardan sus uñas para no pelear más por las aguas del río San Juan; se nos hace un nudo en el corazón al recordar la historia narrada por la maestra de escuela sobre el holocausto de lo que fue la Guerra de Vanderbilt-Morgan en 1856.

Vanderbilt mandó a construir barcos de vapor para subir y bajar mil veces mil las aguas del río, desde San Juan del Norte hasta San Juan del Sur…

El Comodoro Cornelius Vanderbilt fue el dueño total y absoluto en La Ruta de Oro, de mar a mar…

La maestra de la escuelita del río San Juan no narró el final de la historia en gesta del diablo movida por la ambición de dos mentalidades nefastas…

Y… entonces ardió el infierno: y todo fue como un agujero henchido de oro y ambición abierto a la eternidad:

Epílogo 2015

Costa Rica y Nicaragua olvidaron la hermandad de los pueblos, afilaron sus uñitas y marcharon a una pelea en Suiza…

Los niños en la escuelita de Costa Rica sumaban 35 alumnos. Treinta de Nicaragua y el resto de Barra del Colorado.

El Ministerio de Educación en Nicaragua acordó por primera vez en su historia cultural, fundar una escuela en la orilla del río -su río San Juan-.

El caudal del río ya no es la lumbrera náutica que nos narró Mark Twain: bromoso caudal junto a una ciudad con calles y cercas de mármol.

Un remedo de río donde a veces los pescadores no pueden guiar sus botes. A pesar de ello, cada día los niños de Nicaragua antes de la nueva escuela, cursaban la poca corriente del bote. La escuelita de doña Sarita cerró por falta de alumnos. Los niños de Costa Rica se quedaron a la deriva…

Empero, hoy no suena la campana que pertenecía al último vapor que ingresó a la Bahía del San Juan. La historia termina cada mañana cuando los niños de Nicaragua cruzan el río para recoger a los cinco niños de costarricenses para que  puedan continuar sus estudios en esa brillante escuela que…

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