Opinión

Los Estudios Generales, base ética y moral frente a los estudiantes

Muchas veces he escuchado, dentro y fuera de la Academia, a algunos “profesionales” y no precisamente con bases éticas y morales sólidas,

Muchas veces he escuchado, dentro y fuera de la Academia, a algunos “profesionales” y no precisamente con bases éticas y morales sólidas, cuestionar el hecho de que exista una Escuela de Estudios Generales en la Universidad de Costa Rica, aduciendo que no amerita su existencia, ya que lo único que implica es una pérdida de tiempo para los estudiantes, los cuales deben incluir en sus planes de carrera clases de Historia, Comunicación y Filosofía, entre otros cursos, además de seminarios y talleres como parte del bloque de estudios fuera de su unidad académica.

Según las personas con este discurso, sería mejor que se eliminaran las Humanidades, al no aportar nada concreto que se pueda materializar rápidamente en ingresos, los cuales permitan a los futuros graduados paliar la condición económica de la que provienen, como si la Universidad de Costa Rica fuera una compra y venta de bienes y servicios, donde solo se requiere del sello de Calidad UCR, para así lograr entrar en el mercado laboral con mayor rapidez, en relación con otras “universidades privadas” que dejan mucho que desear respecto a sus planes de estudio y la falta de ética profesional, la cual diariamente se enfrenta con los graduados de la UCR, en cuanto a asumir el compromiso para el cual efectivamente fueron formados.

Sobra decir que los Estudios Generales dejan una huella más que indeleble en la vida de los estudiantes, al darles herramientas que, mediante la filosofía, historia y comunicación, les permiten derribar una serie de taras en cuanto a la percepción que alguien puede tener de una realidad no solo circunstancial, sino también global, más allá de inmediateces mercantiles que lo único que buscan es prostituir a una casa de estudios, que se caracteriza por ser, el mayor centro de pensamiento y producción intelectual del país.

Todo lo anterior se logra sin que medien, en teoría, colores políticos, clientelismos académicos y de otra índole que permeen los principios fundamentales de la autonomía universitaria y libertad de cátedra que poseemos todos los profesores que vivimos de cara al Sol, quienes defenderemos a capa y espada cualquier intento que pretenda manchar el buen nombre de esta Universidad, por parte de aquellos que pasaron por la Escuela de Estudios Generales pero, lamentablemente, esta no pasó por ellos, ya que en la actualidad son el reflejo de los antivalores y ejemplo viviente de lo que muchos  estudiantes no deben copiar.

Si a un estudiante se le aconseja que “mienta para sobrevivir”, significa que el profesor no ha logrado subir ni un solo peldaño en la escala de valores que todos debemos superar y que este docente no goza de un buen nombre amparado por publicaciones o libros, sino que promueve una larga cadena de mediocridades cada vez que imparte una clase. Además, no puede exigirles a los estudiantes comprometerse con una causa justa, ya que desconoce completamente lo que esto significa y, por ello, más bien los agrede intelectualmente por medio de sus falacias de supuesta autoridad, sumado a que los minimiza, al considerar que los puede manejar a su antojo, induciéndolos a error.

No se puede aconsejar a los estudiantes que mientan y tampoco no asumir o enfrentar hechos cuestionables que denigran a la UCR, ya sea por acción u omisión. Para algunos “profesionales”, parece que la ética y  la moral no existen.

 

 

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