Opinión

Lencho Salazar, Benemérito de la Patria

No lo he conocido en persona. Conozco a su hijo, tenía una tiendita de discos que a mí me agradaba visitar.

No lo he conocido en persona. Conozco a su hijo, tenía una tiendita de discos que a mí me agradaba visitar. Eran lindos tiempos y un gran conversador. Guardo los discos con cariño y alegría.

Don Lecho es un folclorista nacional. Los conozco por la música nacional que él recopila y por la de su propia invención. Es una música sencilla y llena de costumbres del campo costarricense. Ahí se habla de la vida buena y llana; de la vida y de las experiencias del campesino; de las comidas y de las ocurrencias felices, dolorosas o inesperadas que tienen que vivir las personas campesinas en el territorio nacional.

A las canciones, formas de decir y dichos incluidos en las canciones se añade la transmisión de la calidez humana. La imagen del labriego, del agricultor costarricense, no solo queda  retratada en la letra y en la música de Lencho; el decir campesino costarricense y el gesto de las manos o de la cabeza, la facilidad para contestar con una expresión breve, metafórica y altamente pedagógica refuerzan la sabiduría sustantiva del campesino costarricense.

Lencho Salazar educa y ha educado desde esos pilares folclóricos y costumbristas del alma nacional. Ha sido un Maestro constante, desde hace muchas décadas. En medio de tantas dificultades vitales él ha sacado fuerzas para hacer discos, para hacer programas de radio, para hacer cortos en la televisión y para siempre alentar el alma nacional defendiendo lo nacional, que es la única manera de hacer verdaderamente patria.

Propongo a Lencho Salazar como Benemérito de la Patria. Lo propongo con firmeza y convicción. Que se lo den en vida, incluso. Nadie como él merece tal honor porque nadie como él ha tenido las agallas de defender lo nacional cuando todos lo olvidan, lo consideran denigrante y terminan amputándose su propio coraje de lo nacional, pues repiten con otros que ser nacional es anticuado, poco profesional y hasta ser terrorista y enemigo del género humano. Una persona sencilla y con cultura de alma me enseña más que muchos escritos llenos de odio y perfidia. Un campesino me resulta más humanista que kilómetros de tratados que separan al ser humano de esa realidad primaria que es la vida humana: esa vida donde cantar y reír, bailar y abrazar son usuales y sin cálculo; donde hacer comidas y compartir charlando alrededor de tortillas y café produce encuentro familiar; donde “tener chispa” para contestar las tonterías con que a veces queremos sobrevivir a los naufragios transitorios de este mundo, son filosofías vitales y consejos desde la experiencia y el corazón.

Benemeritazgo sí, por excelente persona, por honestidad de alma, por pedagogo musical y formador del alma nacional, por reunir y defender la reunión de la gran familia costarricense, por comportarse como un maestro lleno de moral y de amor a la comunicación, por ser ejemplo nacional del amor y de la  entrega permanente a la Patria.

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