Opinión

Las universidades públicas de cara a las elecciones del 1° de abril

Quienes integramos Somos Universidad Pública, grupo de reflexión sobre el desarrollo de la universidad pública costarricense y sobre el rumbo que debe seguir nuestro_país_en_los_próximos_años

Quienes integramos Somos Universidad Pública, grupo de reflexión sobre el desarrollo de la universidad pública costarricense y sobre el rumbo que debe seguir nuestro país en los próximos años, nos hemos dado a la tarea de analizar el contexto en el que se realizarán las votaciones del 1° de abril de 2018, así como las consecuencias que tendría el resultado de estas.

Las elecciones del pasado 4 de febrero evidenciaron un justificado descontento de diversos sectores excluidos socialmente y de aquellos ubicados fuera del área metropolitana. El clima de crispación existente en estas poblaciones y regiones debe atenderlo con carácter prioritario el gobierno que se elija el 1 de abril como parte de una agenda nacional. Las universidades públicas deben contribuir con el gobierno en esta importante misión, por medio del fortalecimiento y la creación de nuevos programas de docencia, investigación y acción social, pertinentes para resolver las necesidades de estos grupos.

Las universidades públicas deben contribuir con el estado costarricense y, particularmente, con el nuevo gobierno en la construcción de una agenda nacional. Recordemos que desde mediados del siglo veinte lo han hecho como parte de la misión social que les corresponde. Estas han aportado conocimiento científico y el recurso humano calificado a los diferentes gobiernos, procurando siempre un impacto positivo en la sociedad. Esa voluntad de colaborar que han demostrado las ha distinguido como una de las principales instituciones con que cuenta el país.

La sociedad costarricense se ha construido históricamente sobre las bases de una sociedad democrática que reconoce la educación como el principal instrumento para alcanzar el bien común. Las universidades públicas han cimentado su quehacer en estos valores y deben hacer un llamado a la comunidad nacional para evitar la polarización que hoy enfrentamos. El respeto, el diálogo y la tolerancia son las principales banderas que deben enarbolarse en este particular momento de la historia nacional.

El pueblo costarricense se ha construido sobre el ideal de ser una sociedad culta y educada, y debe continuar por esa senda. No hay mejor derrotero. El papel de las universidades públicas en esta tarea es clave, ya que están llamadas a dotar a la población costarricense de las herramientas suficientes para una transformación sustantiva en todos los ámbitos. Así, garantizan la construcción de una sociedad inclusiva y apuestan decididamente por cada una de las regiones y territorios que comprende el país. Para ello, requerirán establecer diversas alianzas interinstitucionales, mayores recursos humanos y financieros, y una articulación pertinente con el Plan Nacional de Desarrollo.

 

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