Lejos de ser un reforzamiento o reconocimiento de las conquistas de la revolución cubana, con la mediación del Papa Francisco (disfrazado de "progre", pero que encubrió y calló ante la dictadura argentina), lo que en realidad busca Obama es aprovechar la apertura del mercado en Cuba impulsada por el régimen de Raúl Castro, no quedar atrás en la competencia con la Unión Europea (UE) y fomentar las inversiones de EE.UU. en la isla (a unas pocas millas de Miami).
Al igual que China, que hace buen rato restauró el capitalismo, manteniendo intacto un régimen político que es una feroz dictadura disfrazada de "comunista", de lo que se trata ahora para el imperialismo es aprovechar la mano de obra barata y altamente calificada de Cuba.
Al mismo tiempo, para quebrar la alianza castro-chavista, mientras Obama le da el "abrazo del oso" a Cuba, aprieta las tenazas contra Venezuela, apoyado en la artificial baja de los precios del petróleo, que imponen sus socios como Arabia Saudita, y así seguir el proceso de derrocamiento "constitucional" de Maduro.
Todo este proceso de retrocesos y de inconsecuencias de los llamados gobiernos progresistas, aliados en la Celac y Petrocaribe, desde el eje castro-chavista, tiene como marco objetivo el fin del crecimiento económico que irradió China y de conjunto debe su margen de maniobra a la emergencia de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China), que en el pasado permitió hacer asistencialismo social y hoy muestra claros signos de agotamiento.
Así, estos gobiernos "progres", que no avanzan para nada hacia el socialismo, pues sus invocaciones en ese sentido no son más que una retórica falaz, le abren así el paso a las maniobras de la especulación, el acaparamiento y al nuevo empuje de la derecha, tal como observamos en Argentina, Brasil, Venezuela y Bolivia.
Queda claro, una vez más, que las revoluciones que no avanzan, retroceden, y solamente si el pueblo trabajador se organiza independientemente se puede derrotar a la derecha y tomar medidas anticapitalistas para resolver la crisis, y no descargarla sobre las espaldas del pueblo, como está sucediendo, alimentando de ese modo la ofensiva imperialista y de la derechas criollas.
Según el Wall Street Journal en fecha 12-3- 201, la compañía telefónica estadounidense AT&T y las cadenas hoteleras Starwood y Marriott anunciarán pronto acuerdos para hacer negocios en Cuba.
“Somos optimistas de que vamos a obtener pronto luz verde del gobierno estadounidense para tener hoteles bajo la bandera Marriott en Cuba”, explicó Tom Marder, portavoz de Marriott, quien confirmó que Arne Sorenson, presidente de esta cadena hotelera, viajará a Cuba del 20 al 22 de marzo.
Es el mismo potencial que avizoran Google, Western Union, Carnival y Booking.com, empresas que anunciaron la intensificación o el inicio de su actividad en Cuba. Según el periódico estadounidense, se espera además que AT&T firme pronto un acuerdo con la compañía estatal cubana de telecomunicaciones Etecsa para ofrecer servicios de roaming en la isla.
El diario La Nación de Costa Rica el martes 22 de marzo del año en curso, indica: "Hasta el controversial líder de la contienda por la nominación presidencial republicana, Donald Trump, dijo que consideraría la posibilidad de abrir un hotel en Cuba bajo ciertas condiciones.
“Tiene cierto potencial”, dijo a CNN. La otra cara son los trabajadores cubanos que reciben salarios de entre 15 y 20 dólares. Unos de los más bajos del mundo.
En un país donde las huelgas y las protestas están prohibidas, los sindicatos son oficiales y hay un régimen de partido único.
Este proceso de restauración capitalista se ampara en la nueva ley de inversiones, aprobada en Cuba en abril de 2014, que autoriza la instalación de empresas 100% de capital extranjero y que la emigración cubana podrá hacer negocios en la isla como personas jurídicas o naturales.
Por nuestra parte, seguiremos repudiando el criminal bloqueo comercial a Cuba que debe terminar de inmediato, así como el cierre de la horrenda base de Guantánamo, que es una afrenta a la soberanía cubana.
Pero no por ello, debemos dejar de alertar y combatir el curso a la restauración capitalista (aplicando el modelo chino), que es el derrotero que lamentablemente sigue el régimen en Cuba, en componenda con el imperialismo norteamericano.