Opinión

La pregunta por la cultura

La pregunta por la cultura es la que hemos esquivado por mucho tiempo, quizás, hoy más que nunca, la pregunta fundamental.

La pregunta por la cultura es la que hemos esquivado por mucho tiempo, quizás, hoy más que nunca, la pregunta fundamental. La pregunta que interroga por la cultura es la que debemos enfrentar en nuestros días; toda aspiración que apunte a la constitución de una nueva civilización debe afrontar el desafío ante la interrogante. Sin embargo, la elaboración de la cuestión no resulta inmediata, ya que la cultura es tan cotidiana que ha sido relegada a la penumbra, su existencia se considera tan obvia que termina siendo condenada a lo trivial.

Son muchos los pre-juicios que envuelven la caracterización mundana de la cultura, a continuación me referiré a dos de ellos: (1) la cultura como entidad ontológica; (2) la cultura como segundo nivel de significado. La cultura como entidad ontológica se descubre en el lenguaje mundano que postula la posibilidad de cuantificar la cultura en la sociedades, por lo que algunos grupos sociales tienen mayor o mejor cultura que otros; de igual manera, se refiere a la pérdida o ganancia de cultura; esta cosificación de la cultura la reduce a una divisa del mercado. En cuanto a la cultura como segundo nivel de significado, se revela en el lenguaje, que califica la praxis de los grupos sociales, ubicando la cultura como una segunda dimensión respecto a las acciones dadas en el nivel de acción, un dualismo entre la praxis y la calificación; el problema radica en las acciones políticas que se desprenden de ese marco teórico del segundo nivel, impactando a diversos grupos sociales según los intereses de los grupos dominantes del discurso.

A pesar que la pregunta por la cultura pueda ser considerada como oscura, la elaboración de la interrogante responde a una búsqueda, que deriva de la misma evidencia que se narra en la realidad que proferimos por medio del lenguaje. La pregunta por la cultura tiene algo de respuesta en la elucubración. La tarea por la elucidación requiere un despojo de la condición mundana, con la que, de modo despectivo se observa la cultura; a su vez requiere una mirada libre de su substanciación o relativización, ya que en ambos casos, los resultados de la pregunta posibilitan acciones políticas que se materializan manipulación de las masas.

La pregunta por la cultura demanda pues una disposición y un método, el itinerario de la interrogante debe liberarse de la condición mundana, hay que romper tanto con la mención vacía del lenguaje mundano, así como con las teorías y construcciones desde miradas específicas que han cosificado la cultura. A su vez, no basta con calificar la cultura como un estado malestar, es necesario superar sentencias panfletarias, escrutar el carácter dinámico del cual se desprende eso que denominamos, aunque sea de manera vaga, la cultura. El afrontamiento de la cultura, es una tarea que compete a todos, y de la que somos responsables.

En la calle, en la escuela, en la iglesia, en lo privado, en lo público, así también, en lo personal y comunitario, debemos asumir con gran seriedad y urgencia la pregunta por la cultura. ¡Volvamos a la cultura misma!

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