Opinión

La pérdida de valores en nuestro país

Los valores siempre han estado presentes y son fundamentales para la buena convivencia de los costarricenses. Además, son importantes en nuestra vida porque nos ayudan a formar a las personas y son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento para realizarnos como individuos dentro de la sociedad. Un valor verdadero y universalmente aceptable es el que produce un comportamiento que beneficia tanto a quienes lo ejercitan como a quienes lo reciben (EYRE. L.).  El mantener valores que autentifican y dignifican al hombre es una fuente de satisfacción que nos permite sentirnos dignos de nuestro actuar, así como dejar huella y respeto en las demás personas.  Se ve inmerso en una gran crisis de valores como la honradez, la transparencia y honestidad. Se siente, con cierto pesar, la cada vez más notable pérdida de valores en nuestro país. Asimismo, se dan una serie de situaciones que reflejan dicha problemática, por ejemplo, el deseo de muchos de obtener recursos lo más fácil y rápido posible, la falta de solidaridad de los costarricenses y la corrupción que se sigue dando en el sector público y privado. Recientemente se cuestionaron contrataciones que hicieron instituciones públicas y pago de dádivas a funcionarios del sector público. Un elemento sustancial se refiere a que la pérdida de valores se ha dado de manera continuada, mientras que en épocas anteriores, valores como la honestidad, la integridad y el respecto a los demás, eran el norte que guiaba el accionar de los costarricenses.
La sociedad en la que vivimos adolece cada día más de valores, primando más el egoísmo, el interés personal y la indiferencia. Actualmente, predominan los antivalores como la idea de hacerse rico sin trabajar mucho, así como que no importan los medios para lograr los fines y la poca transparencia en las actuaciones de las personas.

Nos hemos acostumbrado a problemas de corrupción, de inseguridad ciudadana y a ser menos solidarios. El desarrollo social y  económico actual exige hoy más que nunca una respuesta oportuna y proactiva por parte de las instituciones, debido a que debemos seguir creyendo que hay esperanza, que se pueden generar los cambios desde el seno mismo de la familia, de la escuela y por ende, de la sociedad. El proceso de construcción de una sociedad con elevados valores, se puede llevar a cabo en la medida en que cada sociedad como un todo sea más solidaria y transparente. La sociedad costarricense podrá mejorar significativamente en la medida en que se cultiven los valores, especialmente, aquellos que procuran el respeto del ser humano. En esencia, debemos educar para desarrollar un ser que se respete a sí mismo, a los demás, a la naturaleza y que tenga valores espirituales. El sistema educativo debe cambiar cualitativamente, ser más exigente, brindar una educación integral, permita volver a los valores esenciales de respeto, responsabilidad personal, honestidad y dignidad. Es fundamental el papel que debe jugar la educación, puesto que, mediante una educación más proactiva por parte del Ministerio de Educación Pública, de los profesores y con el apoyo del núcleo familiar, se puede propiciar una cultura de valores, como la honradez, la integridad y la transparencia, que guíen a Costa Rica por un rumbo que motive la solidaridad, el desarrollo económico y la protección y sostenibilidad del medio ambiente. La importancia de los valores en la sociedad, radica en el bienestar general para alcanzar una convivencia robusta y armoniosa. Mediante la Ley tenemos una herramienta válida para asegurar una convivencia en paz. Pero lo fundamental es el respeto a los valores por convencimiento propio. Los valores representan emociones o aspectos mucho más fuertes que las disposiciones legales que mantienen un orden social. Los valores representan algo más grande y universal y el fundamento básico del respeto entre las personas. Es bueno tener presente lo expresado por  el recordado Papa Juan Pablo II: “en el sentido de que la mayor amenaza de las sociedades de hoy no viene de quienes quieren destruirla, sino de la pérdida de unos valores, que siendo cristianos, son valores universales”.

 

 

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