Opinión

La ley dice: No matarás

Como todos sabemos, el pueblo Israelita recibió La Ley de manos de Moisés, quien condujo el éxodo de su gente hasta las puertas

Como todos sabemos, el pueblo Israelita recibió La Ley de manos de Moisés, quien condujo el éxodo de su gente hasta las puertas de la Tierra Prometida.

La Ley pasó a ser parte de la tradición Judeo- Cristiana que ordena en uno de sus 10 Mandamientos: “No matar”.

El 12 de noviembre del año en curso, en una franja noticiosa, CNN  dio una noticia maravillosa. Jóvenes Israelíes en edad de enrolarse en la milicia, alegando razones religiosas, se negaban a hacerlo diciendo que antes preferían morir.

En este tormentoso y enredado mundo, de posiciones extremas y diversas, las nuevas generaciones anhelan dejar las armas, pues ellos tienen la consciencia de que no hay que matar,   ya que otros los están obligando a volverse criminales contra su propia y soberana voluntad.

En nuestro tiempo en donde todo se puede resolver mediante la diplomacia, no se justifica que nos comportemos como animales sedientos de la sangre de nuestros semejantes, pues sabemos en lo profundo de nuestro ser que todos somos hermanos.

Hace mucho tiempo, antes de que Moisés diera La Ley, remanentes de culturas ancestrales descendientes de Atlantes, se refugiaron en la ciudad subterránea que existía en la Pirámide de Gizah, en Egipto. En aquel tiempo no había muros que separaran a los pueblos y la convivencia entre egipcios y judíos era bastante buena. Los Hombres de Blanco eran Maestros que   poseían la enseñanza de los cielos. Tuvieron mucha injerencia entre los Israelitas y muy especialmente con los miembros de la última cofradía que existió en tiempos del AT que fue la de Samuel, cuyos integrantes fueron el enlace para que se diera el siguiente paso evolutivo. Sus seguidores avizorando la llegada de un Nuevo Mensajero de lo Alto, decidieron trasladarse primero   a   Masada.   Tiempo después bajaron a Khirbet Qumrán, en donde edificaron un Monasterio en las márgenes del Mar Muerto, con la intención de darle apoyo logístico al Emisario esperado, anunciado por las Profecías.

Los Hombres de Blanco fueron Los Esenios, nombre   derivado de Enoch.   La Madre María era afiliada a esta Hermandad y su Hijo Yeshua fue el último Esenio.   Con Yeshua se cierra el ciclo de Maestros trascendidos. Los Maestros Esenios copiaron pacientemente las Enseñanzas del Autoconocimiento para la posteridad, enseñanzas que se encontraron en tinajas de barro en los precipicios rocosos del entorno del Monasterio, a mediados del siglo pasado.

Los Esenios crearon la frase “Que la paz sea contigo”, que repetía Jeshua cuando llegaba a algún lugar.

No sé cuándo Israel empezó a decir “Shalom”, pero sí sé que los judíos poseen la llave de La Paz, no solo para con los Palestinos,  también  para La Paz del Mundo.

Traigo a colación lo del pueblo Palestino, porque encontré en Migración en Santiago de Chile, cuando arreglaba mi permanencia definitiva en ese país, un mural que decía así: “Sin Tierra no hay hogar”. Palestina tiene 5 millones de personas. Esta es nuestra tierra, la tierra de los Palestinos. Este pueblo tiene que ver con la tierra. Destrucción de hogares y de vidas.  Los palestinos luchan por ser libres. El sistema terrorista destruyó Gaza en 23 días. ¿Quién le envía armas a Israel?  Hemos sido expulsados de Hebrón, ellos tienen el derecho de matar. Ser arrestados por Israel es terrible. ¿Creen que nuestros niños viven una vida normal?  Existir, el sobrevivir es resistir.

Nosotros tenemos una relación afectiva con los árboles, el primer olivo se sembró en Palestina y este es símbolo de Paz.

Los tiempos han cambiado. Necesitamos restañar las heridas del bando que sea; mitigar el dolor es cuestión de amor.

Que los conflictos bélicos cesen; que los hombres y mujeres se amen; que los niños y jóvenes se atrevan soñar y se les permita a los israelitas optar por otros senderos acordes a sus personalidades, porque nadie se puede arrogar el derecho de mandar sobre las consciencias de los hombres y que   todo cambie para bien.

Que la frase La paz sea contigo, resuene en todos los ámbitos de la Tierra y que cristalice en una   permanente realidad.

 

 

 

 

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