Opinión

¿Por qué la guerra contra las drogas está perdida?

El tema del narco cuenta con una amplísima presencia en los medios.

El tema del narco cuenta con una amplísima presencia en los medios. Verdaderos mares de sangre ha desatado por ejemplo en países como México (en el pasado Colombia, Perú e incluso Bolivia también tuvo su época crítica). Océanos de dinero son invertidos en patrullas, armas, aeronaves, formación de policías y soldados, entre otros gastos, pero este flagelo no solo resulta incólume, también se consolida infiltrándose en los estados, corrompiendo funcionarios y creando una dinámica de terror en la cual incluso la población civil queda con la única alternativa de emigrar de sus hogares. Como se expone en la película Tráfico, la guerra de un Estado contra un cartel suele fortalecer a otro. Ya muchos han dado por perdida esta lucha, Vicente Fox, por ejemplo. ¿Cuál puede ser la razón?
Entre muchos factores deseo resaltar uno en especial, el tópico de la demanda. Un principio elemental de la economía señala que la oferta alimenta a la demanda; si la primera es buena, quienes tienen su localización en la segunda pueden cobrar más por sus mercancías y hacer un mejor negocio. Recordando el dato de la compra de drogas a nivel planetario, puede observarse la clara primacía de los países del mundo industrializado, a su vez de aquel ámbito de naciones tiene preponderancia uno en particular: los Estados Unidos de América. La megapotencia del norte ocupa, por mucho, el primer lugar en consumo.
El narco es fuerte porque la nación del planeta con mayor poder adquisitivo representa su principal fuente de ventas. Entonces, del lado de la demanda resulta visible un conglomerado de compradores con una alta capacidad monetaria. Y la tendencia tiene el rasgo de perpetuarse. Si el negocio es tan redondo, pues del lado de la oferta siempre sobrarán vendedores, si Colombia logra vencer al narco, pues el opio afgano suplirá su puesto, si México derrota a los carteles, algún otro vendrá en su lugar, quizás Guatemala. El negocio sigue abierto, alguien lo tomará, por más derrotas puntuales asestadas contra los carteles, por más decomisos y encarcelamientos. Por tanto, el trabajo fuerte debería ejercerse mucho más en el polo de los compradores, parece ser el decisivo.
¿Pero, por qué Estados Unidos tiene tanta demanda de drogas? Porque su vida social cuenta con tremendas contradicciones y problemáticas psicosociales, en particular sufridas por los jóvenes. Muchos prefieren huir que afrontar el cotidiano bullying en sus colegios y universidades; la droga ofrece una paz aparente de cara a los hogares fragmentados y en pugna, constituye un escape frente al consumismo exacerbado, la dictadura de las apariencias, entre otros múltiples males. Por alguna razón, la sociedad estadounidense parece tender al disimulo de los problemas, no a reflexionarlos, por algo allí tienen gran aceptación los enfoques psicológicos cuya panacea siempre se signa en los psicofármacos (otra huida, también química, pero legal, aunque no menos rentable). De sus problemas nos podemos enterar por sus productos artísticos críticos (para no recurrir al expediente, a veces cansino y excesivamente ilustrado, de las ciencias sociales), Alice in Chains, Pearl Jam, o Los Ramones dan fe de que no todo es plenitud y felicidad en la tierra del sueño americano, y saben denunciar y plasmar en un lenguaje estético las frustraciones y desgracias de amplios conglomerados de la población estadounidense.
La insistencia de no pocos sectores de la política norteamericana por aplicar mano dura más allá de sus fronteras tiene su explicación: ver el origen del flagelo en otras naciones aparta la mirada de los problemas domésticos, principal causa de la problemática, sin una demanda fuerte, la oferta bajaría, según se dijo. De nada ha valido tirar químicos en el campo de Colombia o la selva de Perú, tampoco ha sido útil militarizar el norte de México, lo álgido no se halla en esos países. La guerra contra las drogas está perdida porque su raíz descansa en temas socioculturales del principal comprador, su ethos frustrante impele a muchos a buscar la salida falsa (también mortal) de las drogas. Se requiere disminuir la demanda de drogas por parte de los Estados Unidos, pero eso es un tema cultural. Y cambiar una cultura no se logra de la noche a la mañana, puede llevar generaciones. Requerirá de más cosas que un psicofármaco o una terapia para el control (palabra polémica) de la ira.

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