Opinión

La deuda ambiental del PAC

El diputado Ottón Solís ha mencionado que el PAC entra en deuda a este nuevo Gobierno, en lo cual tiene mucha razón.

El diputado Ottón Solís ha mencionado que el PAC entra en deuda a este nuevo Gobierno, en lo cual tiene mucha razón. Esto es particularmente cierto en el campo ambiental, donde el incumplimiento o las posiciones contrarias al ambiente han sido evidentes. Al inicio de la administración Solís Rivera, se formuló el conocido PACto Ambiental, que suponía un respeto y consideración especial por los aspectos ambientales. Lamentablemente, de este acuerdo se ha cumplido muy poco.

Cabe destacar el incumplimiento de la promesa, contenida en el PACto y en planteamientos de campaña, de no abrir los parques nacionales a la explotación comercial de sus recursos. Esta apertura, al contrario de lo prometido, fue impulsada fuertemente por dos diputados del mismo PAC, Ottón Solís y Javier Cambronero, con el proyecto de ley expediente 19233, para permitir geotermia dentro de varios parques nacionales de Guanacaste, en una clara trasgresión a los principios éticos del mismo partido, por incumplimiento de promesas a la ciudadanía que los eligió.

El incumplimiento se hace también evidente con el apoyo a la pesca de arrastre que se ha dado por parte del Gobierno, a pesar de todos los señalamientos de los expertos que califican esta actividad como insostenible, asemejándola a la tala rasa de un bosque natural. Igualmente, hay otros temas donde ha habido incumplimientos, fallas o avances exiguos: desaleteo de tiburones, moratoria a la expansión piñera, falta de apoyo a los pueblos indígenas, pocos avances en movilidad sostenible, abandono a las áreas silvestres protegidas y falta de moratoria a los cultivos transgénicos, entre otros. La deuda ambiental existe y crece cada día.

A pesar de ello y en aras del balance, hay que señalar también aspectos ambientales positivos de estos cuatro años. Entre ellos, los logros en materia de protección y saneamiento del recurso hídrico, el diálogo nacional en materia energética, la promoción y aprobación de una ley de movilidad eléctrica, y la extensión de la moratoria a la explotación petrolera.

Sin embargo, no tiene sentido quedarnos anclados en el pasado con reclamos por promesas no cumplidas. Lo importante ahora es lo que viene, esperanzados en que el PAC haya aprendido y madurado y que esté dispuesto, en esta nueva oportunidad que le brinda la mayoría de la sociedad costarricense, a hacer las cosas mucho mejor en el campo ambiental.

El programa de Gobierno del PAC para el período 2018-2022 nos muestra aspectos ambientales positivos y esperanzadores. Entre ellos, cabe mencionarse la transición energética que se propone por medio de la “expansión de programas de generación solar para autoconsumo y distribuida y estímulo de fuentes de energía renovables no convencionales (solar, eólica, mareomotriz, biomásica y geotermia fuera de parques nacionales)”. Esperamos que en esta ocasión no se olvide esta promesa al país de promover geotermia fuera de parques nacionales. Además, este programa señala que se va a impulsar una “prohibición absoluta y definitiva de la exploración y explotación petrolera y de gas natural en territorio nacional”, la cual valoramos como muy positiva y congruente con la visión, política y compromisos internacionales de Costa Rica en el tema de energías limpias y cambio climático.

Igualmente, pueden señalarse otros temas importantes de este programa, como lograr una Ley de Aguas que atienda a la propuesta realizada por iniciativa popular; crear un impuesto verde para los recipientes de plástico retornables; implementar la política nacional de saneamiento de aguas 2016-2045; convertir a Costa Rica en un laboratorio mundial de descarbonización; promover la conservación de áreas marinas de importancia ecológica e impulsar un transporte y movilidad urbana moderna, segura y sostenible, entre otros.

Las cartas están sobre la mesa, las nuevas promesas han sido planteadas y la esperanza, aunque lastimada, sigue viva. No habrá una tercera oportunidad. Por el bien del país y del ambiente, les pedimos que esta vez no nos fallen y que la deuda ambiental sea cancelada.

 

 

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