Opinión

Iván Molina Jiménez, pseudo-ciencia ficción costarricense y marketing

Alguien me insinuó que yo estaba aprovechando, incluso manipulando, las diferentes discusiones con Iván para sacar provecho publicitario.

Alguien me insinuó que yo estaba aprovechando, incluso manipulando, las diferentes discusiones con Iván para sacar provecho publicitario. Lo cierto es que solo me he dedicado a teorizar algunas cuestiones de la ciencia ficción (estadounidense, española, brasileña, etc.) en cine y literatura. Asimismo, he desarrollado el concepto del novum tecnocrático que supera (aufhebt) las teorizaciones de otras propuestas, ya que mi concepto no solo incorpora los elementos formales, sino también los ligados al contenido económico, político, etc., del contexto actual; sin olvidar la relación que he establecido entre las narrativas innaturales, la ciencia ficción y la onto-epistemología de la teoría de conjuntos.

Volviendo a la insinuación que se me hizo, debo indicar que eso sería pretender que, desde nuestra primera discusión, Iván, alrededor de su pésimo libro Revolucionar el pasado (dada aquí mismo), yo habría captado, en sus textos, algunos elementos psico-estilísticos explotables a mi favor, con el fin de lograr tanto la promoción de mis textos académicos, como de algunas ideas específicas en el ámbito del periodismo de opinión. ¡Eso sería sociopático!

Según me insinúa mi amiga, entonces yo habría manipulado las discusiones con Iván, lo cual se habría observado claramente, según ella, con la discusión dada entre el 2014-2015, donde incluso La Nación me habría hecho publicidad gratuita, al publicar algunas pseudo-críticas a mi trabajo intelectual. Raramente, por una extraña coincidencia, en ese periodo mis artículos tuvieron un aumento en las descargas de más del 400%, ¡una maravilla mercadotécnica! Igualmente, desde su último artículo en este medio, Iván, mi artículo “La ficción de Iván Molina Jiménez” se ha estado descargando nuevamente. ¡Otra rara coincidencia!

De acuerdo con la teoría de mi amiga, mi último artículo en este medio “Estado, xenofobia y violencia de clase” habría sido una maniobra disimulada para llamar su atención y provocar en usted, Iván Molina Jiménez, una reacción que pusiera la mirada de los lectores sobre el problema de que la EUNED está gastando fondos públicos en publicar textos con tintes fascistas. ¡Qué imaginación de mujer!

Ahora bien, en honor a la verdad, mi amiga podría tener razón y yo simplemente me encuentro en un proceso de negación. De ser así, prefiero agregar algo a este artículo. Ya que la UCR y algunos colegas tienen censurados mis artículos académicos, voy a aprovechar para recomendarles a los estudiantes de literatura y a los escritores costarricenses de pseudo-ciencia ficción que lean los siguientes textos: “La ficción de Iván Molina Jiménez”, “El novum en la ciencia ficción costarricense”, “Marxismo y ciencia ficción”, “El novum tecnocrático”, “The Protos Mandate: ciencia ficción y neoliberalismo”, “Las narrativas innaturales”, “Los peces de Cooper y el género detectivesco”, “Crítica de los estudios marxistas de la cultura y los medios”, “Ciencia ficción cuántica y la ontología del conjunto vacío”, “Crítica de la noción de modelo”, “Unnatural Narratives, Emotions, and Neoliberalism” y otros que vienen en camino. ¡Todo un curso sobre ciencia ficción y narrativas innaturales!

Además, debo decir que la “LGBTIQuización” y la “histerización” de la sociedad no son más que un proyecto neoliberal-fascista de control social y promoción del consumismo, el Estado judío debe desaparecer, el marxismo y la dialéctica viven, no es verdad que no haya alternativa al capitalismo, Trump es el síntoma más claro de que el capitalismo está en quiebra, Estados Unidos ha sido históricamente un país genocida, Israel también es un Estado genocida, no es verdad que el mayor genocidio lo sufrieran los judíos, el mayor genocidio de la historia los sufrieron los habitantes originarios de América en manos de la genocida Europa, el ADN es suficiente para dar clases en la UCR.

¡Adiós, Ivancito, y gracias por todo! ¡Y también a David!

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