Opinión

Incubadora por altruismo

“A diferencia del cuerpo del hombre, que se gestiona en su integridad como persona, el de la mujer es seccionado y mutilado en el orden de valoración que el patriarcado atribuye a sus distintas posiciones físicas...

“A diferencia del cuerpo del hombre, que se gestiona en su integridad como persona, el de la mujer es seccionado y mutilado en el orden de valoración que el patriarcado atribuye a sus distintas posiciones físicas: el placer se gestiona desde la belleza; la maternidad, desde el vientre; las tareas del hogar, desde la marginalidad que conlleva la naturaleza misma de ese trabajo, y la intelectualidad, desde los elementos más primarios, negando a la mujer la condición de sujeto de derechos.” (Balaguer, 2017, Hij@s del mercado, pág. 2980)

Los vientres de alquiler han estado sonando con fuerza para quienes por sus propios medios no pueden tener hijos e hijas o pueden pero no desean pasar por el proceso de embarazo. ¿Por qué será? Estas personas encuentran en esta práctica grandes ventajas, ya que cuenta con diferentes opciones para satisfacer todos los gustos: puede realizarse una fertilización in vitro con los gametos del interesado e interesada para la perpetuación de su carga genética, pueden solicitar donantes o pueden solicitar que la misma mujer que presta su útero ponga su óvulo.

Por el tipo de “servicio”, la gestación subrogada necesita de personas que hagan realidad los sueños de los ricachones: desde el estudio de la salud de madre gestante hasta la gestión de renuncia de la misma a la patria potestad del niño o niña. Incluso, ya existen páginas donde, ingresando el sexo, edad, sexo de la pareja (si es el caso), el tipo de gestación y los idiomas que se manejan, se indica cuáles son los países compatibles con el caso y los presupuestos indicados. ¡Todo muy lindo! Lo que no mencionan es que las “agencias” buscan a la mujer en peores condiciones económicas para bajar costos y llevarse su gigantesca tajada, un negocio sumamente lucrativo.

Esta hermosa acción de las mujeres que “altruistamente” deciden ofrecer su vientre para dar a luz a bebés que serán de otro(s) u otra(s) y que nunca verán no es más que “una nueva forma de explotación de la mujer y tráfico de personas que convierte a los niños en productos comerciales” (Buades, 2017), pues de altruista no tiene nada y no es solo el vientre lo que ofrecen, sino su ser completo. Mujeres como incubadoras y nuevamente devaluadas como objetos de enriquecimiento de un tercero que la mueve según sus necesidades: el caso de explotación, esta vez, reproductiva.

Al puro estilo de Alien vs Depredador, donde podemos observar a la reina encadenada con la única misión de producir huevos, es lo que en los muchos casos deben pasar: encadenadas a su vulnerabilidad deben permanecer generalmente como prisioneras voluntarias para poder controlar su alimentación y su rutina. Son mujeres que bajo el eslogan ayudar a cumplir los sueños de otros y otras buscan desesperadamente una forma de salir adelante y dar alimento a sus familias repitiendo para sí mismas que el fruto que albergan no es ni será de ellas. “Cuando un contrato exige la renuncia a un derecho fundamental es una coacción y si además se acompaña de expresiones como ‘generosidad’, ‘altruismo’ o ‘ayuda’ se está llevando a cabo un proceso de manipulación y chantaje emocional”. (Miyares, 2017)

Como si la carga física, emocional y psicológica fuera poca, esta inhumana práctica lleva a algunas a repetir los embarazos cuando estos no llegan a término o el producto tiene algún imperfecto, porque quienes pagan tienen todo el derecho de decidir lo que quieren y, como sabemos, lo que quieren es un ser humano, al que también han quitado sus derechos para usar como simple mercancía que apartaron y luego retiraron.

Alquiler de cuerpos, compra de vidas, venta de bebés; una vez más, las mujeres tienen la peor parte convirtiéndose en mercancía productora de más mercancía, el convenio más espeluznante entre el capitalismo y la misoginia. Un sistema patriarcal inmundo donde el dinero todo lo puede y tu humanidad importa una mierda, donde somos un objeto por el que puede pagar, donde somos propiedad de alguien, donde, si una sola es esclava, todas lo seguiremos siendo.

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