Opinión

¡Fuera los troles!

En diciembre pasado, la Asociación Canadiense de Periodistas escribió al primer ministro de su país y solicitó legislación y actuación más enérgica frente a situaciones de acoso digital a periodistas, principalmente mujeres, pues en Canadá es necesaria una denuncia individual para cada incidente.

“Nos preocupa que se pasen por alto las conexiones entre los casos y las conexiones con los grupos extremistas”, indicó la Asociación mediante una carta a la máxima autoridad política de esa nación.

En la Unión Europea la desinformación y el fenómeno de los troles ha llevado a implementar más medidas de contrapropaganda contra la gestión organizada de otros gobiernos, estrechar las relaciones de los equipos de inteligencia y reforzar los sistemas de información para que estén mejor preparados en el análisis y acciones contra los grupos organizados; también se ha trabajo para apoyar más a la prensa independiente

En Costa Rica aún no lo estamos discutiendo en serio. No tenemos claro lo que se analiza y hace en otros países, de los cuales podríamos aprender, eso pese a la consigna común que podemos tener hoy personas y actores del Estado y la sociedad civil: ¡queremos fuera a los troles!

Los troles son insistentes, tienen el objetivo de llamar la atención, de generar polémica y dañar la imagen de una persona o una institución; además reciben un pago de un tercero por ese trabajo de propagación de discursos de odio. Son parte de una organización formal para la desinformación. ¿Cuántas personas reales caen en la trampa de sus malignos mensajes?

Este acoso en línea es un flagelo para nuestra democracia porque la democracia necesita información confiable para que la ciudadanía tome decisiones adecuadas. Si hay engaño, hay decisiones basadas en engaños. Además, deslegitimar a personas e instituciones que operan dentro de la institucionalidad democrática aumenta la desconfianza. Una sociedad que no confía busca tablas de salvamento y eso es muy peligroso.

Por todo eso es altamente relevante una acción colectiva hacia los troles, para detenerlos.

La primera acción es unirnos. En lo que corresponde a la gestión del Colegio de Periodistas y Profesionales en Ciencias de la Comunicación Colectiva (Colper) es fundamental trabajar en una acción común con agremiados, medios, empresas de relaciones públicas y publicidad, empresas de producción y comunicación, organizaciones y otras personas profesionales en comunicación. Por la naturaleza de nuestro trabajo, podemos tener un frente común fuerte para luchar contra la  posverdad, que hace que los hechos objetivos tengan menos influencia en definir la opinión pública que aquellos que apelan a la emoción y a las creencias personales.

No podemos permitir que nos ofendan y deslegitimen nuestros contenidos de comunicación, a nuestras organizaciones y a nuestros clientes. No nos podemos dejar. Una comunidad de personas reales, honestas, con diferencias pero que discuten con respeto, debe saltar a los espacios que llegan a controlar los troles. Es decir, redes de apoyo de personas que, con argumentos, generen ideas y pensamientos decentes y saludables para el debate.

Hay que comenzar a utilizar software para rechazar estos ataques organizados. Hay tecnología para identificarlos y a partir de ahí se puede trabajar con estrategias de comunicación para anularlos. Por aquí debemos empezar.

La educación a la ciudadanía también es esencial y, por eso, mi mensaje final: debemos seguir en nuestras redes sociales a personas que conocemos, con quienes compartimos o no las ideas, pero que sabemos que son respetuosas en sus comunicaciones. Qué el norte sea el respeto, siempre.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido