Opinión

Fascismo en alza

En estos días recordé cuando en los años ochenta, bajo la administración de L. A. Monge, un numeroso contingente fascista atacó la embajada de Nicaragua,

En estos días recordé cuando en los años ochenta, bajo la administración de L. A. Monge, un numeroso contingente fascista atacó la embajada de Nicaragua, durante dos horas, y meses después el Albergue Toruma, durante cinco horas, ante el silencio del entonces ministro de seguridad.

Esta vez fue la policía la que entró a saco en el campus universitario para perseguir a un grupo de estudiantes que huía tratando de ponerse a salvo. Llovieron golpes, hasta sobre Javier Córdoba, a quien tenemos que agradecer su grabación. Lo ocurrido en Arquitectura no se puede presentar como un hecho sin contexto. El hecho aislado hace que la inteligencia relacional se atasque y el pensamiento no pueda avanzar en la dirección correcta; es una forma de quitarle importancia a los hechos reales y hace que la gente se vuelva maleable a las manipulaciones. Esta vez el ataque del Ministerio de Seguridad (la policía) a las y los estudiantes, y la violación de la autonomía universitaria tienen como contexto las advertencias del presidente Alvarado, aunque este sea inocente, como creo.

Hay muchas cosas que no calzan en lo sucedido en la UCR. La brutalidad policial fue completamente gratuita porque el bloqueo ya había sido abandonado. Si violar la autonomía universitaria y la agresión física fueron provocaciones para encender la ira del estudiantado, con el objetivo de acusarlo de actos violentos, salió al revés. Pero existe el riesgo de que, más adelante, guionistas más experimentados escriban un libreto mejor.

En cuanto al contubernio del Estado con los grupos violentos, hay antecedentes históricos. El ataque al Albergue Toruma –donde había mucha gente, nacional y extranjera– fue tan violento que la Cruz Roja tuvo que entrar con casco y peto a sacar a las víctimas heridas y a niñas y niños casi asfixiados por las bombas lacrimógenas. Pese a la brutalidad del ataque, no hubo detenidos. Recién como a la media noche aparecieron el Ministro de Seguridad y la guardia antimotines, la  que despidió a los atacantes con palmaditas en el hombro, igual como había hecho antes en la embajada de Nicaragua. Eran los mismos.

Saque cada quien sus conclusiones y aplíquelas al momento actual.

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