Con mucha ilusión recibimos, en la anterior campaña política, la noticia de que el Partido Acción Ciudadana (PAC) se preocuparía del tema del Ordenamiento Territorial (OT), a pesar de que en su administración anterior hubo poca atención sobre este tema. La rectoría, asignada por la Presidencia al Ministerio de Vivienda y Asentamientos Humanos (Mivah), planteó el eje ambiental como sustantivo, basados en el artículo 50 de la Constitución Política y la Ley Orgánica del Ambiente. Dicha propuesta de política no fue entendida ni atendida por el Ministerio de Ambiente y Energía (Minae), donde terminaron “engavetándola”.
En nuestra realidad costarricense reciente, especialmente en temas de OT, se ha demostrado que no hay voluntad de planificación estatal y más bien nos hemos abandonado a la atención de emergencias, como si estuviésemos en una situación de guerra declarada. Esto redunda en una eventual gestión de emergencias, que en su gran mayoría son pronosticables, por tanto sujetas a la planificación, no de escala nacional sino de incidentes locales. Este paradigma del OT nos lleva cada vez más lejos del aplicado en los países del primer mundo, en donde la planificación nacional es garantía de desarrollo integral, incluyendo la prevención de emergencias.
En Costa Rica, existe el Subsistema de Dirección y Planificación Regional, definido en la Ley Nacional de Planificación N°5525 del 2 de mayo de 1974, a cargo del Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplan). Este subsistema brinda, mediante sus órganos y autoridades, la oportunidad de entrarle de frente y en serio al OT. Con su enfoque sistémico, apunta a promover la organización desconcentrada y descentralizada del aparato estatal, en nuestras regiones o provincias.
Sin perder el espíritu del balance y coordinación entre los subsistemas sectorial y regional, podrían formularse los Planes de Desarrollo Regional e implementar su gestión mediante la instalación de los Consejos de Desarrollo Regional (CDR) correspondientes. Labor que debe ser atendida por Mideplan y la Presidencia, cuyo rol va mucho más allá de la gestión nacional de emergencias.
La formulación de una Regionalización oficial, para la investigación y la planificación del territorio, sería la primera señal del paso de la improvisación al logro sistemático de unas imágenes objetivo o situación deseada. Desde 1848, con la fundación de la República, la División Territorial Administrativa (DTA) ha sido un problema no resuelto en Costa Rica y no solo no responde a las necesidades actuales de nuestro país, sino que no favorece el desarrollo regional. Eso no es excusa para no seguir intentándolo ya que la armonización de la Planificación y la Administración Pública deben ser coincidentes en todo el territorio nacional, cualquier avance es bueno.
La segunda señal, estrechamente vinculada a la primera, sería la instalación de los Consejos Regionales o Provinciales de Desarrollo, instancias subnacionales de coordinación y gestión del Desarrollo Integral Urbano – Rural, en todo el territorio Nacional. La organización básica del Sistema de Planificación Regional sería la siguiente: a) Ministerio de Planificación Nacional y Política Económica (Mideplan), como órgano superior de Dirección, Planificación y Coordinación, con oficinas en las respectivas regiones o provincias; y b) Los Consejos Regionales o provinciales de Desarrollo; c) Los Comités Sectoriales Regionales o provinciales.
Esperamos del actual Gobierno señales ciertas para creer que el OT que despejará las sombras de la centralización, la concentración y la improvisación institucional estatal, hoy tan vigentes como en las décadas pasadas. Esas señales deben ser simples y entendibles para la sociedad civil del campo y la ciudad. Mideplan no debe rehuir a su obligación y deber de planificar, debería asumir la rectoría del Sector de OT, según la Ley Nacional de Planificación, o acuerpar decididamente al Mivah en esa labor. Esperamos señales.
