Opinión

El antagonismo y agonismo en el juego político universitario

En el libro El retorno de lo político, Chantal Mouffe (1999) interpreta que las democracias en la actualidad no están preparadas para afrontar las dificultades del contexto económico y social.

En el libro El retorno de lo político, Chantal Mouffe (1999) interpreta que las democracias en la actualidad no están preparadas para afrontar las dificultades del contexto económico y social. Según Mouffe, ante la ausencia de claridad ideológica y la presencia de múltiples temores, las sociedades democráticas tienden a la búsqueda “desesperada de un enemigo”.  De este modo, el juego político en lugar de centrarse en las demandas sociales y culturales tiende a “agitar a los viejos fantasmas con la idea de poder, así, exorcizar los supuestos demonios de lo irracional”.

La propuesta de Mouffe puede ser extrapolada al ámbito de las universidades públicas costarricenses y plantea la posibilidad de una reflexión política de cara a las próximas elecciones de rectoría de nuestra institución. En efecto, en el caso de la UCR hemos visto la poca preparación y las dificultades para enfrentar el contexto social y económico del país, aunado a una fragmentación y escasez de recursos para el diálogo a lo interno de sus órganos superiores, una dinámica que reproduce la inequidad coherente con su estructura jerárquica, prácticas de exclusión de los sectores universitarios menos privilegiados, recortes al presupuesto, presiones externas que buscan una universidad que no corresponde al actual proyecto e instancias universitarias con estructuras organizacionales lentas y obsoletas.

Ante este escenario, podría ser saludable para la institución, acoger algunos elementos indicados por Mouffe fundamentados en una política democrática cuyo objetivo “no reside en eliminar pasiones ni en relegarlas a la esfera privada, sino en movilizarlas y ponerlas en escena de acuerdo con los dispositivos agonísticos que favorecen el respeto del pluralismo”. Según esta posición, estos elementos van a estar acompañados de una reflexión política que distinga entre el antagonismo –relación con el enemigo– y el agonismo –relación con el adversario–. ¿Y qué significa esta distinción? para Mouffe significa promover el agonismo con respecto al antagonismo, ya que desde el agonismo no se ve al oponente como un enemigo que deseamos abatir o aniquilar, sino como otro ser humano: “adversario de legítima existencia al que hay que tolerar”, con quien podemos llegar a acuerdos a pesar de las diferencias.

Desde esta perspectiva, es válido y deseable en el juego político la presencia del conflicto entre posiciones y evitar verlo como negativo, más bien –considera Mouffe– podría ser un elemento que fortalezca la democracia. Adicionalmente, desde el agonismo es permitido combatir con fuerza las ideas del adversario, pero nunca cuestionar el derecho de cada uno a defenderlas.

A lo mejor esta manera de realizar reflexión política permita a las personas candidatas y futuras autoridades universitarias poner atención a las dificultades y proponer soluciones a un contexto marcado por una reforma educativa liderada por OCDE, que propone una redistribución del financiamiento de la educación superior, planificar el gasto universitario ante la limitación de los recursos económicos para que no incidan en la calidad y excelencia de la actividad académica, un cambio en la estructura universitaria con el propósito de mejorar la toma de decisiones que, en mi opinión, se asemejan a una estructura “bote de basura” y que en palabras de Cohen, Marsh y Olsen (1972) es característico de instituciones universitarias y consiste en que los participantes vierten de manera caótica, desordenada y desconectada los problemas y las soluciones; finalmente estas tres corrientes –participantes, problemas y soluciones– se encuentran cuando fluyen hacia la corriente de toma de decisión, la cual estará en función del azar, el tiempo y de los participantes de turno.

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