Opinión

Efectos e impactos del TLC: Centroamérica, República Dominicana y USA.

El balance de los resultados y la sistematización de los puntos de vista de los actores, debe ubicarse en un antes, un durante

A diez años de un histórico referéndum

El balance de los resultados y la sistematización de los puntos de vista de los actores, debe ubicarse en un antes, un durante y un después del 7 de octubre del 2007, fecha de realización del referéndum.

Los debates previos

Desde el  año 2004 y cuando ya se conocía el texto sobre el Tratado, se iniciaron una serie de jornadas de reflexión en la Universidad de Costa Rica sobre las negociaciones y sus implicaciones.  Papel protagónico jugaría el Instituto de Investigaciones Sociales, el cual organizó numerosas mesas redondas en  torno al tema en cuestión.   De estos debates surgieron importantes dudas sobre el TLC y sus peligrosas consecuencias sobre  la actividad económica-social del país.

Entre los puntos relevantes estudiados por especialistas: sociólogos, economistas, abogados, historiadores, juristas, consultores, etc., podríamos mencionar:

  1. Las condiciones desiguales de competencia con Estados Unidos, país que mantiene prácticas de subsidios y “dumping” (práctica de comercio desleal) en su economía. Esto redundaba en una clara desventaja ante el tratamiento privilegiado al país del norte.
  2. La transferencia de derechos jurisdiccionales a un arbitraje internacional que podría imponer obligaciones al estado costarricense, lesionando así las leyes nacionales, la Constitución Política y la soberanía nacional.
  3. La apertura de las telecomunicaciones, abriéndose lo más rentable del ICE, que ha sido la prestación de servicio a bajo costo. Además de la apertura en seguros. Tanto el ICE como el INS han justificado su cobertura durante largos años  a todo el país bajo el principio de la solidaridad.
  4. d) Este TLC en particular, conlleva una visión de mundo neoliberal que incide categóricamente en un proyecto país supeditado al proyecto transformador de Estados Unidos hacia los países centroamericanos y República Dominicana. Se trata de un  control geopolítico para garantizar la seguridad nacional del país del norte.
  5. e) El papel de la prensa ha sido desde el principio, fortalecer las posiciones del Cómex sobre el TLC, ignorando el debate con los opositores (as), a pesar de que las consultas realizadas por el Cómex a la población, fueron ambiguas y poco transparentes, al silenciar los mayores impactos del Tratado desde el punto de vista económico-social.  Además,  el Cómex garantizaba que el Tratado crearía 500 mil empleos, tanto directos como indirectos, lo cual era imposible a juicio de los expertos.  Esta institución silenció también las consecuencias sobre   el empleo de los trabajadores que ya producían bienes y servicios para el mercado nacional.   Varios dirigentes de organizaciones sociales llegaron a señalar “la marcada confusión -del  Cómex- entre información y propaganda”.

Hacia el Referéndum del 7 de octubre del 2007

La organización  que se empezó a gestar en todo el país previo al 7 de octubre no tiene precedentes.

Empezaron a formarse  comités patrióticos en todas las provincias para estudiar y  debatir el documento

sobre el TLC   El movimiento social empezó a crecer a medida que las dudas y cuestionamientos se multiplicaban acerca de  un tratado que comprometía el futuro de los costarricenses.   Estos comités se reunían semanalmente convirtiéndose en verdaderos centros de estudio con especialistas en cada uno de los temas.  En cada cantón, distrito o barrio numerosas familias ponían a disposición su casa para la reunión, los asistentes llevaban la repostería para el café.  El movimiento representó a una población diversa: amas de casa, estudiantes, sindicalistas, religiosos (as), indígenas, obreros (as), artesanos (as), sectores marginales de la ciudad y el campo, educadores (as), profesionales… La gran participación popular convirtió a los comités en auténticos foros de defensa de la democracia.

Poco a poco y al calor de lo que se vivió como un movimiento por la soberanía nacional, fue surgiendo el famoso corazón del No al TLC, con la consigna : “mi corazón dice No al Tratado”.   La creatividad se multiplicó: actos culturales en todas las provincias, y la famosa “casadora” que recorría el país con canciones y representaciones artísticas.

El temor comenzó a crecer  en las filas del gobierno de Óscar Arias junto a sus aliados: el gran capital, los grandes  medios de comunicación, la Embajada de los Estados Unidos y representantes de la alta jerarquía eclesiástica.   Fue surgiendo entonces la campaña del miedo. El bombardeo de noticias para cambiar la voluntad de los votantes no tenía límites. El presidente junto con el embajador norteamericano visitaban fábricas para garantizar que después de firmado el TLC se terminarían las idas y venidas  de los trabajadores en bus o en bicicleta, pues cada uno podría ya aprobado el TLC, adquirir su automóvil de  lujo.  Además, si no votaban por el Sí al tratado, las consecuencias iban a ser la quiebra de las fábricas y por tanto, el desempleo.   Gobierno y aliados insistían hasta la saciedad, que los opositores al TLC eran los radicales de izquierda.  La millonaria campaña por radio y televisión no pudo ser respondida de la misma forma por los opositores al Tratado, ante el elevadísimo costo de la publicidad a través de los medios.

La desesperación del gobierno llegó entonces al extremo, al solicitar en el mes de julio del 2007  a dos de sus representantes la redacción de un memorándum: a Kevin Casas, segundo vicepresidente de la República, y a Fernando Sánchez,  entonces diputado por Liberación Nacional. Este último fue premiado finalmente con el nombramiento meses más tarde como Embajador de Costa Rica ante el Vaticano. El  Semanario UNIVERSIDAD logró la primicia periodística al publicar  el 13 de setiembre del 2007, el texto completo que pasó a llamarse el “memorándum del miedo”, cuyo objetivo principal ha sido impulsar “los miedos colectivos”, hasta desembocar en un “pánico generalizado” ante la amenaza de que si no se firmaba el TLC, Costa Rica se quedaría sin mercado para la producción nacional.

El documento mencionaba como peligroso antecedente el conflicto del “combo” en el año 2000, donde la movilización popular no tuvo contrapeso.  El llamado era para articular y organizar  a aquellos grupos representativos del gran capital  favorables al Tratado ante “ sus intereses intensos y nada difusos”.  Se reconocía que la campaña se había convertido “en lo que nunca debimos haber dejado que se convirtiera, una lucha entre ricos y pobres, y entre pueblo y gobierno”. Se reconoció que la oposición al TLC aglutinó una importante movilización de distintas fuerzas representativas del país, incluyendo las universidades, sectores de la Iglesia y el movimiento social, además de la urgencia -decía el memorándum- de crear líderes entre los grandes empresarios y  los que ellos pudieran  manejar tanto en el solidarismo como en el cooperativismo.

Además, señalaba el documento, era urgente  gestionar un receso en la Asamblea Legislativa para que los diputados gobiernistas  recorrieran  todo el país con el único objetivo de ganar el referéndum.   Se hablaba también de movilizar en la misma tarea a los 59  alcaldes liberacionistas y a sus regidores,  los cuales fueron amenazados con un recorte de presupuesto durante tres años, si en su cantón  o distrito no resultaba ganadora la posición del gobierno.  Aun más, a los dirigentes partidarios se les recordaba que si no se metían de lleno en esta tarea, verían terminadas sus aspiraciones personales en las siguientes elecciones.  Como dice el documento, “ el que no se mete de lleno, se “quema”.

En el punto 6 del memorándum se hablaba de multiplicar la millonaria campaña mediática, pues “ no hay que tener pudor alguno en saturar los medios de comunicación con publicidad”.   Mención especial merece la afirmación “ de estimular el miedo”.  “ Ese miedo es de cuatro tipos”: “ miedo a la pérdida de empleo”, para lo cual se insta a “utilizar testimonios de gente muy sencilla y en situación precaria, que pueda perder el empleo…”  Miedo al ataque a las instituciones democráticas, para lo cual es necesario igualar el Sí a democracia e institucionalidad, y el No a violencia y deslealtad con la democracia.   Se admite “que la campaña dejó de ser racional”, y que “el único recurso que queda es movilizar la emoción de la gente”.  Textualmente se dice “hay que entender una cosa: nadie está dispuesto a “morir” por el libre comercio.  Pero tal vez sí por la democracia.  Hay que darle una motivación ética y no solo instrumental al Sí.”

El tercer miedo que se menciona es el de “ la injerencia extranjera en el No.  “Hay que restregar por todas partes la conexión del No con Fidel Castro y Ortega, en términos bastante estridentes.  Es seguro  que esto pueda tener un impacto considerable entre la gente más sencilla que es donde tenemos los problemas más serios”.

Finalmente, se mencionaba el “efecto de un triunfo del No sobre el Gobierno”. Hay que insistir a propósito de un posible triunfo del No, en que “ el país quedaría en una situación de ingobernabilidad”, además, “esa conexión hay que inducirla, mediante  preguntas que harán que a los del No les tiemble el dedo antes de votar”: “¿Están dispuestos a arriesgar la estabilidad económica ?” “¿Han pensado quién va a mandar en el país si gana el No?”  El  documento agrega: “Respuesta inducida para la pregunta: van a mandar Albino, Merino, Carazo, etc.”.

No podía faltar la mención expresa acerca de la necesidad de enviar representantes a las  empresas más grandes a través del Ministerio de Planificación, con el pretexto de hablar sobre “ el plan nacional de desarrollo”, como cortina de humo : “eso- se dice textualmente- para cubrirnos las espaldas de cara al TSE”.

Este documento refleja de principio a fin, la doble moral de un gobierno cuyo presidente recibió el Premio Nobel de la Paz. Con cinismo y engaño el memorándum justifica sus objetivos a costa de cualquier medio posible, mostrando la crisis de valores y el proceder corrupto de un gobierno que llegó al referéndum  del  7 de octubre del 2007, con una campaña que despilfarró el dinero del Estado en un verdadero rosario de mentiras y miedos que a la postre les daría un triunfo pírrico en las urnas, una campaña que con los antecedentes mencionados resultó un verdadero fraude ante la opinión pública, y una de las páginas más vergonzosas en la historia del país. ¿Acaso, y después de más de 150 años de los hechos del 56 se trató de un filibusterismo de nuevo cuño?

A pesar de las mentiras y secretismo durante la negociación, de los millones que se gastaron en propaganda y de los apoyos incondicionales que recibió el Cómex: Presidencia de la República, grandes empresarios, Embajada de los Estados Unidos, un sector de la jerarquía eclesiástica, la gran prensa representativa de las élites comerciales, la victoria del Sí al tratado fue estrecha: un 51,6%.    El  silencio y la impunidad  fueron protagónicos en la aprobación del TLC ante actos de corrupción cuya gravedad los convertía en verdaderos delitos para la democracia.  Sin embargo, sectores fundamentales  como  el TSE y la Conferencia Episcopal, no dieron la cara, en este caso a pesar de la declaración de 95 sacerdotes de todo el país que llamaron a votar por el NO. Los sectores protagónicos del Sí  quisieron borrar hechos vergonzosos  mediante el cinismo y la impunidad.   En este contexto tuvo lugar el primer referéndum en la historia política del país.

 

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