Opinión

El edificio que se derrumbó y resucitó con irregularidad

La Asamblea Legislativa necesita indiscutiblemente un nuevo edificio. No solo porque el Congreso del país necesita un edificio digno del Primer Poder de la República

La Asamblea Legislativa necesita indiscutiblemente un nuevo edificio. No solo porque el Congreso del país necesita un edificio digno del Primer Poder de la República, sino porque todos los funcionarios están dispersos en varios edificios alrededor del edificio principal y del edificio Sión. Es muy lamentable que una necesidad imperiosa, que hay que solucionar inmediatamente haya estado tan oscurecida y con trámites tan poco transparentes.

Haciendo un recuento, el BCR hizo un concurso arquitectónico para generar alternativas de diseño; lo extraño es que hubo una sola premiación por encima de los 60 puntos mínimos. A pesar de que el reglamento indicaba que si no había tres ofertas con calificación superior a 60 de los 70 puntos posibles, el fideicomiso se podía reservar el derecho de declarar desierto el concurso o bajar la nota de corte hasta un máximo de 50. Ninguna de estas dos posibilidades se llevó a cabo por orden del Directorio Legislativo.

El grupo ganador fue Térraba-Mora, con un diseño de un edificio tipo puente que estaría por encima de los edificios patrimoniales de la Asamblea, aunque incumplía el requisito del cartel del concurso que enunciaba que el monto estimado total del proyecto no debía ser superior a los $60 millones. Asunto que se arregló de manera ilegal, ya que el 21 de noviembre de 2012, Francisco Acuña Alfaro, Gerente de Finanzas Corporativas, le envió una carta a la arquitecta Karin Nagel, participante de Térraba-Mora, solicitando que ajuste el monto del proyecto ya que lo excedía. Dos días después, Nagel responde afirmativamente subsanando lo no subsanable.

¡Esto es un acto de corrupción por parte del BCR que tuvo que hacer por presión del Directorio Legislativo! ¿Será que dicho concurso estaba hecho a la medida para favorecer a Térraba-Mora?

En el orden de ideas, el Centro de Investigación y Conservación del Patrimonio Histórico Cultural, como máximo regente del tema patrimonial, no avaló el proyecto de Térraba-Mora ¡en dos oportunidades! Esto costó el cambio de Jerarca en Patrimonio, en la actual administración.

El BCR le dijo al Directorio su preocupación por no tener el aval de Patrimonio y su recomendación era no utilizar este diseño. Sin embargo, el Directorio siguió adelante con el intento de construirlo, fracasando en el intento.

Algo sin duda pasó, el edificio puente del Congreso diseñado por Térraba-Mora fue el primer edificio de Costa Rica en derrumbarse sin ser construido; sin aval de Patrimonio ni de Setena. Sin embargo, el BCR resolvió hacer otro diseño para el Congreso y puesto a dedo, se escogió al mismo líder el proyecto de Térraba-Mora. Posterior a esto, trascendió la noticia sobre la falta de transparencia e irregularidades en los pagos correspondientes a $690 mil dólares al arquitecto, quien ha aceptado en devolver en cómodos abonos de $25 mil dólares.

Los costos por honorarios al arquitecto fueron de $2,18 millones de dólares por el primer diseño y, por el diseño del nuevo edificio ha sido de $5,1 millones de dólares. Así que, $7,28 millones solo se han gastado en diseños; unos 3.931 millones de colones.

La Contraloría General de la República, además, avaló seguir adelante con el segundo edificio por ser el mismo objeto del fideicomiso y con un monto de 34.000 millones de colones.

Al día de hoy, una nueva etapa del edificio empieza: la construcción de un nuevo diseño por el mismo arquitecto; ahora no con el edificio en forma de puente que pasa por encima de los edificios patrimoniales, sino con un único edificio de proporciones monumentales para el área cívica de San José, con un aspecto macizo tipo claustro, sin ningún tipo de comunicación con la ciudad y un Plenario Legislativo subterráneo porque, cómo ha explicado el arquitecto, “los ciudadanos están por encima de los diputados”. ¿Este va a ser el lenguaje arquitectónico-conceptual del edificio del Primer Poder de la República? No soy arquitecta, soy educadora con casi 35 años de experiencia, y eso no me exime de ver que el diseño actual es un edificio ciego, sin interacción con la ciudad (que representa el pueblo); es simplemente un edificio que se obsesiona con mirarse a sí mismo: la actitud más contraproducente del quehacer del político en nuestra historia costarricense.

En esta Legislación, como representante del pueblo, luché hasta el cansancio en la salvaguarda de la transparencia en todo este proceso, y también de los edificios patrimoniales. Al menos, pudimos proteger, junto con un gran grupo de diputados que me acompañaron en este viacrucis, el Edificio Sión, la Casa Rosada y el Castillo Azul, ¡Porque la arquitectura es la historia y memoria construida de nuestra Patria!

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