Opinión

Desabasto del frijol y el desarme de la producción costarricense

En Julio pasado, la junta Directiva del Consejo Nacional de Producción recomendó, al Ministerio de Agricultura y Ganadería y al Ministerio de Economía y Comercio,

En Julio pasado, la junta Directiva del Consejo Nacional de Producción recomendó, al Ministerio de Agricultura y Ganadería y al Ministerio de Economía y Comercio, confeccionar un decreto que declare el desabasto del frijol en nuestro país, según un estudio técnico elaborado por el Sistema de Información Agroalimentaria, donde se tenían solamente 13.497 toneladas métricas en la cadena de producción, suficiente solo para poco más de 3 meses.

Para explicar siempre este tipo de fenómenos se atribuye a las causas directas de la actualidad, pero poco se hurga en los “picos y palas” que contribuyeron al arribo del escenario en específico. El desmantelamiento de la estructura estatal, principalmente en los años ochenta con el cierre de funciones técnicas del CNP con base en los programas de ajuste estructural recomendados por el FMI, fue una de las causas primarias e importantes de señalar como punto de partida de esta disuasión. Para ahondar esa herida, los tratados de libre comercio han guillotinado el cuello de los pequeños y medianos productores de frijol y de muchos otros granos básicos en Costa Rica. Los acuerdos comerciales ponen en serias desventajas competitivas a los productores con países como China o Nicaragua, donde un quintal costaba ¢16.000 y, en contra parte, en suelo nacional podría llegar a ¢34.000. Los primeros tienen condiciones paupérrimas de salario y sin respeto a sus derechos mínimos laborables con los que se cuentan en el país, drama que se les debe explicar a 700 familias costarricenses que han vivido de la producción de la leguminosa. De esa forma, la industria frijolera tiene paso libre para adquirir toda la producción importada, el contrabando ilegal y la competencia desleal también es parte de la problemática.

La falta de apoyo del Gobierno, la degradación arancelaria y la baja dramática en los precios ha expulsado la tradición frijolera de nuestro país, incentivando la salida de más familias del campo, comprometiendo la seguridad alimentaria. Para el análisis, queda paradójicamente una frase del Exviceministro Luis Felipe Arauz cuando ejercía como decano en el año 2011: “Se apuesta por una ecuación que yo todavía no entiendo bien. ¿Cómo las ganancias de una transnacional piñera se van a convertir en ingresos para que los consumidores compren granos básicos?”. ¡Juzgue usted!

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