Opinión

De Cómo Las Televisoras Comerciales Nos Robaron… ¡Hasta el Fútbol!

La pasión por el fútbol es una de las máximas inspiraciones del alma costarricense…

Cada 4 años el balón rodante en las canchas mundialistas mueve la pasión, atención y hasta la economía de nuestra pequeña Costa Rica. Pero esta Copa Mundial FIFA 2018 marca un antes y un después para nosotros. Es la primera vez que el mundial, es placer de unos pocos.

Hoy sólo pudieron ver el mundial quienes tuvieron la suerte de vivir donde hay cobertura y puedan pagar 25mil colones mensuales para pagar un paquete de Cable Tica. O tal vez quienes tengan 20.90 Dólares mensuales para ver la señal por la empresa satelital Sky y una nube frente a su antena no termine con la fiesta. O tal vez los que tengan la suerte de tener un internet “decente” para pagar los 3 mil colones mensuales de TD+ App o la red de “Movistar Play” para ver una señal poco mejor que unos pixeles congelados. Y ojalá pudieran tener un “Smart TV” o un “Google Chromecast” para conectar su APP a la pantalla y tengan el conocimiento técnico para conectarla. Si no tocará ver el mundial en las 5 pulgadas de pantalla de su celular.

Para una persona profesional, educada y del Valle Central, esto puede parecer sencillo. Pero basta de alejarse de la “Cobertura 4g” o de la red de “Fibra Óptica” del Valle Central y algunas cabeceras regionales, o de tratar de ver una señal fluida de satélite en zonas tapadas por las nubes para notar que, cada vez más, queda evidente que ejercer el derecho básico a la libertad de información y ver el mundial, es un derecho que parece reservado para unos pocos. Más grave aún si notamos que, para muchos trabajadores con salarios de hambre, debajo del mínimo y concentrados también en las regiones olvidadas desde la capital, pagar la mensualidad de la intermitente señal satelital que se ve “cuando las nubes lo permitan” puede ser todo un reto.

La Televisión Digital y el debate sobre el uso de las frecuencias

Pero el hecho de que, ya ni el mundial se pueda ver gratis en Costa Rica, debe llevarnos a una discusión más seria aún. Ya hoy es posible ver en el Valle Central y algunas partes del Caribe, el Norte y el Pacífico Central, la Televisión Digital Terrestre. La “TDT” usa canales físicos normalmente no usados en la TV analógica (18, 20, 22, etc.) y emite sobre ellos canales virtuales (7.1, 6.1, 4.1, etc…). Quienes hayan comprado una pantalla y puesto una antena de aire en estos días, notarán que ha sido posible ver los 34 partidos que se transmiten por Canal 7 en HD con una imagen nítida. También notarán que pueden recibir las señales de Televisora de Costa Rica (Teletica y XperTV) en los canales 7.1, 7.2 (canal 18) y 33.1 (canal 30). La televisión digital permite emitir hasta 3 canales en HD con una sola frecuencia (Hoy la empresa cristiana Enlace lo hace con sus canales 23.1, 23.2 y 23.3.) y hasta 4 canales en SD. Dado que Teletica posee 2 transmisores en los canales físicos 18 y 30 operando, técnicamente podría emitir hasta 8 canales en SD o 6 en HD para que todos los podamos ver gratis. Lejos de poner TD+ en la televisión abierta, Teletica optó por usar estos transmisores para repetir XperTV en ambos transmisores y dejar apagadas todas las otras programaciones. Y aquí comienza un enorme dilema, Teletica no está obligada a usar esos canales “sobrantes”. Ese 7.3, 7.4 o 33.2, 33.3, etc. El gobierno está permitiendo que los canales utilicen el espectro radioeléctrico “como les dé la gana”, a pesar de que este espectro es un bien demanial, patrimonio de la humanidad y no ninguna propiedad privada.

Lo irónico es que, si hoy un canal nuevo o una comunidad solicitan una frecuencia ante el MICITT, la respuesta del viceministerio será que no hay espacio disponible. Y por otro lado no se obliga a estas grandes empresas a usar las frecuencias que tienen asignadas. Dado que el MICITT y la SUTEL no están frenando la concentración de frecuencias y la Ley de Radio de 1954 sigue sin regular nada, es muy posible que empresas como la cristiana Enlace se queden con hasta 5 canales físicos o 20 canales de programación, REPRETEL – Albavisión con 4 canales y 16 programaciones; y Teletica con 3 canales y 12 programaciones; sin abrirle espacios a nuevos operadores, monopolizando aún más el espectro. Y si alguna comunidad pide un canal, le dirán lo mismo: “No hay espacio”.

Peor aún, ¡en plena crisis fiscal la operación de cada frecuencia de televisión en Costa Rica, únicamente genera ingresos al estado 120 mil colones anuales! Un monto risible y que es aún más grave sabiendo que Teletica debió pagar en 2016, más de 3700 millones de colones (casi 6 millones y medio de dólares) en multas, tributos e intereses por un caso de evasión fiscal. Es decir, una televisora que paga montos ridículos por el uso de las frecuencias que son patrimonio de la humanidad y además se sabe que ha evadido al fisco, además nos quita el derecho a ver el fútbol gratis.

América Latina históricamente ha concebido la distribución de la señal de televisión como el derecho de las empresas a emitir lo que les interese, a las zonas geográficas que les interese cubrir. Incluso esas frecuencias muchas veces son utilizadas para apoyar gobiernos autoritarios. Tal es el caso de países como Venezuela donde el gobierno ha tomado gran parte del espectro, o países como Nicaragua o Guatemala donde empresas como REPRETEL-Albavisión han monopolizado el espectro para favorecer gobiernos autoritarios de turno sin importar si estos son de origen neopentecostal como en el caso de Guatemala, o de Izquierda como en el caso de Nicaragua.

Y esta discrecionalidad de las empresas en el uso de un bien patrimonio de la humanidad, también genera que, si una zona geográfica posee poca población e interés comercial, ningún o pocos canales van a cubrirla. Tal es el caso de lugares como La Cruz, Siquirres, Talamanca o Golfito. Pero en algunas de las naciones más desarrolladas del mundo: los países nórdicos o Inglaterra, se considera más bien que es un derecho del ciudadano ver televisión y es obligación de las televisoras darle cobertura. Para eso, apoyan la implementación de redes de distribución de la señal en alianzas público-privadas que garantizan que hasta el último rincón de esos países reciba televisión.

La televisión digital terrestre permitiría técnicamente que, en todo el territorio nacional costarricense, se puedan recibir 100 canales gratis en HD. Lograr esta cobertura requeriría una inversión de alrededor de 40 millones de dólares, poco más de los préstamos otorgados a Juan Carlos Bolaños por el llamado “cementazo”, pero que garantizarían que toda la ciudadanía pueda ver televisión gratis y de calidad. El proyecto de “Ley sobre uso eficiente del espectro radioeléctrico en radiodifusión sonora y televisiva.” presentado por 22 diputados de 4 bancadas en 2017, propone la creación de una alianza público-privada para este fin en manos del ICE, el SINART y con opción de incluir a otros socios. Pero el proyecto solo ha chocado con la férrea oposición de las cámaras como CANARTEL quienes, aparentemente, prefieren mantener sin señal a grandes porciones de Costa Rica, con tal de no soltar el control absoluto de las frecuencias y su monopolio de la “verdad”.

Decenas de estudiantes se gradúan de comunicación o cine y TV hoy. La única forma de garantizarles un empleo y de darles una oportunidad de producir, es que haya muchos más medios en muchas manos diferentes.

Malas noticias para el fútbol y para el acceso al entretenimiento

En este mundial hasta las repeticiones de los goles se privatizaron. Esto afecta a quienes ven el mundial en televisión abierta, pero también a quienes pagan el paquete de cable. En etapas como la de grupos, al haber partidos simultáneos TD+ ni siquiera repetía los goles del otro partido simultáneo. Si se quería ver los goles de ambos partidos debían tenerse dos televisores simultáneos, pero siendo suscriptor de cable, eso también es ilegal sin pagar adicionales y es imposible en los paquetes digitales… ¿Para qué tecnología, para qué servicio si ni siquiera se puede usar?

Como ya vimos, el hecho de que Teletica pueda pasar a transmitir hasta 12 canales de televisión en digital no nos garantiza poder ver nada más. La tendencia de la televisora de La Sabana es a concentrar cada vez más los contenidos deportivos en su canal de paga TD+. El campeonato pasado, TD+ concentró casi monopólicamente los contenidos de la segunda división en Costa Rica.

La Segunda división solía transmitirse de forma gratuita por decenas de canales regionales. Estas transmisiones subsidiaban en gran medida la generación de otros contenidos regionales. Hoy, tras el monopolio de la señal, estos canales tratan de sostener esfuerzos que podrían clasificarse como “heroicos” de generar contenido regional, sin los jugosos anunciantes de la segunda división y con la limitante de que cableras nacionales, como Tigo o Cable Tica, casi nunca les incluyen en sus grillas. Es así como, de nuevo, la población de las regiones se queda con las migajas de la cobertura de los canales valle centristas, y el acceso a la información y al entretenimiento de las zonas más alejadas y olvidadas por los gobiernos, se ve limitado por el oligopolio de las frecuencias de canales y cableras josefinas o trasnacionales en todo el país.

Hechos recientes como la firma conjunta de los derechos de transmisión de San Carlos en 1era División entre TVN 14 de San Carlos y Multimedios son importantes en la democratización de estos contenidos y deberían ser inspiración para lo que debe ocurrir, pero este es solo un hecho aislado aún en medio de una incesante marea privatizadora.

Pero los hechos recientes también levantan otra gran pregunta: ¿Qué tan lejos estamos de que los partidos de La Sele, Saprissa, La Liga, Heredia o Cartago sean transmitidos exclusivamente por plataformas de pago? ¿Qué pasará el día que la final del fútbol nacional también sea una “exclusiva del cable”?

De la televisión y el servicio público

Pero aún, si los temas económicos, de concentración de frecuencias en pocas empresas y de discriminación de las regiones rurales no son suficientes; el problema es más claro si se considera la importancia de un modelo de televisión que no debe ser meramente comercial. La radiodifusión según múltiples pronunciamientos de la OEA, la UNESCO o la CIDH, debe tener tres tipos de medios: comerciales, comunitarios y de servicio público.

En Costa Rica, el 93% de las frecuencias se usan con fines comerciales o religiosos, ninguna en manos de medios comunitarios y solo el 7% están en manos del sector público. Y lo malo es que, en realidad, la regulación del medio público por excelencia (el SINART), no garantiza su independencia de los gobiernos de turno. Eso genera que el SINART se mantenga como un medio politizado, atado al vaivén político y que históricamente fue relegado a un rol de reproducir un costumbrismo campesino estereotipado de Costa Rica y que perdió toda relevancia en emitir eventos de entretenimiento de gran escala como el fútbol, a pesar de haber sido el primer canal en haber emitido futbol nacional alguna vez en los 70’s. Este es probablemente el menor de sus problemas, pero sí el que nos atañe en esta discusión.

¿Y por qué esto importa? Los medios públicos “de verdad” no responden ni a los gobiernos de turno, ni a los intereses de los anunciantes. Solo existen porque la gente está dispuesta a que sus impuestos sean usados en mantenerlos, y eso garantiza que deban producir contenidos de mucha calidad para mantenerse vigentes. Países como Inglaterra poseen una excelente televisión abierta y gratuita, y esto se debe sin duda a la existencia de la BBC. Una corporación mediática que garantiza que los medios privados deban competir con la calidad del medio público y no al revés. Así tenemos documentales de mucha calidad, noticias que deben ser balanceadas políticamente y son constantemente escrutadas en su calidad y series y programas de entretenimiento de alto nivel, que a su vez informan y educan.

¿Y qué tiene que ver esto con el fútbol? Bueno, el hecho de que Europa como continente tenga en general medios públicos fuertes permitió que, fuera la única en lograr que todo el mundial se transmita de forma abierta y gratuita. Esto gracias a que la Unión Europea tiene regulación que obliga a que ciertos eventos de interés público deban ser transmitidos por televisión abierta y gratuita. Por el contrario, en una América Latina tomada por unas pocas empresas privadas (muchas con intereses cruzados en la industria de la TV por suscripción, por cable o satelital), casi toda la región debe pagar para ver el mundial completo.

El único país de América Latina que podrá ver los 64 partidos del mundial gratis es Cuba. Paradójicamente, el país de la fuerte limitación al derecho a la libertad de expresión sí tiene el derecho garantizado del acceso a la información y entretenimiento del mundial de fútbol. ¡Queda claro que la concentración en manos de empresas privadas es tan amenazante para la libertad de expresión y acceso a la información de la ciudadanía, como un gobierno autoritario!

¿Qué nos puede pasar? ¿Nos quedamos sin fútbol?

La tendencia marcada es clara: primero se privó a la población de la segunda división, ahora del mundial. No existe ninguna regulación que impida que la tendencia continúe. Si bien la empresa Multimedios logró firmar algunos clubes de la segunda división para esta temporada, esto puede o no continuar y no hay cómo reclamar que se dé o no.

Y como otros países son muestra de lo que se nos viene, basta con ver el caso de Argentina. Hasta el 2009 y desde 1991, los argentinos debían tener cable con el canal TyC Sports, un negocio con involucramiento directo del Grupo Clarín, para ver el fútbol nacional. Incluso los mejores partidos sólo se transmitían por un canal Pay-per-View (tocaba pagar adicional al servicio del cable básico por cada partido) y el futbol era un placer de muy pocos.
En 2009 el gobierno logró finalmente los derechos del fútbol nacional. Hasta el 2016, fue la TV pública argentina con su programa “Fútbol para Todos”, la que emitió los partidos libremente y con énfasis en compartir la señal con pequeños medios regionales.

A partir del 2015, la entrada del gobierno de derecha de Mauricio Macri comenzó de nuevo la privatización del futbol que, si bien se mantiene en la TV abierta, ahora lo hace de nuevo a través de medios comerciales y es de esperarse que pronto vuelva a mano exclusiva de las cableras.

¿Y en Costa Rica?

En Costa Rica no existe ninguna regulación que obligue a las televisoras comerciales a mantener ciertos eventos de interés público en la señal abierta. El único intento serio por regular esta materia lo realizó la Red de Medios e Iniciativas de Comunicación Alternativa (RedMICA). En 2014 presentó la propuesta Ley Participativa de Radio y Televisión y en la que se regulaba el deber de los medios de comunicación comerciales de transmitir de forma abierta ciertos eventos que fueran de interés general y que tradicionalmente fueran emitidos de esta forma. Esto entre muchos otros aportes que regulaban la concentración de medios, incentivaban la producción nacional, ponían a los medios a pagar lo justo por el uso de sus frecuencias, fortalecían a los medios públicos y garantizaban el acceso al espectro de radios y televisoras regionales y comunitarias.

La iniciativa ha sido sistemáticamente atacada y silenciada por la Cámara Nacional de Radio y Televisión (CANARTEL) aduciendo que es una propuesta “Chavista”. Pero como queda claro en este artículo, muchas de las propuestas para democratizar la televisión que son calificadas de esta forma por los medios comerciales están muy lejos del “Chavismo” y más bien se acercan a la concepción de regulación de medios de los países nórdicos o de Inglaterra.

¿Y qué con el fútbol?

En resumen, existen una serie de condiciones, tanto desde la desregulación de los medios por parte del gobierno como desde los oligopolios trasnacionales e intereses de los medios comerciales que nos han llevado a este punto en el que “ya ni ver el mundial es gratis”.

Es hora de que se democratice el espectro de radio y televisión de Costa Rica y se garantice una red de distribución de la señal y una pluralidad para que todos podamos ver televisión libre y gratuita con una oferta de 100 canales buenos, diversos, con muchos dueños distintos, medios regionales y comunitarios. También debe garantizarse un SINART independiente y bien financiado para convertirse en “la BBC de Costa Rica”.

Debe haber regulación, tanto nacional como latinoamericana, que permita obligar a la FIFA la emisión de contenidos como el Mundial de Fútbol de forma abierta y pagando derechos de transmisión realistas. Si seguimos siendo representados únicamente por intereses comerciales para estos temas, la limitación a ver el mundial libremente sólo puede empeorar.

A nivel nacional debemos garantizar que los medios regionales puedan retransmitir a un monto razonable los partidos de sus equipos en las regiones que, en nada afectan a los medios nacionales y sí aportan muchísimo a la economía local, tal como ocurrirá con San Carlos, TVN y Multimedios para el próximo campeonato.

¡El salto a la televisión digital, es la oportunidad para cambiar las reglas del juego en favor de nosotros, la audiencia! No en favor únicamente de las empresas comerciales de la televisión que, tienen todo el derecho de hacer su modelo de negocio, pero no pueden ser los únicos beneficiados de un bien que es patrimonio de la humanidad: el espectro radioeléctrico.

Este tema no se limita por supuesto al fútbol, pero si hasta estamos mal hasta en el fútbol… ¡Imagínese en las noticias, producción nacional, derecho a la comunicación, voz para las comunidades y muchas cosas más! ¡Estamos mal!

 

 

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