Opinión

Carta pública al señor ministro de Salud, Dr. Daniel Salas, y al presidente de la Caja Costarricense de Seguro Social, Dr. Gabriel Macaya

Estimados Dr. Salas y Dr. Macaya, reciban de mi parte mi más sincero saludo, que considero es el saludo de agradecimiento y satisfacción que miles de costarricenses están deseosos de expresarle a ustedes. No temo equivocarme si les dijera que millones de costarricenses, junto a miles de migrantes, hoy reconocen su eficiente labor y entrega al frente de instituciones estatales que desde hace muchos años han estado en manos poco interesadas por ellas.

La infección de millones de personas en el mundo, y los cientos de miles de fallecimientos han hecho colapsar los sistemas de salud a nivel mundial. Ha sido doloroso informarse como en países del llamado primer mundo cada 24 horas fallecen miles de seres humanos sin atención médica. Más doloroso aún enterarse de que en algunos de esos países los profesionales de la salud se han visto en la obligación moral y humana de escoger a quién deben dejar vivir y a quién dejar morir, por la simple y sencilla razón que carecen de los insumos necesarios, sobre todo respiradores artificiales, para brindarle el tratamiento que requiere el paciente en ese crítico momento. Más aterrador y lamentable se convierte la coyuntura pandémica actual cuando algunos influyentes gobernantes de la economía hacen mofa y bufonizan de la tragedia mundial que condena al exterminio a una gran parte de la población. Sobre todo, a aquellos que no cuentan con los recursos suficientes para sobrevivir en estos tiempos de incertidumbre y desolación. Gobernantes que han perdido la perspectiva de que fueron nombrados por sus pueblos para que los asistieran en los momentos más angustiosos de la vida.

No sobra decir que muchos llamados medios de comunicación social se han unido a esa nefasta actitud de atacar el gran esfuerzo y el tesonero trabajo que ustedes han venido haciendo junto a nuestra querida CCSS. Vergüenza también me da mencionar aquí las insulsas e ignorantes preguntas que muchos mal formados periodistas hacen en las conferencias de prensa. No asusta cuando empresarios irresponsables, pensando más en su lucro y su ganancia que en la vida humana, atacan despiadadamente las medidas restrictivas que se han tomado. Esos que muchas veces han declarado al Ministerio de Hacienda cero ganancias de sus empresas, o han negado los derechos laborales a sus empleados, pero que hoy dicen abogar por ellos cuando siempre los han maltratado y explotado vilmente.

También asusta ver a burócratas sindicalistas atacar las medidas tomadas por ustedes, cuando hoy más que nunca se necesita que ellos demuestren ese amor a nuestras instituciones públicas que tanto bien nos han dado. Cabe traer aquí a colación, y bien acertada diría yo, la famosa frase de Don Quijote de la Mancha: “Ladran Sancho, señal de que cabalgamos”. Cuando se hacen las cosas bien siempre saldrán envidiosos y malagradecidos que buscan, como el calamar, enturbiar el agua para huir, en este caso específico para atacar, a quienes ellos inventan y dicen son sus enemigos.

La politiquería barata de una Asamblea Legislativa irresponsable, de empresarios sin escrúpulos, alcaldes oportunistas, medios de comunicación y periodistas desorientados, líderes religiosos descristianizados y un pueblo ingenuo y necesitado se convierte en la peor pandemia contra la verdad y el amor humano. Todo eso junto es más peligroso que el COVID-19.

Los cientos de enfermos que hoy están en los hospitales y los cientos de muertes que enlutan a la sociedad costarricense, y a miles de familias, junto a las decenas de personas que están en las UCI (y que si irresponsablemente no se toman y se siguen las medidas correspondientes bien podríamos estar cualquiera de nosotros entre ellas) no son pocas ni son solo unas cuantas. Es decir eso demuestra el grado de irresponsabilidad de quienes han dicho que todo esto es meter miedo o que todo eso significa un pequeño porcentaje de la población costarricense. Me pregunto si pensarán lo mismo, esos irresponsables, si entre estos dolorosos fallecimientos estuviera su madre, su padre, sus hermanos o un hijo. Es muy fácil hablar de confabulaciones, de politiquería o atacar a quienes hacen bien las cosas cuando el mal no nos ha tocado, o cuando tenemos las condiciones suficientes para enfrentarlas. Qué fácil es abrir la boca cuando los que sufren son los otros, los débiles, los que menos tienen, los migrantes, los condenados del sistema. Pero pensaré lo mismo si la desgracia me llega a mí o a algún miembro de mi querida familia.

Mi mensaje para el Dr. Salas y el Dr. Macaya, pero que va también para todas aquellas organizaciones públicas como el OIJ, la Fuerza Pública, la Comisión Nacional de Emergencias, la Cruz Roja Costarricense, los profesionales de la salud, la Policía de Tránsito, entre muchas otras, es de un profundo agradecimiento, un voto de apoyo, miles de gracias y un inolvidable reconocimiento por su gran esfuerzo, dedicación, incondicionalidad pública, fortaleza ética y moral. Pero, sobre todo, por su hidalguía y valor humano de enfrentar con valentía y entereza los ataques despiadados de un irresponsable pequeño sector de esta sociedad.

Deben ustedes saber que somos muchos los millones de costarricenses que a pesar de las medidas que se han tomado, del desconcierto de la cuarentena, del dolor humano de no visitar a nuestros parientes, de las necesidades y penurias económicas de grandes sectores de la sociedad, del trabajo remoto, de las muchas restricciones, a pesar de todo eso, estamos totalmente satisfechos con el trabajo que ustedes están haciendo y profundamente agradecidos por su entrega a pesar de los pesares.

Sabemos que estamos viviendo el pico, o la etapa más crítica de la pandemia. Cualquier costarricense responsable, o con un mínimo de inteligencia, sabe que eso nos tenía que llegar. Tarde o temprano la infección se tenía que disparar. No hay duda de que ustedes como CCSS o Ministerio de Salud hicieron hasta lo imposible por detener el contagio y mantener la Institución sin colapsar. Pero el ataque despiadado de los grandes sectores económicos, de algunos sindicalistas irresponsables, de medios de comunicación social amarillistas, de diputados y diputadas, de alcaldes y de políticos oportunistas, es lo que ha hecho colapsar nuestro sistema de salud social. Sus críticas a las medidas del Ministerio de Salud y sus grandes intereses económicos son los que han disparado el contagio nacional.

Adelante Dr. Macaya y Dr. Salas, han hecho muy bien las cosas. Costa Rica les estará eternamente agradecida.

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