Opinión

Carta abierta al rector de la UCR

Por este medio le externo mi preocupación por los planes de construir edificios de gran envergadura en la finca 3 de la UCR

Estimado Señor Jensen:

Por este medio le externo mi preocupación por  los planes de construir edificios de gran envergadura en la finca 3 de la UCR, es decir, las Instalaciones Deportivas y Recreativas de la UCR.

Según entiendo, la administración de la UCR que usted lidera pretende construir próximamente en finca 3 la Facultad de Odontología, un complejo que abarca 20.000 m2, lo cual implica movimientos de tierra, tala de árboles y el ingreso diario de muchas personas y vehículos a un área que hasta ahora ha sido de zonas verdes y arboladas para actividades recreativas y deportivas,  y que solo tiene construcciones de bajo impacto.

Las Instalaciones Deportivas son un espacio de gran importancia para la sociedad urbana costarricense por estas razones:

  • Es el único parque grande que hay en el Este y Norte de la ciudad de San José. Diariamente es aprovechado por cientos de personas que vienen de Guadalupe, Moravia, Montes de Oca, San Ramón de Tres Ríos y Barrio Escalante, además de funcionarios y estudiantes de la UCR.
  • Es un lugar de ejercicio y esparcimiento de jóvenes, adultos, adultos mayores, niños y mascotas. El acceso a este espacio es una parte importante de nuestra salud física y mental.
  • Es un oasis verde, de calma y aire puro en medio de una ciudad congestionada, caótica y ruidosa. Tiene enormes árboles que tienen un efecto reparador en los seres humanos y  sirven de hogar a especies de flora y fauna.
  • Dentro de las instalaciones existe un tránsito vehicular muy limitado y solo en ciertos sectores, lo cual permite dar prioridad a caminantes y ciclistas.
  • Es un espacio donde he caminado tranquila diariamente por muchos años sin que haya temido ser asaltada o ser víctima de acoso callejero, lo cual no es muy usual en esta ciudad, y por lo tanto, muy apreciado.
  • Adicionalmente, tiene un efecto balanceador que es vital para un ambiente urbano desequilibrado, en el cual las partes bajas de la ciudad se inundan, producto de un crecimiento urbano sin planificación, la impermeabilización desmedida de los suelos y  los efectos del cambio climático. Otros efectos benéficos son: la absorción del ruido urbano, la purificación del aire y el refrescamiento de las altas temperaturas de la ciudad.

Por todas estas razones, considero que este espacio es uno de los mayores aportes que hace la UCR a la sociedad urbana costarricense. Yo lo percibo como parte de la acción social de la UCR, pues tiene gran transcendencia para la salud física, mental, social y ambiental. Desde este punto de vista, cerrar este espacio los domingos es una falta de comprensión del rol que cumple este espacio.

Conforme la ciudad se densifica más, este sitio se convierte en un lugar único e irrepetible. Su pérdida sería irrecuperable e irremplazable.

Por lo tanto, escuchar los planes de su administración para construir una enorme obra como la Facultad de Odontología en el sector más puro de la finca 3 (la zona norte, en la cual no hay acceso vehicular actualmente, contigua a la zona de protección del río) o las ideas de construir 11 edificios de gran envergadura en los próximos años, simplemente me deja estupefacta.

¿Por qué dañar este lugar único en vez de buscar otro para expandir la infraestructura de la Universidad? Como ingeniera, sé  que siempre hay varias soluciones, es cuestión de querer encontrar una alternativa. Y sería fundamental incorporar una cuantificación de los servicios ambientales y sociales que desempeña este espacio en un análisis financiero que compare las opciones de sitio para construir.

Lo que más me desconcierta es que construir semejantes obras en las “Piscinas de la U” equivale a destruir el lugar y esa NO sería una decisión acorde con una institución que promueve los más altos valores humanos como es la UCR.

Es relevante resaltar la desinformación que ha existido en torno a este proyecto. He participado en dos sesiones en teoría informativas, pero los funcionarios allí presentes respondieron con evasivas y generalidades las preguntas muy directas que planteamos los participantes. Esto es una falta de respeto a los vecinos y usuarios de este espacio, así como a la legislación costarricense referente a la necesidad de informar y proveer espacios para la participación ciudadana.

He visitado “las Piscinas de la U” regularmente durante más de 30 años, prácticamente desde el día de su inauguración. Hace unos años tuve un destello de  entendimiento sobre la fragilidad de ese lugar, y estuve indagando si era un espacio protegido. Mi padre, quien fuera exrector de la UCR y que en paz descanse, me explicó que no había ninguna regulación legal que impidiera construir un edificio grande en la finca 3. Me indicó  que fue un espacio donado a la UCR para un fin recreativo y deportivo, y que todos los rectores desde su inauguración han respetado su fin recreativo.

Pareciera que en sus manos está, señor Jensen, una decisión crucial, que afectará a muchas personas, tanto de las generaciones actuales como de las venideras: ser un rector que respetó y protegió  este valioso espacio o ser el rector que decidió destruirlo y traicionar el fin para el que fue creado. En mi corazón mantengo una oración vehemente: que su conciencia, su amor por la vida y por este país lo ayuden a escoger lo primero.

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