Opinión

¿Campeones ambientales?

Somos campeones del doble discurso y podemos hacer un plan entero de descarbonización cambiando todo sin cambiar nada.

Somos campeones ambientales porque nuestras niñas y niños soportan alegres y patrióticos en sus escuelas y casas las fumigaciones aéreas de la piñeras, bananeras, arroceras y meloneras casi a diario, como parte de la insostenible agroindustria de exportación de postres. Esta agroindustria concentra el 60% de la produccion agricola para la exportación y a través del cambio de uso de suelo y demanda de transporte de grandes volúmenes, generando buena parte de las emisiones de dióxido de carbono del país y nos hace campeones mundiales en el uso de pesticidas a nivel global.

Somos campeones ambientales porque, sin hacer ningún cambio sustantivo de modelo de consumo ni de producción, podemos adjetivar cualquier aberración ambiental como “amigable con el ambiente”. Y ni por asomo se piensan tocar los privilegios de las transnacionales y del empresariado que goza de exoneraciones, amnistías y regímenes de privilegios, a pesar de que cada día más, el resto de la población la vemos a palitos.

Somos tan campeones que podemos darnos el lujo de tener montañas de leyes, decretos y discursos que nadie cumple, entiende ni regula. Hay planes y diagnósticos para exportar; pero no para hacer cumplir la ley, ya que tenemos un gobierno cada día más neoliberal, que debilita y bombardea lo público, las instituciones y la gente que trabajamos en ellas.

Somos campeones del doble discurso y podemos hacer un plan entero de descarbonización cambiando todo sin cambiar nada, una complejísima pero sencilla formula de poner barniz y mover los problemas de un lugar a otro, sin atacar ni tocar la estructura económica y productiva. Somos unos artistas pues mientras se profundiza el enriquecimiento obsceno de unas pocas personas podemos hacer creer que esto no tiene que ver nada con el ambiente.

Somos tan campeones que hasta podemos sugerir que el asesinato de un indígena tiene que ver con otra cosa distinta de la concentración de riqueza y de territorio en manos de unos cuantos. Éstos acaparan las tierras que legítimamente pertenecen a los indígenas para generar más calentamiento global mediante la “potrerización”, y seguir aumentando así la exportación o venta de carne.

Somos tan campeones que podemos hacer pesca de arrastre sostenible con cualquier pseudo estudio, sin afectar para nada el ecocidio de los mares por la sobreexplotación.

En fin, podríamos llenar libros y cambiar la actividad a incineración, turismo, energía, minería, marinas, carreteras, etc., todo por arte de magia con uno dos adjetivos que se repiten sin mayor peso ni consecuencia, para así perpetuarnos como “verdes”, “amigables”, “felices” y ahora hasta campeones.

Y sí, somos los campeones, pobre de la humanidad, y confiamos en que el planeta pueda sobrevivir la avaricia y la estupidez de quienes lo gobiernan, se premian entre sí y destruyen la vida.

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