Mundo Catalunya:

El referendo inexistente dejó un muerto político: Rajoy

“Hemos hecho lo que teníamos que hacer”, dijo el presidente del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy

“Hemos hecho lo que teníamos que hacer”, dijo el presidente del gobierno español, el conservador Mariano Rajoy, mientras caía el telón de la jornada del domingo en la que los catalanes habían sido convocados por el gobierno regional para votar sobre su eventual independencia de España.

Mientras hablaba, circulaban por el mundo las imágenes de una Guardia Civil y una Policía Nacional rompiendo puertas y ventanas de escuelas, sacando a rastras a ancianos, mujeres y hombres, de los centros de votación y llevándose las urnas.

Al día siguiente, La Vanguardia, diario catalán, publicaba: “Vergüenza o la derrota de Rajoy, en la prensa internacional”.

“La jornada del 1-Octure ha copado las cabeceras de la inmensa mayoría de las secciones de internacional de los principales medios europeos y mundiales. Y el principal mensaje que trazan sus portales es el estupor por la represión de la Guardia Civil y la Policía Nacional para evitar un referéndum que, si aún no lo estaba, hoy sí que figura en la agenda internacional”.

Y sigue la reproducción de una larga lista de portadas de algunos de los principales diarios europeos con imágenes desgarradoras de la acción policial.

Empieza con los británicos The Guardia y Financial Times: “Centenares de heridos cuando la votación en Catalunya deriva en violencia”, dice el primero; Centenares de heridos cuando la policía asalta los centros de votación en Catalunya, dice el segundo.

En Escocia, donde se seguía con particular interés la consulta porque a ellos también les interesa hacer otra sobre su independencia de Gran Bretaña luego de la aprobación del retiro de la Unión Europea, The National (que se presenta como “el diario que apoya una Escocia independiente”) publicó una portada espectacular, con un título destacado, con una imagen de la represión: “El día de la vergüenza en España”.

Siguen los diarios alemanes, italianos, franceses, griegos, norteamericanos y algunos latinoamericanos. Las imágenes de los policías con sus bastones en la mano cayendo sobre la población que protesta son devastadoras.

Pero a Rajoy no se le ocurrió otra cosa que decir “hemos hecho lo que teníamos que hacer”, una opinión que la prensa internacional evidentemente no compartía.

“Con un balance de 844 heridos, escuchar a Rajoy decir que ayer se actuó con ley y nada más que con la ley le delata como un gobernante de una España en blanco y negro”, afirmó David Bollero en el diario español Público.

Iñaki Gabilondo, destacado periodista de la cadena Ser, habló también el lunes: “Tras la lamentable jornada de ayer en Cataluña, Rajoy compareció ante la opinión pública tranquilo y seguro, y lo más inexplicable para mí, es que habló del problema en pasado, como si neutralizado el referéndum la desobediencia hubiera sido vencida. No era así en modo alguno y se comprobó menos de dos horas después cuando Puigdemont anunciaba que los próximos días el Parlament declararía unilateralmente la independencia de Cataluña”.

Un día antes había dicho: “Si en Cataluña el independentismo pasa del 11% al 48% alguna responsabilidad tendrá que tener”. Se refería a Rajoy.

La salida

Cuatro días antes del referendo Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional, decía en una entrevista en El Diario: La salida es muy difícil. La Constitución no resuelve ningún problema pero sin ella no se resuelve ninguno. En su opinión, hay que reformar esa Constitución, permitir que se lleve a cabo un referéndum pactado y que Rajoy “debe marcharse”.

Para el constitucionalista, el origen del problema actual está en una sentencia del Tribunal Constitucional contra el estatuto de Catalunya en 2010.

“Los cuatro años que estuvo en vigencia el Estatuto de Autonomía fueron años absolutamente plácidos. La relación entre Catalunya y el Estado fue menos conflictiva de lo que había sido con anterioridad. El tema estaba resuelto para 25-30 años y eso es lo que se rompe” con la resolución del tribunal.

El escritor y periodista argentino Martín Caparrós, residente en España, escribió sobre el tema. Todo “empezó hacia 2010, cuando la crisis económica global se ensañó con España. Ese año el Partido Popular consiguió que el Tribunal Constitucional anulara el Estatuto de Autonomía que los catalanes habían votado cuatro años antes”.

La crisis arreciaba, dice Caparrós, “y el Govern catalán decidió cortar por lo más débil. Entre 2010 y 2015 redujo los presupuestos de vivienda, educación y salud públicas más del 15 por ciento. En ninguna otra comunidad española los recortes fueron tan brutales”.

Como consecuencia hubo protestas, miles en las calles y el Govern se asustó.

“Toda la culpa, dijeron, era de Madrid. Y allí el gobierno de la derecha española, también golpeado por la crisis, vio la oportunidad y saltó sobre ella: ¿qué mejor que imitar a sus correligionarios catalanes y agitar el mismo espantajo? Fue una curiosa coincidencia: Artur Mas en Barcelona y Mariano Rajoy en Madrid pensaron que los fantasmas patrios les servirían para disimular otros fantasmas, y los llamaron a los gritos. “El patriotismo es el último refugio de los canallas”, repite el doctor Samuel Johnson. A estos dos les convenía pelearse, revolear banderas: así empezó esta carrera de provocaciones, bravatas y tonterías que amenaza con crear nuevas fronteras”.

En las calles

Así, por este camino, se llegó al referendo el pasado 1 de octubre. En la noche, cerradas las urnas que pudieron funcionar, el gobierno catalán informó del resultado. El “sí” a la independencia ganó abrumadoramente: 2.020.144 votos a favor (90,09% de los votos escrutados); el “no” a la independencia obtuvo 176.566 votos (7,87%).

El total de las papeletas “no requisadas” por la Guardia Civil, según el portavoz del gobierno catalán, Jordi Turull, fue de 2.262.424, mientras 670 mil urnas fueron incautadas por la policía.

En la noche, el presidente del gobierno catalán, Carles Puigdemont, informó que en los próximos días informaría al Parlament de los resultados para lo que corresponda. De acuerdo con una ley aprobada por ese mismo Parlament (y que el Tribunal Constitucional declaró nula) en caso del triunfo del “sí” se proclamaría la independencia de Catalunya en los 48 horas siguientes.

Los catalanes han “ganado el derecho a tener un Estado independiente”, dijo Puigdemont la noche del domingo.

A partir de ese mismo momento un hervidero político se adueñó del país. Rajoy convocó a los partidos con representación parlamentaria para el lunes en La Moncloa, sede del gobierno. En Catalunya, los independentistas y los sindicatos convocaron a una huelga general para protestar contra la violencia policial durante el referendo.

Giles Tremiett dijo en The Guardian: la crisis pudo haber sido evitada. España y Catalunya necesitan un compromiso, pero ¿quién pude lograrlo?

El martes las imágenes eran, de nuevo, de multitudes en las calles, no solo de Barcelona, sino en prácticamente todas las ciudades más importantes de Catalunya.

“todo puede empeorar”, estimó Tremiett quien, como la mayoría de los analistas, no cree que la independencia sea posible, ni que tenga apoyo mayoritario en Catalunya. Si la mayor parte de los catalanes rechaza la independencia, una amplia mayoría quiere una mayor autonomía, estima.

Posición incómoda

Lo cierto es que la reacción de Rajoy al referendo, después de una larga parálisis mientras se desarrollaba el desafío catalán, ha despertado una sensación de incomodidad incluso en las instituciones europeas, enfrentadas a muchos desafíos autonómicos, más o menos explícitos. Entre ellos, como cita un artículo del NYT, el flamenco en Bélgica, el nacionalismo padano en Italia, los corsos en Francia o la población de Transilvania en Rumania. El artículo recuerda también que hasta hoy cinco, de los 28 Estados miembro de la UE –entre ellos España– “no reconocen la independencia de Kosovo, pese a que la misma OTAN estuvo en contra de los esfuerzos serbios para mantener control sobre el territorio. La Unión Europea tampoco respalda las aspiraciones independentistas de los kurdos o de los crimeos”.

En España, los catalanes no son los únicos donde crece la aspiración independentista. El país vasco ha sido escenario, inclusive, de violencia terrorista en esa lucha por la independencia.

 

 

 

 

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