Mundo

Óscar Arias: “De parte del gobierno de ultraderecha de Netanyahu hay una visión equivocada de cómo vencer al grupo terrorista Hamás”

El expresidente y premio nobel de la Paz lamentó la perenne negativa del primer ministro israelí de negociar con las autoridades palestinas y, ante el elevado número de víctimas en Gaza, también criticó a Estados Unidos por no ejercer un liderazgo mediador. 

“Lamentablemente ponderó el expresidente Óscar Arias con el tiempo todo se ha ido agravando. Lo que creo es que, de parte del gobierno de ultraderecha de (Benjamín) Netanyahu, hay una visión equivocada de cómo vencer al grupo terrorista de Hamás”.

De seguido se explicó: “Pienso que equivocada, porque si uno ve lo que aconteció después de la invasión israelí en 2014, la verdad es que Hamás salió más fuerte. Creo que no se le puede vencer militarmente, pueden matar a todos los miembros, como dice Netanyahu, pero viene entonces una nueva generación de terroristas”.

Arias, durante la segunda parte de una entrevista realizada en dos tractos el 3 y el 6 de noviembre subrayó que “la solución tiene que ser política, el pueblo palestino no tiene ninguna esperanza porque el gobierno de Netanyahu se ha negado a tenderle una mano, a construir un puente para negociar con (el presidente palestino) Mahmoud Abbas, en Ramalah”.

“En lugar de buscar una solución política, la actividad militar cierra la puerta de la esperanza y solo crea odio en el pueblo palestino. Netanyahu, al negarse a buscar esa solución política, lo que ha hecho más bien es de alguna manera ayudar a Hamás”, sentenció Arias.

Su criterio es pertinente, sí, como premio nobel de la Paz, pero tanto más ante la realidad infranqueable de que, durante su segunda administración, Costa Rica reconoció a Palestina como Estado y movió su Embajada ante Israel de Jerusalén a Tel Aviv. 

Arias, en 2009, se reunió con Benjamín Netanyahu. “Tuvimos una discusión muy acalorada, porque él no ha hecho ningún esfuerzo por acercarse a Mahmoud Abbas para negociar la solución de los dos estados, para conversar en torno a una eventual creación de el Estado palestino”, recordó. (Foto: Cortesía de Óscar Arias)

Fueron decisiones que, según reconoció, había dejado “en la gaveta” tras su primer gobierno (1986-1990), por “estar peleando con las dos superpotencias de la Guerra Fría, Washington y Moscú, tanto la Unión Soviética como los Estados Unidos querían resolver los conflictos en América Central por la vía militar”.

Durante su segundo mandato (2006-2010) sí tomó las decisiones que sintió quedaron pendientes dos décadas antes: el reconocimiento diplomático de China, pasar la embajada desde Jerusalén a Tel Aviv y el reconocimiento diplomático al Estado palestino.

En el ínterin, durante los años 90, conoció la franja de Gaza, “invitado por unos gazatíes que se dedicaban a la defensa de los derechos humanos” y recordó que, durante reuniones que sostuvo con personas de la sociedad civil, “me reclamaron que cómo habiendo sido yo presidente de Costa Rica y siendo premio nobel de la Paz”, no había tomado la decisión de mover la delegación diplomática, en acatamiento de una serie de resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU).

 

Cuando se tomó esa decisión, ¿qué tipo de reacción se dio de parte del Gobierno de Israel?

Me llamó (el exprimer ministro israelí) Shimon Peres. Tuve una relación muy cercana con él y estuvimos juntos en muchas ocasiones, incluso en Ramallah. Me llamó para que le diera una explicación y mi respuesta fue: porque yo tengo que defender los intereses de Costa Rica y es lo que, moralmente, es justo. Solo hay dos países en el mundo que tienen su embajada en Jerusalén y Costa Rica no puede ser uno de ellos, contrario a lo que ha sido resuelto en innumerables ocasiones por resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y porque eso no nos permitía acercarnos a países árabes moderados.

La verdad es que el mundo árabe lo componen más de mil millones de gente y uno no puede desconocerles tan solo por conservar nuestra embajada en Jerusalén.

Ahora, viendo lo que está pasando hoy, obviamente que la incursión violenta de Hamás del 7 de octubre es algo condenable, no tiene justificación alguna y, en efecto, ha sido condenado por el mundo entero. Lo que yo reclamo es que no se haya hecho un esfuerzo mayor por tratar de liberar a los rehenes judíos que capturó Hamás.

Hay una falta de liderazgo en el mundo enorme hoy en día. Estados Unidos debió haber ejercido el papel de mediador para lograr rescatar a los rehenes israelíes. Pero no, lo que hizo fue tomar partido a favor de Israel, el presidente (Joe) Biden viajó a Israel a abrazar a Netanyahu y a ofrecerles su apoyo incondicional, cosa que logró porque recientemente se aprobó en Washington una ayuda militar de $14,000 millones, tomando partido en favor de una de las partes.

Yo entiendo muy bien la amistad existente entre los gobiernos israelíes a través del tiempo con los Estados Unidos, pero yo hubiera querido ver un esfuerzo mayor para ver si se podía conseguir la liberación de los rehenes y pienso que es evidente que Qatar no lo va a conseguir, es evidente que Turquía no lo va a conseguir. El que tiene más posibilidades es Estados Unidos y, voy a decir algo que puede sonar muy fuerte, pero por la cabeza de Biden francamente pienso que su principal pensamiento es cómo reelegirse, entonces ese apoyo incondicional a Netanyahu es pensando en eso.

 

¿Considera que Netanyahu y la actual administración del Gobierno de Israel buscan acabar con la solución de los dos estados? 

El gobierno de Netanyahu, sí, porque él tiene en su gobierno a la gente más extremista de Israel y es la gente, casualmente, que lo ha apoyado a él en la expansión de los asentamientos en tierra que no le pertenece, empequeñeciendo cada vez más lo que, en una negociación para solucionar con dos estados las tensiones en el Medio Oriente, le podría corresponder al futuro Estado palestino.

Recuerdo, por ejemplo, el gobierno de (Barack) Obama, que fue muy crítico de las expansiones de los asentamientos de Netanyahu, protegiendo y creando colonos israelíes en estos asentamientos. También John Kerry fue muy crítico como secretario de Estado.

Netanyahu puso oídos sordos a una solicitud que le hacía su mejor amigo, que es el Gobierno norteamericano. Esto se debe a que él, pienso yo, no cree en que la creación del Estado palestino sea lo que resuelva el problema en esa parte del mundo.

Lo que él ha hecho desde hace mucho tiempo es, de alguna manera, y eso lo dice en todos los analistas, fortalecer a Hamás con el único propósito de debilitar al gobierno de la Autoridad Palestina en Cisjordania, eliminando, de esta manera, la necesidad de crear el Estado palestino. 

He visto a políticos prominentes, como el exprimer ministro (Ehud) Olmert, de Israel, lamentarse de que su gobierno, desde hace ya mucho tiempo, no ha querido acercarse a negociar con Mahmoud Abbas.

 

Parece que desde el actual Gobierno de Israel no hay ninguna voluntad para negociar.

No la hay. Casualmente, estaba leyendo las declaraciones en Israel de (Antony) Blinken, el secretario de Estado, diciendo que es urgente establecer una pausa humanitaria ante los ataques militares de Israel, sobre todo los casi que discriminados, porque obviamente la muerte de civiles ya van por más de 10.000.

La verdad es que uno está viendo en este momento protestas en todas las capitales europeas: en Zúrich, Suiza, un país neutral, la gente se tiró a la calle para protestar por ese bombardeo aéreo en que mueren civiles con tal de terminar con cada uno de los miembros de Hamás, como son las palabras utilizadas por Netanyahu, “estamos en guerra dijo, y vamos a acabar con cada uno de los militantes de Hamás”.

Esto hubiera sido muy distinto si Biden hubiera tomado una posición diferente y hubiera puesto toda la fuerza de Washington para negociar con Hamás la liberación de los rehenes judíos.

 

La posición de Netanyahu ha sido amparar esos bombardeos indiscriminados en la noción de ejercer su derecho a la autodefensa, pero ¿dónde se marca la raya entre la defensa y lo que parece un ensañamiento buscando venganza?

Bueno, como le decía, Netanyahu dijo “estamos en guerra”, indignado como tiene que haber estado y todo el pueblo judío y el resto del mundo y yo me incluyo—, con las indefendibles atrocidades que cometió Hamás el pasado 7 de octubre.

Hoy, después de varios días de las represalias del gobierno de Netanyahu, no solo Naciones Unidas está clamando por la creación de un corredor humanitario y por una pausa humanitaria, como dice Blinken, sino que el mundo entero está indignado.

Claro que el temor de uno es que esta crisis no se expanda. Ya han habido asesinatos de palestinos en Cisjordania y lo peor que podría suceder es que esto se expanda al Líbano, con Hezbollah, a Siria, a Irak, en fin.

Eso, quiera Dios, que no ocurra, pero nadie lo sabe porque dependerá de cuánto dure la acción militar israelí en Gaza. 

Cuando uno oye que le piden a los gazatíes que se vayan para el sur… en el norte, viven un millón y pico, muchos se fueron, pero otros… ¿Cómo puede irse un anciano con 85 años? ¿Cómo se puede ir una persona con discapacidad que está en su casa?, ¿cómo se puede ir un chiquito que está en una incubadora en un hospital?, ¿cómo se puede ir una persona lisiada? No, no puede abandonar simplemente la silla de ruedas o la cama donde está postrado y entonces esto ha creado mucha indignación.

Cientos de personas se manifestaron en una vigilia el 7 de noviembre en Jerusalén, frente al Knesset o parlamento israelí, para exigir la renuncia de Benjamín Netanyahu y el retorno de las personas secuestradas hace un mes por Hamás. (Foto: Ahmad Gharabli / AFP)

Ya mencionó el tema de la asesoría militar de Estados Unidos a Israel y el hecho de que, muy probablemente, la actitud de Joe Biden está ligada a la coyuntura electoral que va a afrontar. ¿Siente que, además, hay un peso de los llamados halcones del Pentágono en establecer ese tipo de ayuda a Israel?

La ayuda norteamericana a Israel ha sido de toda la vida, desde 1948, desde los tiempos de (David) Ben-Gurión. Igual pasó con Costa Rica: don José Figueres fue amigo de Ben-Gurión. La verdad es que yo al pueblo judío le tengo una profunda admiración. 

Pero sí, debo reconocer, conozco a Biden desde hace mucho tiempo: en mi primer gobierno él, como todos los senadores demócratas, me apoyaron con el Plan de Paz; en mi segundo gobierno me visitó en calidad de vicepresidente, pero discrepo de su presidencia. La verdad es que se volvió un halcón, la gente que lo rodea es de extrema derecha: Blinken, uno; (el consejero de Seguridad Nacional) Jake Sullivan, dos; y hay una persona sumamente influyente que no aparece en los medios, que se llama Victoria Nuland (Subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos). 

Esas tres personas, por ejemplo, estaban en Kiev cuando derrocaron a Víctor Yanucovich, el presidente de Ucrania en aquel momento de las manifestaciones del Maidán, en 2014. Ellos fueron los que tejieron ese golpe de Estado porque Yanucovich era afín a Rusia. Esa misma gente eran los asesores de Biden en su calidad de vicepresidente y hoy son los que están manejando la política exterior. Son lo que llaman en inglés “neocons”, o neoconservadores, de extrema derecha. 

Leo mucho a un periódico de Israel que se llama Haaretz. Ahí uno lee posiciones adversas a Netanyahu. Él sabe muy bien que, cuando termine esta guerra, lo van a cambiar. Ese Gobierno se acaba y la verdad es que él se lo dio a esos extremistas de otros partidos para no ir a la cárcel acusado de corrupción.

 

Israel ha bombardeado posiciones en Líbano y Siria. Usted señala que la expansión del conflicto dependerá de cuánto dure la acción militar, pero Netanyahu ha dado a entender que no va a ser expedita. 

Creo que la visita de Blinken es la preocupación del Gobierno de Washington de que se le está yendo la mano a Netanyahu con estos ataques y con la muerte ya de más de 10.000 civiles, entre los cuales hay más de 5.000 niños. Recuerde que la población de Gaza es fundamentalmente joven, la mitad es gente muy joven.

Como le dije, yo he estado allí, Gaza tiene un nivel de vida como el de Haití, es una zona sumamente pobre.

Yo espero que no (se expanda el conflicto). Sería un gravísimo error de Irán involucrarse directamente, porque Estados Unidos tiene, como todos sabemos, dos portaaviones en el Mediterráneo, y leí que andaba un submarino norteamericano en el Golfo Pérsico. Sería catastrófico para todo el mundo.

Ahora bien, yo he tenido siempre una definición  para los Estados Unidos de América. Siempre he dicho, en todos mis discursos, en todo lado, en Estados Unidos sobre todo, para que me escuchen los norteamericanos: Estados Unidos es una nación en busca de un enemigo.

Después de haber tenido como enemigo al comunismo, posteriormente al terrorismo, ahora anda buscando bronca con Rusia y con China y, por supuesto, también con Irán. Así es que yo le pido a Dios que no se le ocurra a Irán involucrarse, porque las consecuencias serían demasiado serias para el pueblo iraní y para todo el mundo. Las repercusiones de la  ampliación de la crisis en el Medio Oriente van afectar al mundo entero.

Suscríbase al boletín

Ir al contenido