Theresa May, la recién estrenada Primer Ministra del Reino Unido, anunció el cierre del Departamento de Energía y Cambio Climático (DECC, por sus siglas en inglés).
Ello luego de nombrar como secretaria de Ambiente a Andrea Leadsom, excontendiente por el liderazgo del Partido Conservador y quien es ascendida luego de ocupar el puesto de de ministra de Energía.
En la institucionalidad del gobierno británico, el puesto de la secretaría de Estado tiene un rango superior al de ministro. Leadsom causó revuelo cuando el año pasado, al ocupar el puesto de ministra de Energía bajo el mandato de David Cameron, cuestionó si el problema del cambio climático es real.
May decidió eliminar el DECC y reemplazarlo por un nuevo Departamento de Negocios, Energía y Estrategia Industrial, el cual absorbe todo lo relacionado al cambio climático.
Como secretario de Estado a cargo del nuevo Departamento se nombró a Greg Clark, quien a través del sitio oficial del Gobierno dijo estar “emocionado” ante su nombramiento para dirigir una instancia “encargada de generar una estrategia industrial comprensiva, liderar la relación del Gobierno con las empresas, expandir nuestra vase científica de clase mundial, proveer energía limpia y accesible y abordar el cambio climático”.
“SIMPLEMENTE ESTÚPIDA”
De acuerdo con el diario The Independent, las reacciones adversas al cierre del DECC no se han hecho esperar. El antiguo líder del Partido Laborista Ed Miliband usó su cuenta en Twitter para aseverar “la abolición del DECC es simplemente estúpida. El clima ni siquiera se menciona en el título del nuevo departamento”.
Ese diario además consignó la reacción de la parlamentaria del Partido Verde Caroline Lucas, quien calificó la decisión como “profundamente preocupante”, pues el cambio climático “es el reto más grande que enfrentamos” y que su atención requiere de “un ministro dedicado en el Gabinete”, por lo que “lanzarlo al sótano de otro Departamento parece un serio retroceso”.
Esta nueva decisión de May llega cuando la sociedad británica y mundial recién salen del asombro por la sorpresiva designación del populista exalcalde de Londres Boris Johnson como ministro de Relaciones Exteriores.
