Mundo Escenarios políticos

El mundo, perplejo, mira hacia Washington, Londres, Lima y Madrid

El 23 de junio, Gran Bretaña votará para decidir si permanece o no en la Unión Europea. El 8 de noviembre, los norteamericanos decidirán

El 23 de junio, Gran Bretaña votará para decidir si permanece o no en la Unión Europea. El 8 de noviembre, los norteamericanos decidirán si quieren a Donald Trump como presidente.

Los procesos electorales de Gran Bretaña y Estados Unidos tienen mucho en común, “las dos pueden derivar en soluciones que hubiesen parecido inconcebibles no hace mucho tiempo atrás. Las dos enfrentan a enojados populistas contra el establishment político. En ambos casos, las encuestas sugieren que el resultado no está claro, pues señalan una probabilidad que oscila entre un cuarto y un tercio de que la solución radical prevalezca”. Esta es la evaluación del exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, Larry Summers, en un reciente artículo en el que analiza las “severas” consecuencias económicas de un triunfo de Trump.

No es el único escenario donde, este mes, ha quedado en evidencia una cierta perplejidad ante los que está ocurriendo en el mundo de la política internacional.

Perú

Las elecciones peruanas, en las que Keiko, la hija del expresidente Alberto Fujimori –hoy encarcelado–, aspiraba a suceder a su padre, terminaron en un virtual empate que confirma el papel decisivo que desempeñará ella y su partido en la política peruana durante el próximo gobierno.

Con 73 de los 130 diputados en la nueva asamblea legislativa y con un resultado en la segunda vuelta presidencial que terminó literalmente empatado, Perú enfrenta una complicada coyuntura política.

El ganador de esa segunda vuelta fue Pedro Pablo Kuczynski, con poco más de 50,1% de los votos.

“Aceptamos los resultados, seremos oposición”, dijo Keiko Fujimori, concluido el escrutinio.

En un editorial el pasado 10 de junio, el diario mexicano La Jornada escribió: “Es difícil depositar expectativas de cambio en la figura de Kuczynski, un miembro de la vieja clase política oligárquica que desde hace medio siglo ha combinado su papel de directivo en grandes trasnacionales con el ejercicio de la política”.

“Su ideario de neoliberalismo irrestricto –agregaba el periódico– y su cercanía con la industria extranjera de la energía y las minas permiten anticipar una falta de novedades frente a las políticas implementadas por sus antecesores, las cuales enfrentan una oposición creciente de amplios sectores sociales, y se han mostrado incapaces de responder a las carencias crónicas del país”.

España

Si un ojo estuvo puesto en las urnas del Perú, el otro miraba hacia las de España, donde el domingo 26 los electores deberán acudir a una inédita segunda ronda electoral, después de revelarse imposible la formación de gobierno con el resultado de la primera vuelta.

En un parlamento dividido en cuatro grandes fracciones, la derecha representada por el Partido Popular (PP), que gobernó los últimos ocho años inclusive con mayoría absoluta en el primer período, se quedó aislada y perdió su capacidad de convocar a otros sectores de modo que pudiera conformar una mayoría parlamentaria y formar gobierno.

Tampoco lo pudo hacer el Partido Socialista (PSOE), que siguió en caída libre. Pese a su alianza con una nueva derecha, surgida en Cataluña y agrupada en Ciudadanos, no logró apoyo suficiente en el parlamento.

Podemos, la otra nueva agrupación política española, ubicada a la izquierda del PSOE, no quiso sumarse a esa coalición, ni aportar su votos para viabilizar un gobierno PSOE-Ciudadanos, ni abstenerse en el congreso, de modo que fuera viable la conformación de ese gobierno.

Identificados con los grupos que se resisten a las políticas de austeridad que los conservadores han impuesto en Europa, el crecimiento de Podemos preocupa a la derecha europea. Por ahora, las encuestas los pone cerca del PP, en segundo lugar y por encima del PSOE y de Ciudadanos, que aparece en cuarto lugar. En la primera vuelta, el PSOE superó a Podemos.

La prestigiosa encuesta CIS, divulgada el pasado 9 de junio, le dio al PP 29,2%; 25,6% a la coalición Unidos-Podemos; 21,2% al PSOE y 14,6% a Ciudadanos.

Ante esta realidad, ¿el resultado de las urnas el 26 de junio permitirá la formación de un gobierno en España? Si es así, ¿cómo será ese gobierno?

La incertidumbre

La incertidumbre que se extiende al otro lado del Atlántico también se expresa en Alemania. Jochen Bittner, abogado y periodista, escribió desde Hamburgo en el New York Times, el pasado 1 de junio, un artículo que tituló “La República de Weimar, Trump y el desencanto con las democracias”.

“Los alemanes nunca podremos liberarnos del trauma de nuestra historia reciente”, afirmó Bittner. Eso no podría ser más actual “si tomamos en cuenta el estado de nuestro continente y lo que sucede al otro lado del Atlántico. Hay muchas diferencias entre lo que sucedió aquí en la década de los treinta del siglo pasado y lo que sucede ahora. Está claro que Donald Trump o Norbert Hofer, en Austria, no son Adolf Hitler.

“Pese a esto, la manera en que Alemania se deslizó hacia una forma peculiar de autoritarismo en el periodo de entreguerras muestra cómo las democracias liberales pueden girar, de repente, hacia posiciones contrarias al liberalismo”.

Bittner pasa por alto la realidad de que el liberalismo ha sido siempre la inspiración de esas “formas peculiares” de autoritarismo, pero no deja de notar, con preocupación, lo que está ocurriendo al otro lado del Atlántico, así como en su propio país.

Como en un juego de ping-pong, Joseph Nye –codirector del Aspen Institute y la Comisión Trilateral, asesor de las administraciones de Jimmy Carter y Bill Clinton– le responde desde New Jersey. Académico que ganó su prestigio especulando sobre el “poder blando” y el “poder inteligente”, Nye nos recuerda que el poder inteligente “es la habilidad de combinar poder duro y blando. Es un repertorio de estrategias”. Pero enfatiza en una entrevista reciente: “El poder duro nunca pasó de moda”.

En todo caso, lo que le preocupa ahora es el aumento del populismo y el euroescepticismo. “Esperemos que en el referéndum británico no gane el exit”.

Pese a su preocupación por el resultado del referéndum en Gran Bretaña, el escenario político en su país no despeja las dudas de los analistas.

¿Aceptará Sanders los límites que el partido Demócrata impone a su moderada “revolución política”?, se preguntaba Celeste Murillo en un artículo sobre las primarias del pasado martes 7, de las que Hillary Clinton parecía resultar matemáticamente ganadora de la candidatura demócrata.

Hasta el martes, dice Murillo, todo indicaba que Sanders “buscaba una vía interna para hacer pesar su capital político dentro de un partido irreformable y que ha demostrado a cada paso que sus intereses son los de Wall Street y Washington. ¿Cumplirá su promesa inicial y llamará a los millones que lo adoptaron como vocero de sus peleas a votar por la candidata del establishment? Si lo hace, la verdadera interrogante será la respuesta de los millones que apoyaron, financiaron y militaron en su campaña, que prometía pelear contra la desigualdad y las corporaciones”.

En todo caso, el próximo acontecimiento será el referéndum británico, con todas sus complejidades, que torna difícil cualquier análisis, como lo destacó Michael Grubb, un experto en el tema de energía al analizar las

“Paradojas del Brexit” en artículo publicado en Social Europa.

Imposible prever un resultado, pero fácil predecir las consecuencias de una decisión británica –al perecer menos probable– de abandonar Europa, que estimularía rápidamente posiciones similares en otros países.

En todo caso la situación, que se reproduce en todos los escenarios no podía ser, por ahora, más fluida e incierta.

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