Mundo Hanan Jarrar, diplomática palestina

Los palestinos “queremos vivir en paz y dignidad”

La Directora general de Asuntos Exteriores y expatriados para las Américas y el Caribe de la cancillería Palestina buscó estrechar lazos de cooperación entre Costa Rica y su país.

“Cuando quiero hablar de la ocupación, quiero hablar de mí misma, es mi experiencia personal.

Soy de Jenín, Cisjordania, no soy refugiada. Tengo 44 años, nací, crecí, estudié, me casé y tuve mis hijos, todo bajo una situación anormal, no puedo moverme libremente, siempre hay fronteras, siempre hay limitaciones en el acceso a salud, educación, a una vida normal. La ocupación no se trata de medidas y disposiciones, se trata del lado humano”.

Sin dramatismos, Hanan Jarrar recordó, además, la ofensiva que en su ciudad llevó a cabo el ejército israelí en 2002, una “invasión en un campo de refugiados, durante la segunda intifada, la ciudad fue sitiada durante dos o tres meses, durante los cuales el bombardeo fue constante”.

Pero la funcionaria de la cancillería palestina no vino a Costa Rica a contar su historia personal, o al menos no exclusivamente a ello, sino que llegó de visita oficial como parte de una gira que también incluyó Perú.

Informó que se reunió con la viceministra de Relaciones Exteriores Lorena Aguilar, con el fin de activar el acuerdo de cooperación entre los países ratificado por ambas partes en 2017.

En la entrevista concedida a UNIVERSIDAD, Jarrar se refirió a la apremiante situación política que el Estado palestino enfrenta gracias a la ocupación israelí del territorio, la orientación sobre ese conflicto de la actual administración de Estados Unidos y las divisiones internas entre las fuerzas políticas palestinas.

Cabe recordar que ese Estado se encuentra geográficamente dividido entre Cisjordania, donde gobierna el partido Fatah, del presidente Mahmoud Abás, y la franja de Gaza, controlada por el grupo Hamas.

¿Está muerta la solución de dos estados?

— En teoría sí, pero en el terreno no, porque nadie la ha denunciado y no hay ninguna otra alternativa para seguir adelante con la relación entre ambas partes.

El bando israelí la considera muerta porque se olvidaron de ella, la archivaron, y continúan con sus procedimientos expansionistas y colonialistas en el terreno. La tierra palestina es recortada a diario por las fuerzas israelíes, a diario continúa la expansión de los asentamientos y se pierde una quinta parte del territorio palestino.

Hay indiferencia por el derecho internacional y por todos los acuerdos que se han firmado entre ambas partes y que fueron apoyados por la comunidad internacional.

¿Pero la expansión de los asentamientos ilegales no implica que en el terreno la solución de dos estados está muerta?

— Sí, claro, pero no tenemos ninguna otra opción. ¿Qué opción hay además de la solución de dos estados que sea realmente aceptada por la comunidad internacional y el bando palestino? Aún creemos que la solución de dos estados es la mejor, porque la dirigencia palestina en 1993 firmó los acuerdos de Oslo lo cual iba contra la voluntad de la mayoría del pueblo palestino, pues abandonó entre 70% y 80% de Palestina en ese momento, solo por la paz, nadie quiere vivir en guerra todo el tiempo. Somos una nación amante de la paz, a pesar de que tuvimos que abandonar nuestra tierra ante una ocupación, pero queremos vivir en paz y dignidad. Ha sido un sacrificio muy doloroso, pero desafortunadamente el bando israelí no lo ha apreciado.

¿Encuentra la Autoridad Palestina diferencias significativas entre Benjamín Netanyahu y Benny Gantz, opositor quien ahora intenta formar gobierno?

— Estratégicamente no, porque la política israelí es programada a largo plazo. Ambos son de derecha, pero Netanyahu es de extrema derecha y Gantz tiende un poco más al centro y por lo menos tratará de mitigar la situación. Sin embargo, tenemos que recordar que Gantz lideró la guerra contra Gaza en 2006.

En diez años de gobierno de Netanyahu realmente aniquiló de manera sistemática cualquier oportunidad para que la comunidad israelí se entienda a sí misma de cualquier manera que no sea de derecha y de derecha absoluta. Es muy difícil ahora encontrar alguien en la comunidad israelí que no sea consciente o inconscientemente de derecha, desafortunadamente. La ocupación no perjudica únicamente al pueblo palestino, también al pueblo israelí, porque escogen ser violentos, ser los colonizadores.

Trump le da a Israel todo lo que quiere, cómo reconocer a Jerusalén como capital, y su yerno Jared Kushner presentó un supuesto acuerdo de paz que no consultó con el bando palestino. ¿En qué medida se suma todo esto a las enormes dificultades de desarrollo y crecimiento de un estado palestino?

— No hay nada imposible y la administración Trump no durará para siempre. Se ha cortado toda comunicación y básicamente, no aceptaremos nada que diga Trump.

No reconocemos ninguna posición sobre Jerusalén o el territorio palestino de la administración Trump, Kushner o quién sea, porque nos basamos en el derecho internacional y en la voluntad de la comunidad internacional que reconoce el estado de Palestina según las fronteras de 1967, con Jerusalén oriental como su capital. Hasta ahora, 141 países han reconocido al Estado de Palestina bajo estas condiciones. Ni los árabes, ni la comunidad internacional estarán de acuerdo ni actuarán de una manera que el pueblo palestino no aceptaría.

Una vez que decimos “no” al así llamado plan de paz y que decimos “no” a cualquier otra iniciativa que no satisfaga al pueblo palestino, nadie nos puede obligar a aceptarlos.

Independientemente de Trump y el gobierno israelí, ¿no es la rivalidad entre Fatah y Hamas un disparo en el pie de la propia causa palestina?

— Lo es hasta cierto punto, pero al mismo tiempo lo consideramos un asunto interno. También hay divisiones entre los diferentes partidos políticos de Israel, acaban de pasar por dos elecciones y hay una posibilidad de que tengan que realizar una tercera pues no hay acuerdo sobre quién será el primer ministro.

Siempre hay algún tipo de avance para reducir la distancia entre Fatah y Hamas, el presidente Mahmud Abás ha dicho que debe realizarse elecciones generales en Palestina. Cuando decimos Palestina, nos referimos a Cisjordania, la franja de Gaza y Jerusalén.  Recientemente Hamas anunció que acepta la iniciativa electoral.

El tema principal que ensancha la brecha es la ocupación israelí, porque controla la conectividad  geográfica entre Gaza y Cisjordania, bloquea Gaza, evita que los palestinos se puedan mover entre ambos sitios e impide la libre circulación de medicinas, alimentos y divisas entre Cisjordania y Gaza.

Así que no creo que la división entre Fatah y Hamas sea el problema, el problema es la ocupación israelí.

¿Es realista esperar que los terrenos ocupados por los asentamientos ilegales sean devueltos?

— Podemos decir que es realista, porque aún no encontramos un socio israelí para la paz. La mentalidad del ala derecha del pueblo israelí o de su gobierno es que en primer lugar no se quieren sentar en la mesa de negociación. Así que tenemos que pensar más allá, porque el primer paso aún no se ha materializado. Una vez que haya un gobierno israelí que tenga un mínimo de voluntad política para sentarse con los palestinos, hay cientos de opciones que se pueden alcanzar a través de negociaciones directas.

El lado palestino está dispuesto a sentarse con su contraparte israelí que tenga un compromiso mínimo con la paz.

Parece que estas grandes ofensivas israelíes suceden de manera cíclica. En Jenín en 2002, Gaza en  2006 y de nuevo en 2014.

— Es un ciclo abierto, desafortunadamente esto no parará hasta que haya voluntad política de ambos bandos. Nosotros estamos dispuestos a la paz, de lo contrario no cederíamos el 78% de nuestra patria ante un usurpador por el interés de vivir en paz. Después de todo, nuestro miedo más grande como seres humanos es perder a quienes amamos.

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