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Europa mira con asombro propuestas de Trump sobre el Brexit

Que Gran Bretaña se vaya de la Unión Europea sin un acuerdo, que regule los muchos temas que dejará pendiente esa separación.

Que Gran Bretaña se vaya de la Unión Europea sin un acuerdo, que regule los muchos temas que dejará pendiente esa separación. ¡Y que se vaya sin pagar! Se trata de unos 50 mil millones de euros de una cuenta que es parte de las negociaciones desde que, el 23 de junio del 2016, los británicos decidieron, en un referendo resuelto por una estrecha mayoría (52% a 48%), abandonar la Unión Europea (UE).

Desde entonces las negociaciones entre las partes para poner en práctica lo decidido por los británicos han sido intensas, pero infructuosas. Vencido el plazo inicial de dos años para proceder a esa separación, ha tenido que ser prorrogado hasta 31 de octubre próximo, sin que se vislumbre acuerdo alguno que pueda hacer de esa separación algo ordenado.

Entre los problema más delicados está el necesario restablecimiento de una frontera entre la República de Irlanda, parte de la UE, e Irlanda del norte, parte del Reino Unido.

Después de 20 años de una convivencia tensa, pero no armada, entre unionistas y republicanos en Irlanda del Norte, facilitada por el libre tránsito de los ciudadanos entre las dos Irlandas, el eventual restablecimiento de una frontera dura despierta el temor de que el largo y sangriento conflicto, que durante 30 años (de 1968 a 1998) los enfrentó, recobre vida.

Desde marzo la vida política británica gira en torno a los términos de esa separación, y el fracaso de la primera ministra Theresa May en lograr apoyo parlamentario para su propuesta de salida de Gran Bretaña de la UE le costaron el cargo. May renunció y está a la espera de que su partido conservador nombre un nuevo líder que tome las riendas del gobierno y de las negociaciones.

Europa incrédula

Fue en este escenario que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, llevó su propuesta, en una entrevista concedida al diario británico Sunday Times en vísperas de su visita de Estado a Gran Bretaña, realizada a inicios de la semana pasada.

Trump sugirió que Nigel Farage, líder del partido más radical en el apoyo a un Brexit duro, sin acuerdo, con la UE, participe de las próximas negociaciones, y que Gran Bretaña se retire sin pago alguno, en caso de que la UE no les haga mayores concesiones. Al contrario, agregó, deberían presentar una demanda por los daños y perjuicios económicos que –en su criterio– el país ha sufrido por su pertenencia a la UE durante 46 años.

El partido de Farage fue el más votado en Gran Bretaña en las recientes elecciones europeas, aunque días después sufrió una derrota en unas elecciones locales en las que pretendía derrotar a los laboristas y lograr su primer representante en el parlamento británico, donde actualmente no tiene ninguno.

Las propuestas de Trump fueron recibidas con ironía por medios europeos. El corresponsal del diario catalán La Vanguardia en Londres, Rafael Ramos, calificó de “puras bombas” las entrevistas de Trump a la prensa inglesa en vísperas de su visita, “metiendo el dedo en el ojo de la UE”, a la que –según Ramos– “le gustaría ver muerta”.

El alcalde y el líder opositor

El presidente norteamericano sorprendió también con una polémica con el alcalde de Londres, de origen paquistaní, Sadiq Khan.

En un artículo publicado en el diario inglés The Guardian el sábado 1 de junio, dos días antes de la llegada de Trump a Londres, Khan resumió una serie de políticas de Trump, comparándolas con la de dictadores europeos de los años 30 y 40, para concluir que el presidente norteamericano es “uno de los ejemplos más atroces de la creciente amenaza global”.

La extrema derecha –agregó Khan–“está creciendo en el mundo, amenazando nuestros derechos y libertades duramente ganados y los valores que han definido nuestras liberales, democráticas sociedades, por más de 70 años”.

Trump respondió desde su avión, poco antes de aterrizar, afirmando que Khan “ha hecho un trabajo terrible en todos los sentidos como alcalde de Londres”.

Del mismo modo, el líder opositor laborista, Jeremy Corbin, había criticado dos días antes la visita, afirmando que los británicos presenciarían un extraño espectáculo, con un “ampliamente rechazado presidente reuniéndose con una derrotada primera ministra, en medio de escenas pomposas, de ceremoniales y protestas”.

Tanto Corbin como Khan rechazaron asistir a la cena ofrecida el lunes 3 por la reina Isabel II a Trump.

Pero si el mandatario se enfrentó a este rechazo de los líderes laboristas, se mostró más cómodo en sus relaciones con los aspirantes conservadores a sustituir a la actual primera ministra. En particular con uno de los favoritos, Boris Johnson, también partidario de una retirada de Gran Bretaña de la UE sin mayores concesiones.

Ceremonias y protestas

Cuando se desarrollaban las actividades protocolarias y las reuniones políticas, los opositores a la visita se reunieron en las calles de Londres para expresar su rechazo. Mientras, presidente afirmaba, en conferencia de prensa celebrada con May, que las noticias sobre las protestas eran falsas (fake news) y que solo había visto gestos de simpatías en las calles de Londres.

Ante la inminente retirada de Gran Bretaña de la UE, Trump ofreció a May la firma de un “fenomenal” acuerdo comercial entre los dos países. “Todo está sobre la mesa” en esas negociaciones, afirmó, cuando fue consultado por la prensa. La pregunta estaba orientada a un tema particularmente delicado sobre la eventual privatización de los servicios médicos británicos, el National Health Service (NHS).

La sugerencia fue rechazada de inmediato por la jefe del gobierno escocés, Nicola Sturgeon, en su Twitter: “Mi punto de vista es claro. El NHS escocés no está, ni debe estar nunca, sobre la mesa de negociaciones de un tratado comercial”.

OTAN

La visita de Trump, enmarcada en las conmemoraciones de los 75 años del desembarco de las tropas aliadas en Normandía, puso también en evidencia las tensiones entre Washington y los países europeos sobre sus compromisos con la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).

Trump ha exigido que los países miembros cumplan con el compromiso de destinar 2% de su presupuesto a los gastos de defensa comunes, algo que pocos países europeos están en condiciones de hacer. “–No tienen alternativa, deben cumplir con sus compromisos”, afirmó.

En las conmemoraciones organizadas por el presidente francés Emannuel Macron en la costa francesa faltó una representación rusa. Si bien las entonces tropas soviéticas no participaron del desembarco en Normandía, este no hubiera sido posible sin el avance de esas tropas en el frente oriental, donde el ejército nazi concentraba la mayor parte de sus divisiones.

Fin de época

La visita coincidió parcialmente con una estadía del Secretario de Estado, Mike Pompeo, en Berlín, donde se reunió con la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, para hablar de temas como el conflicto con Irán o la guerra en Ucrania.

Antes de unirse al grupo en Londres, Pompeo se refirió también a las tensiones con China. Camino a Londres, en una conferencia internacional de empresarios en La Haya, afirmó que “China pretende transformarse en el poder económico y militar dominante en el mundo, extendiendo su visión autoritaria de la sociedad y sus prácticas corruptas por todo el mundo”.

China rechaza esas acusaciones y, en un Libro Blanco publicado la semana pasada por el Oficina de Información del Consejo de Estado, afirmó que son totalmente infundadas las acusaciones de Washington contra Beijing en materia comercial.

La tensión entre los dos países fue tratada también por sus ministros de Defensa, el norteamericano Patrick Shanahan, y el chino, general Wei Fenghe, en la reunión del Diálogo de Shangri La, que se celebra anualmente en Singapur. Una reunión que no tuvo “nada parecido a una tierra de paz y armonía”, escribió un analista del Foreign Policy Research Institute.

El peligro –diría Joschka Fischer, exministro de Relaciones Exteriores y ex vicecanciller alemán– “no es solo que la rivalidad económica, el proteccionismo y las restricciones comerciales amenacen la prosperidad global; es que estos desarrollos también aumentarían el riesgo de una seria confrontación política”.

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