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Dramático aumento de personas que huyen de Myanmar

Naciones Unidas establece la cifra en unas 270 mil, a inicios de semana se hablaba de 123 mil.

La cantidad de personas de la etnia rohingya que huyen de Myanmar hacia Bangladés -en el sureste asiático- ha aumentado dramáticamente en las últimas dos semanas y ha desbordado la capacidad de los centros de acogida establecidos en ese último país.

Si bien a inicios de semana se hablaba de poco más de 123 mil personas desplazadas, este viernes la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) más bien estimó esa cifra en 270 mil personas.

“La limitada capacidad de alojamiento ha sido agotada. Las personas refugiadas se acomodan en chozas que han emergido a lo largo del camino y en el terreno disponible en las localidades de Ukhiya y Teknaf”, en Bangladés.

Mientras tanto en Cox’s Bazar -también en ese país-, dos campos de refugiados que manejaban una población de unas 34 mil personas, en las últimas dos semanas ha visto su capacidad de acogida empujada al límite con más de 70 mil. “Hay una necesidad urgente por más terreno y albergues”, apunta un comunicado.

De acuerdo con el ACNUR, la mayoría de las personas rohingyas refugiadas llegan a Bangladés tras varios días de camino a través de jungla y montañas, pero miles se arriesgan a cruzar los agitados mares de la bahía de Bengala en botes pesqueros.

La gran mayoría son mujeres, incuso con recién nacidos, o familias con niños. “Llegan en malas condiciones, exhaustos, hambrientos y desesperados por un lugar donde dormir. Nos preocupa los constantes informes de muertes de civiles al tratar de huir hacia un lugar seguro”.

El éxodo masivo se ha agravado desde la última escalada de violencia que inició el pasado 25 de agosto, cuando unos 100 insurgentes rohingya atacaron puestos de seguridad en la frontera con Bangladés.

Campo de refugiados en Cox’s Bazar, Bangladés. (Foto: Saiful Huq Omi /ACNUR, tomada en octubre del año pasado)

MASACRE

El diario inglés The Guardian publicó el día de ayer testimonios de refugiados que dan noticia de una masacre cometida por las fuerzas armadas de Myanmar en la aldea de Tula Toli, en el estado de Rakhine, el pasado 30 de agosto.

Esa aldea es rodeada por tres costados por un río, cuyas “traicioneras aguas permitieron a los soldados arrinconar y contener a la gente en la rivera. A algunos les dispararon ahí mismo, otros se ahogaron en la corriente al tratar de escapar”.

El periodista de ese medio Oliver Holmes entrevistó a una docena de refugiados de Tula Toli en el campo de Cox’s Bazar, quienes describieron “una carnicería devastadora”, cuando las fuerzas armadas de Myanmar arrazaron la aldea.

Por ejemplo, Petam Ali, de 30 años, narró como su familia y la de sus tres hermanos -16 personas en total, todos en la misma casa- debieron correr para escapar de los soldados, excepto su abuela quien ya no podía hacerlo.

“Los soldados usaron granadas propulsadas por cohetes y encendieron las casas con fósforos. Una vez que pasaron, regresé. Todas las casas fueron quemadas”, relató.

La información de The Guardian apunta que en las ruinas de su casa Ali halló el cuerpo calcinado y decapitado de su abuela.

CRÍTICAS A AUNG SAN SUU KYI

En el marco de la creciente violencia y emergencia humanitaria que agrava la situación de los rohingya, se acumula la presión internacional sobre la líder política myanma Aung San Suu Kyi, quien ostenta el cargo de Consejera de Estado, pues las leyes de su país no le permiten ser presidenta.

La líder política recibió el Premio Nobel de la Paz en 1991, por su constante lucha en favor de la democratización de su país, antes llamado Birmania y que durante décadas soportó una brutal dictadura militar.

Aung San Suu Kyi ha sido criticada por mantener la posición histórica de su país de no reconocer a los rohingya como ciudadanos. Esta semana The Guardian reprodujo declaraciones que la popular líder myanma ofreció a la cadena Asian News International, a la que manifestó que “es poco razonable esperar que resolvamos este tema en 18 meses. La situación en Rakhine ha sido así durante muchas décadas, se remonta a la época precolonial”.

Añadió que el gobierno debe “cuidar a todas las personas en nuestro país, sean o no nuestros ciudadanos”, pero subrayó que “nuestros recursos no son tan completos o adecuados como quisiéramos, pero aún así hacemos nuestro mejor esfuerzo y queremos asegurarnos de que todo el mundo goce de la protección de la ley”.

Pero las escusas no le han servido para evitar las críticas de otras figuras que también ostentan el Premio Nobel de la Paz.

Este jueves el arzobispo emérito de Sudáfrica Desmond Tutu envió una carta a la líder política del sureste asiático, la cual inició con la aseveración de que “estoy viejo, decrépito y formalmente retirado, pero rompo mi voto de guardar silencio en asuntos públicos por profunda tristeza por el grave sufrimiento de la minoría musulmana de su país, los rohingya”.

La carta añade: “mi querida hermana: si el precio político de tu ascenso al más alto puesto en Myanmar es tu, el recio es claramente muy alto. Un país que no está en paz consigo mismo, que falla en reconocer y proteger la dignidad y el valor de todos sus habitantes, no es un país libre”.

También Malala Yousafzai recurrió a su cuenta de Twitter para aseverar que “cada vez que veo las noticvias,mi corazón se rompe ante el sufrimiento de los musulmanes rohingya en Myanmar”.
Malala hizo un lkamado a que detener la violencia, “hoy vems imágenes de niños asesinados por las fuerzas de seguridad de Myanmar”.

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