Mundo Trump en Asia:

“Nosotros dominamos el cielo, dominamos el mar, dominamos la tierra y el espacio”

Nadie debe subestimar los Estados Unidos, ningún dictador, ningún régimen, ninguna nación, advirtió el presidente de los Estados Unidos

Nadie debe subestimar los Estados Unidos, ningún dictador, ningún régimen, ninguna nación, advirtió el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, en su discurso ante tropas norteamericanas acantonadas en Japón, el pasado domingo, en el inicio de su gira por Asia.

Se trata de la gira más extensa de un presidente norteamericano por la región desde la que realizó George Bush, padre, en 1991, y la más ambiciosa del presidente desde que asumió su cargo, hace casi un año, tanto por su extensión como por los países a ser visitados: Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas.

No se trata solo de contactos bilaterales. Trump asistirá también a las cumbres del Foro de Cooperación Asia-Pacífico (APEC), en Vietnam, y de la Asociación de Naciones del Sudeste asiático (ASEAN), en Filipinas. Creada en 1989, la APEC es un foro que reúne hoy a 21 países, entre ellos México, Chile y Perú, pero también a China y Rusia. Esto podría dar pie a un encuentro de Trump y su colega ruso, Vladimir Putin, en Vietnam.

La ASEAN, por su parte, está integrada por diez países que, en 1992, acordaron establecer una zona de libre comercio. Ni China ni Rusia son miembros de ese organismo, como tampoco Japón o Corea.

Japón

El presidente norteamericano, Donald Trump, inició esta semana un largo viaje de 12 días por Asia que incluirá cinco países: Japón, Corea del Sur, China, Vietnam y Filipinas. Trump tratará de reafirmar los intereses de su país en esa región

Corea del Norte será el punto focal de la gira, se podía leer entre los comentarios del viaje del presidente. Considerando que los tres primeros países a ser visitados son vecinos de Corea del Norte (aunque con Japón no tenga frontera terrestre) y serían los primeros afectados por un conflicto de mayores proporciones entre Pyongyang y Washington, el tema ocupará un lugar destacada en la agenda.

Shinzo Abe, el primer ministro japonés, es el más estrecho aliado de Trump en este escenario. Reconducido al frente del gobierno luego de un amplio triunfo en las elecciones anticipadas de octubre pasado, Abe no oculta su simpatía y afinidad con Trump. Con él jugó golf durante su visita a Estados Unidos, en la cancha de Mar-a-Lago, una propiedad de Trump en Florida, partido cuya revancha se disputó ahora en Tokio, con Abe como anfitrión.

Es una visita “histórica” y le doy al presidente de los Estados Unidos una bienvenida “desde lo más hondo de mi corazón”, dijo el primer ministro japonés.

Abe triunfó en las recientes elecciones con un agresivo programa de reformas de la constitución pacifista establecida en Japón después de la II Guerra Mundial, incluyendo en el texto un reconocimiento al ejército, al que llaman Fuerzas de Autodefensa. Una medida que despierta preocupación en Corea del Sur y China.

Ambos países fueron invadidos por las fuerzas japonesas en la guerra y China no olvida las dramáticas consecuencias de la invasión de Manchuria, en 1931.

Japón y Estados Unidos tiene un acuerdo de seguridad firmado en 1960 y se estima que unos 50 mil soldados norteamericanos están estacionados en bases en ese país. Un “servicio” de protección por el que Japón pagó, en 2015, 1,7 mil millones de dólares.

Trump, antes de asumir el cargo ya había reclamado a Japón y Corea del Sur que asumieran una parte mayor de los gastos militares que ese presencia representa. Pero no es el único diferendo con su socio. Trump ha reclamado también por los superávit comerciales de Japón con su país, que el año pasado llegó a 69 mil millones de dólares, y de Corea del Sur, habiendo amenazado inclusive con anular el tratado de libre comercio con ese país.

Trump ha hecho del déficit comercial de Estados Unidos uno de los temas reiterados aun en plena campaña electoral. Una de sus decisiones más polémica fue haberse retirado del del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), que se negoció durante cinco años. Ante el retiro de Estados Unidos, Japón asumió el liderazgo del grupo, tratando de mantener vivo el acuerdo. La decisión de Washington fue criticada por quienes estiman que su retirada dejó las puertas abiertas para que China ocupara nuevos espacios en las relaciones con sus vecinos.

Robert Lighthizer, representante comercial de Estados Unidos, reiteró, sin embargo, que Trump prefiere acuerdos comerciales bilaterales que sustituyan los multilaterales actualmente vigentes. Un mensaje que, seguramente, será reiterado en la cumbre de la APEC en Vietnam.

Robert Hormats, vicepresidente de Kissinger Associates, la oficina del influyente exsecretario de Estado Henry Kissinger, le dijo al diario inglés Financial Times que era esencial demostrar, en las visitas a Tokio y Seúl una ”unidad estratégica” entre Estados Unidos y sus aliados. “Diferencias de opinión, o siquiera la apariencia de algo así, podría facilitar a Pyongyang crear una cuña entre Estados Unidos y estos dos países”. “Mientras más dudas exista sobre la confiabilidad de Estados Unidos como protector de esos dos países, más estarán dispuestos a llegar a acuerdos con Pyongyang”, afirmó Hormats, citado por el FT.

China

Si el conflicto con Corea del Norte ocupa la atención más inmediata, el desarrollo de las relaciones entre Washington y Beijing son la clave del escenario internacional.

El escenario más conflictivo es el del mar del sur de China. En enero, recién asumido el gobierno, Trump anunció su intención de impedir el control que China ejerce sobre atolones en disputa con sus vecinos, donde estaba desarrollando instalaciones militares.

Durante una audiencia de confirmación en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, el recién nombrado Secretario de Estado, Rex Tillerson, afirmó que Washington debería bloquear el acceso de China a las islas artificiales que estaba construyendo en esas aguas. La respuesta de China fue de que Estados Unidos no era parte de esa disputa y que su soberanía sobre esos territorios no estaba en discusión.

La tensión en torno a esa región escaló en julio pasado, cuando Washington envió un destructor al área. China calificó este movimiento de provocación “militar y política” y envió también buques y aviones de guerra a la zona.

El otro tema en la agenda con China es el comercial. Tal como con Japón, o Corea del Sur, Trump calificó de “vergonzoso” el superávit comercial chino con Estados Unidos, que alcanzó más de 300 mil millones de dólares. Los analistas norteamericanos se preguntan qué se puede hacer ante esta realidad.

La Casa Blanca anunció, antes del viaje, que la intención de Trump era mandar un claro mensaje a China de que dejara de dar apoyo oficial a sus propias empresas, dificultando el acceso de las norteamericanas al mercado chino.

Alternativas

Trump llega a Asia con una propuesta debajo del brazo: la de crear una región Indo-Pacífica “libre y abierta”, una idea sugerida inicialmente por Japón y construida sobre tres pilares regionales: el mismo Japón; Australia, otro estrecho aliando de Washington; y la India.

Trump lo mencionó en su discurso al llegar a Japón, pero la idea de ampliar el concepto Asia–Pacífico y sustituirlo por el de India-Pacífico parece no entusiasmar siquiera al mismo gobierno hindú.

Enfrentado a la interlocutores fortalecidos por desarrollos políticos recientes, como la cómoda reelección de Abe en Japón, o el destacado papel del presidente Xi Jiping en el recién concluido congreso del Partido Comunista chino, Trump reaccionó reivindicando también sus “éxitos”.

Cuando los periodistas que lo acompañan en el avión presidencial se refirieron al tema, reclamó: –Discúlpeme, pero también yo estoy fortalecido. La bolsa de valores está en niveles máximos en su historia, el desempleo es el más bajo en 17 años, nuestra fuerza militar está siendo rápidamente reconstruida, ISIS está virtualmente derrotado en Medio Oriente. Son algunas de las mejores cifras que hemos tenido nunca y ellos lo saben y lo respetan, dijo Trump a los periodistas.

En todo caso, también recordó a sus interlocutores, a los amigos y a los no tanto: – Nosotros dominamos el cielo, dominamos el mar, dominamos la tierra y el espacio. Ningún dictador, ningún régimen o nación debe desestimar la determinación norteamericana”. Alguna vez lo hicieron en el pasado y no les fue bien, amenazó el presidente.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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