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Cae segundo primer ministro en Europa. Mario Draghi, se hace a un lado en Italia

La crisis política en Europa no solo ha cobrado la cabeza de dos primeros ministros, sino que es la antesala de una problemática social y económica que incuba un malestar social de expresiones no previstas. Las fuerzas de derecha parecen aprovechar la ocasión hacia lo parece será un largo invierno europeo.

Roma, Italia

Considerado el salvador de la zona euro en 2012, Mario Draghi, designado primer ministro de Italia en febrero de 2021 para rescatar a Italia de la emergencia sanitaria, política y económica que atravesaba, tiró la toalla el jueves agotado por las disputas dentro de su coalición de unidad nacional.

La crisis política, que se venía gestando desde hacía meses en Roma con el telón de fondo de las luchas internas de los antisistema  del Movimiento 5 Estrellas (M5E), terminó por desmoronar la coalición variopinta y abrir el camino hacia las elecciones.

Un último intento de reunir a sus tropas fracasó el miércoles en el Senado. Necesitamos “un nuevo pacto de confianza, sincero y concreto”, propuso el ex presidente del Banco Central Europeo, al ilustrar sus condiciones y las reformas pendientes.

Pero antes de un voto de confianza crucial en el Senado, Mario Draghi fue defraudado no sólo por el Movimiento 5 Estrellas, sino también por dos de sus aliados de derecha, la Liga y Forza Italia.

De cabello canoso, traje y corbata sobrios y perfil aquilino, este hombre discreto y poco aficionado a la mundanalidad nunca se ha sometido al voto popular.

Hace 17 meses, Mario Draghi aceptó la propuesta del presidente de la República para convertirse en jefe de gobierno con el fin de sacar a Italia de la crisis y sobre todo negociar con la Unión Europea un millonario plan para la recuperación económica.

Por encima de los partidos

Figura muy respetada, que suele colocarse por encima de los partidos, demostró que supo conducir al país liderando una coalición que caminaba sobre una línea delicada, con partidos antagónicos, tanto de extrema derecha como de la izquierda.

No faltaron roces con las formaciones de la coalición tanto con el M5E como con la Liga de Matteo Salvini, conocida por su política contraria a la migración, hasta que la cuerda cedió.

El “abuelo al servicio de las instituciones”, como suele definirse, mostró los primeros síntomas de cansancio en diciembre pasado, cuando aspiraba al cargo de jefe de Estado.

Los partidos de la coalición impidieron su nombramiento, experiencia que lo llenó de amargura.

Respetando su lema “nunca rendirse”, como confesó a Christine Lagarde al final de un turbulento mandato en el Banco Central Europeo, Draghi se mantuvo en el poder.

Para Benoît Coeuré, ex miembro del Comité Ejecutivo del BCE, Mario Draghi “tiene un profundo sentido del deber y de servicio público”.

Sin embargo abandona el barco en un momento delicado para Italia, que está lidiando con el impacto económico por la guerra en Ucrania, así como con una nueva ola de covid.

Además debe preparar la ley de presupuestos para 2023 y poner en marcha todas las medidas exigidas por la Unión Europea para beneficiarse de los aproximadamente 200.000 millones de euros (casi lo mismo en dólares) concedidos a Roma.

Prestigio internacional

En ocho años al frente del BCE, Draghi tomó medidas que eran inimaginables cuando nació el euro hace más de 20 años: recortar los tipos de interés hasta llevarlos a territorio negativo, inyecciones de liquidez a través de compras masivas de activos en el mercado y préstamos gigantescos a los bancos.

Con la llegada al poder de “Super Mario”, una figura con enorme prestigio, Italia se colocó en la primera fila y su primer ministro se convirtió en una de las voces de referencia de la Unión Europea.

El semanario británico The Economist no ha ahorrado palabras de elogio al considerarlo el “primer ministro más competente y respetado a nivel internacional”.

Nacido en Roma el 3 de septiembre de 1947, casado y con dos hijos, estudió en el colegio de los jesuitas y es católico practicante.

Licenciado en Economía, con un doctorado del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), ha sido catedrático de Economía en varias universidades italianas y representó a su país en el Banco Mundial de 1984 a 1990, antes de convertirse en 1991 en director general del Tesoro de Italia, un cargo que ocupó 10 años bajo gobiernos de izquierda y de derecha.

Desde allí lidió con las grandes privatizaciones llevadas a cabo entre 1996 y 2001.

En 2002 se incorporó a la dirección del banco estadounidense Goldman Sachs. Una experiencia por la que fue muy criticado ya que el banco estadounidense, acusado de haber disfrazado las cuentas de Grecia, encarna para muchos los excesos de Wall Street.

La derecha favorita

Las formaciones de derecha que formaban parte del Ejecutivo esperan ganar las elecciones y decidieron tumbar al primer ministro con el pretexto de no querer gobernar más junto con el Movimiento 5 Estrellas.

Por su parte, los antisistema, que abrieron la crisis la semana pasada, consideran que varios puntos de las leyes propuestas por Draghi son contrarias a sus principios y que han sido desmanteladas todas las medidas tomadas durante su precedente gobierno.

El fin del Ejecutivo de unidad podría beneficiar sobre todo a la coalición derechista encabezada por el partido postfascista Fratelli d’Italia (Hermanos de Italia), liderado por Giorgia Meloni, quien según los sondeos ganaría cómodamente las elecciones anticipadas.

“Estamos listos. Esta nación necesita desesperadamente recuperar su conciencia, su orgullo y su libertad”, escribió este jueves en un tuit Giorgia Meloni, de 45 años, veterana líder de la extrema derecha, que  podría convertirse en la futura jefa de gobierno de Italia.

Una perspectiva que preocupa a los europeos, dado que su partido, Hermanos de Italia, con el 24% de las intenciones de voto, aboga por una revisión de los tratados de la Unión Europea y hasta por su sustitución por una “confederación de Estados soberanos”.

El comisario europeo de Economía, el italiano Paolo Gentiloni, consideró “irresponsable” la deserción de los partidos de la coalición, mientras Bruselas y sus socios europeos presionaban para que Draghi permaneciera en su cargo.

Los mercados observan cuidadosamente la situación. El costo de la deuda de Italia volvió a subir y la Bolsa de Valores de Milán cerró con una caída de 1,6% el miércoles, una señal de nerviosismo por la incertidumbre en la tercera economía de la zona euro.

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