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Arremetida contra Huawei, una nueva descarga en choque EEUU-China

El desafío del gigante de telecomunicaciones chino es introducir una alternativa para Android.

Al penalizar duramente al gigante chino Huawei, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó nueva artillería contra Pekín, al considerar cada vez más que la confrontación directa es la mejor forma de frenar el poderío ascendente de China.

Washington emprendió una dura campaña mundial contra Huawei que la semana pasada escaló cuando Trump prohibió a las empresas estadounidenses de telecomunicaciones comerciar con firmas extranjeras consideradas “de riesgo” para la seguridad nacional.

Una acción claramente dirigida contra Huawei, aunque el lunes afirmó que la medida no entraría en vigor por un plazo de 90 días.

Estados Unidos ha advertido que Huawei, un actor omnipresente de las telecomunicaciones en todo el país, representa riesgos para la seguridad nacional y la privacidad de los usuarios debido a sus estrechos lazos con el gobierno chino, acusaciones que la empresa rechaza.

Pero las inquietudes de Estados Unidos sobrepasan Huawei. Las críticas hacia China se han convertido en un inusual motivo de consenso de una clase política estadounidense dividida, y de exasperación para el mundo corporativo estadounidense, que ha abandonado su rol como aliado de Pekín.

La arremetida contra Huawei ocurre en medio de tensas negociaciones comerciales entre las dos primeras economías del mundo, y luego de que Trump redoblara la apuesta con un nuevo incremento de aranceles contra bienes chinos por 200.000 millones de dólares.

Estados Unidos acusa a China de prácticas empresariales desleales, como el robo de propiedad intelectual y la piratería informática, y le reprocha un fomento irresponsable del endeudamiento de países en desarrollo a través de su programa de infraestructura Nuevas Rutas de la Seda.

Washington también ha alertado sobre el creciente poderío militar chino, especialmente en el Mar de China Meridional y respecto a Taiwán, al tiempo que ha denunciado la detención masiva de musulmanes uigur en el oeste de China.

Para Jonathan Hillman, experto del Center for Strategic and International Studies, un centro de análisis en Washington, la clase política estadounidense abandonó la esperanza de años de que la prosperidad económica haría de China un socio más confiable.

“Amenaza a largo plazo”

“Para decirlo claramente, China no se está convirtiendo en nosotros”, dijo.

“Han tomado partes de la globalización que les sirven, mientras el Estado sigue manteniendo el control. Y pienso que eso apunta a una competencia de más largo plazo” con China, añadió.

La diplomacia estadounidense está desarrollando una estrategia hacia China similar a la doctrina de contención frente a la Unión Soviética lanzada a inicios de la Guerra Fría, dijo Kiron Skinner, directora de planeamiento del Departamento de Estado.

La Rusia de Vladimir Putin preocupa a Estados Unidos pero es vista como una “sobreviviente”, dijo Skinner. “En cambio a China la vemos como una amenaza fundamental a largo plazo”, añadió en un foro reciente.

Aunque el secretario de Estado, Mike Pompeo, ha dicho que Estados Unidos no se considera en una “Guerra Fría” con China, Skinner abiertamente trazó un paralelismo con la Unión Soviética.

Aunque la URSS tenía armas nucleares y un ejército robusto, tenía una “economía atrasada”, indicó.

“China es un competidor económico y un competidor ideológico, que realmente busca un tipo de influencia global que muchos de nosotros no esperábamos hace unas décadas”.

Desequilibrio

Para Jake Stokes, que fue consejero para Asia del exvicepresidente Joe Biden, el gobierno de Trump tiene la tendencia a ver las relaciones con China como un juego de “suma cero”, mientras que la administración de Barack Obama buscaba posibles áreas de cooperación con Pekín.

“Dicho eso, pienso que hay un consenso (…) respecto a que un reequilibrio está justificado y que es solo una consecuencia natural de los equilibrios de poder modificados por el ascenso del poderío de China”, dijo Stokes, ahora analista en el Institute of Peace.

La base de las relaciones comerciales con China, armada sobre la oferta de mano de obra china barata, “se está deshaciendo”, apuntó. “Una parte importante y creciente de China es desarrollada y están empezando a actuar como país desarrollado”, añadió.

Huawei admitió que trabaja en un sistema alternativo, pero ganar la confianza de fabricantes de teléfonos, desarrolladores de aplicaciones y del público es muy difícil. (Foto: Fred Dufour / AFP)

Un nuevo sistema

El gigante chino de las telecomunicaciones Huawei, ante el anunciado cese de las actualizaciones de Android en sus teléfonos, podría desarrollar su propio sistema de explotación, competidor de los de Google y Apple, con el difícil desafío de convencer a programadores y usuarios.

El número dos mundial del mercado de los smartphones se vio atrapado en el conflicto comercial entre Estados Unidos y China.

Tras las restricciones que impuso la administración de Donald Trump, Google -cuyo sistema Android equipa a la inmensa mayoría de los smartphones en el mundo- anunció el domingo que iba a cortar los lazos con el gigante chino. Washington acordó después un plazo de tres meses.

El gigante de Shenzen (sur de China), bajo presión, podría acelerar el desarrollo de su propio sistema de explotación, que ya estudia desde 2012, según informaciones de la prensa.

Android precisó que iba a continuar por el momento realizando actualizaciones de seguridad. Pero a largo plazo, los teléfonos Huawei podrían verse amenazados por una falla de seguridad y de obsolescencia, al no poder usar las últimas versiones de aplicaciones como Gmail o Google Maps.

Huawei admitió que estaba trabajando en un sistema alternativo. “Nos estamos preparando para esto. Si tuviésemos que dejar de usar estos sistemas [como Android], deberemos estar bien armados”, explicó Richard Yu, director general de la división de productos de consumo del grupo, en una entrevista en marzo con el diario alemán Die Welt.

“Es nuestro plan B. Pero preferiríamos por supuesto trabajar de manera concertada con los ecosistemas de Google y Microsoft”, subrayó.

Esta plataforma Huawei, actualmente desarrollada en su versión beta y llamada “Hongmeng”, “reemplazará progresivamente a Android”, aseguró el lunes el diario oficial chino Global Times, citando a la prensa local.

“Excepcionalmente difícil”

Huawei se mostró siempre prudente, pues desarrollar todo un sistema de explotación con el ecosistema entero que le acompaña, para seducir a usuarios y desarrolladores, es sumamente complejo.

Además del Android de Google, el otro sistema de explotación extendido es el iOS de Apple, disponible exclusivamente en los productos de la marca.

Microsoft intentó lanzar una versión para móviles de su famoso Windows en 2010, pero solo logró ofrecerla en sus propios teléfonos. El Windows Phone no tuvo éxito y Microsoft abandonó la aventura en 2017. Su sistema desapareció a finales de 2019.

En cuanto al sistema “libre de derechos” Tizen desarrollado por Samsung, sigue siendo confidencial.

El desafío, según los expertos, es que se necesitan años para ganar la confianza de los fabricantes de smartphones y de desarrolladores de aplicaciones para que estos adopten sus programas al nuevo sistema, de manera que se seduzca finalmente a los usuarios con una oferta variada.

Concebir un sistema de explotación “de manera eficaz y con éxito, es excepcionalmente difícil”, insiste Ryan Whale, del Centro de Derecho y Tecnología de la Universidad de Hong Kong.

Huawei se verá lastrado por “un hándicap de competencia”, pues sus rivales en el mercado continuarán usando Android, añadió.

Eventualmente puede contar con los otros fabricantes chinos, como Oppo o Xiaomi, para adoptarlo.

Pero sin el acceso a la versión completa de Android, a los servicios de Google, y a las múltiples aplicaciones disponibles en la tienda Google Play, el gigante chino podría tener dificultades para convencer a los consumidores fuera de China de comprar sus teléfonos.

El fabricante se impuso, especialmente en Europa, gracias a sus aparatos perfeccionados, elogiados por sus funciones fotográficas.

Huawei “sabía bien que como gigante de las telecomunicaciones uno debe […] controlar las principales tecnologías”, indica a la AFP Wong Kam Fai, profesor de la Universidad china de Hong Kong.

“Ya tienen su sistema, pero no están listos” para difundirlo, observó.

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