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Activistas judíos y árabes recorren Tel Aviv con mensajes pacifistas para calmar tensiones

El dolor y la muerte de miles de palestinos tras el conflicto que sostiene el ejército israelí con el grupo islamista de Hamás, provocó que decenas de judíos y árabes se lanzaran a las calles de Tel Aviv en una marcha pacifista que pretende hacer un llamado al gobierno de Netanyahu para mitigar los efectos de la guerra y bajar las tensiones en Oriente Medio.

Cae la noche y una decena de activistas, con carteles y pegamento en mano, recorren las callejuelas de Jaffa. Su objetivo: cubrir los muros de este barrio mixto, judío y árabe, de Tel Aviv con sus mensajes pacifistas.

Poco les importa que estos sean inaudibles en el clima de extrema tensión actual, con el telón de fondo de la guerra entre Israel y el movimiento islamista palestino Hamás.

“No a la violencia, no al racismo”, indica el cartel que pega el organizador, Amir Badran, un abogado que tuvo que renunciar a ser el primer candidato árabe a la alcaldía de Tel Aviv.

Las elecciones previstas en octubre fueron aplazadas por el conflicto.

“Parece algo trivial y simple, pero hoy en día, con la locura que vivimos aquí en Jaffa, estas palabras se consideran indeseables”, lamenta.

Por este tipo de acciones, “se nos considera traidores”, explica a la AFP.

Jaffa, en el sur de Tel Aviv, es un barrio aburguesado donde los árabes israelíes, cristianos o musulmanes descendientes de palestinos expulsados en 1948, solo son el 26% de la población, según datos municipales.

Desde el 7 de octubre, la mayoría de negocios del antiguo barrio otomano permanecen cerrados. “Todos se quedan en casa. La gente tiene miedo, tantos los judíos como los árabes”, comenta Badran.

En su memoria permanecen los acontecimientos sin precedentes de mayo de 2021, cuando, paralelamente a la última guerra en Gaza, se levantaron barricadas en medio de Jaffa.

Entonces se evitaron in extremis intentos de linchamiento de judíos o árabes, así como ataques a lugares de culto.

“Peligroso”

Los miembros de este grupo buscan mantener la calma en las calles, y prevén desplegarse en caso de situaciones tensas, como en manifestaciones de grupos radicales.

Las oenegés denuncian un clima de sospecha generalizada y de aumento de las detenciones, cuyo motivo suele ser publicaciones en línea consideradas como “incitación al terrorismo”.

“Escribir ‘me duelen los niños de Gaza'” en redes sociales “es ahora peligroso”, lamenta Ghassan Ashkar.

Este actor del teatro judío-árabe de Jaffa siente “la loca complejidad” de su doble identidad árabe e israelí.

“Por un lado, mañana voy a la tumba de mi amigo director de escena, judío muerto en Nova (el festival atacado por Hamás), y por otra me pueden detener en cualquier momento por ser un ‘enemigo’ de este gobierno israelí”, explica.

“Gota de agua”

Varios jóvenes israelíes de izquierda participaron en la operación para pegar carteles del jueves por la noche.

Representan la ínfima minoría que pide el fin inmediato de los combates en territorio palestino, donde más de 11.000 personas, en su mayoría civiles, murieron en bombardeos israelíes, según Hamás.

Esta ofensiva se produce tras la matanza de unas 1.200 personas el 7 de octubre en Israel, según las autoridades, a manos de Hamás.

“Ya no puedo aceptar esta acusación de que todos los árabes son como Hamás”, declara Lior Fogel, de 18 años, añadiendo que “una sociedad funciona si la gente comprende que hay gente buena en todas partes”.

La joven también dice estar “decepcionada con la izquierda extranjera, que tiene razón sobre Gaza pero se niega a comprender el sufrimiento del 7 de octubre” para los israelíes.

“Somos una gota de agua en un océano de odio, pero si esa gota no está, ¿quién expresará las cosas que queremos decir?, pregunta esta activista, con un rollo de carteles bajo el brazo.

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