La Convención Constituyente de Chile pudo comenzar finalmente este miércoles su camino hacia la redacción de la nueva Constitución tras sortear las trabas y tropiezos por problemas técnicos y sanitarios que obligaron a retrasar dos días la sesión inaugural prevista para el lunes.
La falta de previsión por parte del gobierno para adecuar el antiguo edificio del Parlamento en Santiago, ahora sede de la Convención, obligó a suspender el lunes la sesión inaugural, que dos días después pudo realizarse con la dirección de la mesa presidencial, compuesta por la académica mapuche Elisa Loncón, como presidenta, y el experto constitucionalista Jaime Bassa como vicepresidente.
Un trabado inicio para dar el primer paso en el camino de nueve meses -prorrogables por tres meses más- para que los 155 convencionales redacten las normas básicas que regirán el futuro de Chile y que sustituirán a la Carta Magna actual, heredada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
“Después de que fracasó el intento de sesión del lunes (…) la Constituyente quedó un poco en el aire”, denunció en su intervención este miércoles Bassa, quien tildó lo ocurrido como un “bochorno”.
“Muy contentos”
El accidentado inicio de la convención Constituyente sigue la dinámica de su nacimiento. Casi un mes después del inicio de las protestas sociales el 18 de octubre de 2019, cuando ya se contaban más de una decena de muertos y miles de heridos, la mayoría de los partidos políticos -excepto el Comunista- llegaron a un acuerdo para llamar a un plebiscito que decidiera el cambio o no de la Constitución, como una salida política a la grave crisis social.
El 25 de octubre de 2020, tras una postergación debido a la pandemia, se realizó el plebiscito en que por un 79% de los votos los chilenos decidieron cambiar la Carta Magna.
“Nos tiene muy contentos (poder empezar a trabajar). La gente estaba bastante contenta porque ya podíamos tener una primera reunión formal. Fue muy emocionante estar ahí siendo representante de aquellos quienes nos eligieron”, dijo a la AFP el convencional Daniel Stingo, elegido en la lista de izquierda Apruebo Dignidad.
Paciencia
Los problemas de instalación -no estaban las conexiones tecnológicas ni los espacios para poder cumplir con la normativa sanitaria debido al coronavirus- demuestran que esta Convención “no es del gusto del gobierno” del conservador Sebastián Piñera, encargado de esa primera fase, afirmó Stingo.
“Tuvo que hacerlo a regañadientes. Va a ser trabado. Es algo que el gobierno tuvo que hacer con presión de la ciudadanía y les cuesta aceptarlo”, agregó el convencional.
El gobierno, a través de la Secretaría General de la Presidencia, debía dejar todo preparado para que el lunes los 155 flamantes constituyentes pudieran sesionar. Pero tras una hora de ingresar al lugar donde se convocó la primera sesión, fueron saliendo y denunciando que no estaban las condiciones.
“Quiero hacer un llamado al país de que esto está funcionando bien. Hay que tener unos poquitos días de paciencia para que los convencionales se instalen”, afirmó por su parte el subsecretario de la Secretaría general de la Presidencia, Máximo Pavez, enlace del gobierno con la Constituyente.
Primeras tareas
En las primeras horas de esta primera sesión, el vicepresidente Bassa señaló que era necesario primero organizar internamente el organismo, con la creación de una comisión de reglamento, de presupuesto y de ética.
Entre otros aspectos en la tabla del primer día está también la ampliación de la mesa directiva, de dos a siete personas, para contar con un equipo “más robusto”, según señaló, y la creación de una comisión que revise las licitaciones hechas hasta ahora para su funcionamiento.
La presidenta Loncón, como parte de los convencionales de pueblos originarios, pidió también considerar la necesidad de intérpretes de lenguas de los 10 pueblos representados.
