La opositora tiene la mejor opción de ser nombrada presidenta interina, con el deber de convocar a nuevos comicios antes de 90 días, tras las renuncias de quienes seguían a Morales en el orden de sucesión constitucional.
El canciller Marcelo Ebrard, informó que el gobierno mexicano aceptó el pedido "por razones humanitarias" de manera inmediata y por considerar que "la vida e integridad" física del político boliviano corren riesgo.
Mediante un comunicado, la cancillería hizo un "urgente llamado a todos los actores bolivianos para que cesen los actos de violencia y para que el proceso electoral se encauce de conformidad con las disposiciones de la Constitución y las leyes".
Manifestantes opositores bloquearon este miércoles calles y ocuparon oficinas públicas en la zona sur de La Paz, mientras en Cochabamba (centro) se registraban choques entre leales y adversarios de Morales, según medios locales.
Una misión de la Organización de Estados Americanos (OEA) desarrolla una auditoría de los comicios, pero la oposición la rechaza de plano pues afirma que se trata de "una maniobra distraccionista para mantener a Morales en el poder".
El nivel de violencia de los choques callejeros entre oficialistas y opositores subió el lunes en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz, las ciudades más pobladas del país, dejando más de 35 personas heridas, cinco de ellas de bala.
La sesión es solicitada por las misiones permanentes de Brasil, Canadá, Colombia, Estados Unidos y Venezuela.
Con un 84% de las actas verificadas, Evo Morales obtuvo un 45,28% y confía que el voto del campo y del exterior le de el triunfo frente al 38,16% del opositor Carlos Mesa, quien confía en una segunda ronda.
