Su emprendimiento le llevó a poner varias academia de fútbol
Tiene agencia de manejo de desastres y da significativas ayudas a damnificados.
Keisuke Honda es el referente de la selección japonesa no solo por su aporte en la cancha, sino también por su aporte social fuera de ella. Sus donaciones a damnificados por emergencias, escuelas de fútbol y negocios de carácter benéfico, son prueba de ello. FOTO: KEISUKE HONDA.
Japón es una tierra altamente sísmica, y cuando tiembla, tiembla en serio. Además, por ser un archipiélago, constantemente debe lidiar con tsunamis que causan estragos en su tierra. Pero de allí salió un futbolista icónico en Japón, como lo es Keisuke Honda, baluarte de “los Samurais Azules” desde 2009, con 95 juegos y 36 goles.
Puede que Honda no haya estado en todos los mundiales de un Japón infaltable desde su debut en Francia 1998. Pero ha sabido guiar a los nipones a la segunda ronda en un exitoso Sudáfrica 2010 gracias a dos goles que le sirvieron para ponchar a Camerún y Dinamarca.
Y en clubes, su carrera tampoco debe pasar inadvertida a lo largo del mundo, pues comenzó en el Nagoya Grampus Eight de su tierra natal, pasó por el Venlo de Holanda, el CSKA Moscú de Rusia, el AC Milan de Italia y recientemente, el Pachuca de México. En cada país siempre hizo entre 11 y 28 goles con sus respectivos equipos, y llegó a acumular 432 juegos con clubes.
No obstante, aparte de la faceta futbolística, Honda trasciende por su compromiso con la educación y la oportuna gestión de los desastres naturales. Constantemente brinda cuantiosas ayudas a damnificados por distintas emergencias, como el tsunami de Japón en 2011, terremotos en Italia y el de México. Aunado a ello, tiene una academia gestora de desastres naturales y posee escuelas de fútbol en Japón, Australia, Tailandia, Camboya, China y México.
Busca ejercer como un educador y empresario una vez deje el fútbol de lado, aunque desde ya lo está haciendo. Sus motivaciones las externó en una entrevista al diario mexicano “El Universal” donde asegura que quería contribuir a la sociedad para impulsar los sueños de los niños y de las personas en condiciones de pobreza. De allí que la Organización de las Naciones Unidas lo haya nombrado también Defensor de la Juventud.
