El juego, la improvisación, la música en vivo, los cantos, el diálogo directo con los espectadores, la complicidad, la cercanía, la ternura, el llanto, el amor, el ritual fúnebre y la muerte. A partir de estos elementos escénicos y emocionales, la puesta La casa sin Bernarda invita a “sentir, saborear y también pensar” la realidad de la violencia de género y el femicidio, según sugiere la directora de la Escuela de Artes Dramáticas de la Universidad de Costa Rica (EAD-UCR), Ericka Rojas Barrantes.
En estos días y para visibilizar dicha cruenta problemática, la AED-UCR abre su Temporada 2024 con la obra que dirigen Luisa Pérez Wolter y Grettel Méndez Ramírez, y cuyas actrices, creadoras e intérpretes, son ellas dos más Tatiana Sobrado Lorenzo, Natalia Arias Mora y Liliana Biamonte Hidalgo, y Natalia Tapia Álvarez, que igualmente hace lo suyo con la música en vivo.
El montaje fue el proyecto ganador de la convocatoria FUERA DE (2023) del Centro Cultural de España (CCE), y se presentó en varias oportunidades el año pasado.
Las seis artistas “juegan” a ser ellas mismas, mujeres y actrices, y también la personaje llamada Adela, hija menor que se suicida en La casa de Bernarda Alba, obra del español Federico García Lorca.
El estreno es el viernes 15 de marzo, a las 7 p.m., y la temporada se realiza los fines de semana del 15 al 17 y del 22 al 24. Las funciones son los viernes y sábados a las 7 p.m. y los domingos a las 6 p.m.
¿Qué pasaría en una casa sin Bernarda? fue la pregunta desencadenante, planteada por Pérez, y que propició un proceso cocreativo y colaborador de investigación escénica que hoy continúa.
A partir de los ejes de la muerte como experiencia, la violencia de género y algunos elementos de la obra de Lorca, se tratan diversas situaciones sufridas por las mujeres en la actualidad, hasta llegar a su manifestación más cruda: el femicidio.
Así el montaje plantea varias Adelas, a las que sus vidas les son arrebatadas por el sistema patriarcal y opresor, en un escenario “no lugar”, con una mesa larga y blanca en donde se sientan las actrices y son invitadas algunas personas del público.
La pieza teatral es una apuesta del Teatro Universitario por programar a lo largo del año espectáculos socialmente comprometidos, abordados con una teatralidad y narrativa poco convencional y temáticas de actualidad.
“La obra me movilizó en diversos sentidos y me recordó que la muerte y la violencia es el pan diario de millones de mujeres en el mundo. ¿Cómo abordar entonces un asunto tan tremendo en escena, sin aleccionar, sin aburrir? La casa sin Bernarda lo logra desde el juego y la frescura”, señaló Rojas, directora del AED-UCR.
Vivas se la llevaron, vivas las queremos
“Hemos reflexionado en torno a que cada historia de las Adelas es posible”, dijo la actriz Natalia Arias, “porque todas somos Adelas”.
Para Arias, el patriarcado está presente en la sociedad y en la cotidianidad de ellas mismas como mujeres, de modo que el tema no se agota e invita a plantearse interrogantes.
“Hay una gran reflexión y ante todo una invitación a vivir una experiencia para cada persona del público, a vivir imágenes con un lenguaje poético”, que son un grito de alerta, ya que los femicidios siguen sucediendo.
Arias y sus compañeras en el escenario lo expresan como un mantra, un rosario, una letanía: “Hay que soltar el grito: Vivas se las llevaron, vivas las queremos”.
“Cada una sabe que tenemos el riesgo de no llegar a nuestras casas”, continuó Arias, y por eso en la obra el tema de la muerte física y simbólica está presente. Se trata, entonces, de darle voz a ese relato no contado: “darle voz a estas historias de la muerte que muchas veces son tabú”.
En su parecer es una maravilla llevar a cabo la temporada del TU en el mes en que se conmemoran las luchas de las mujeres y tener la posibilidad de manifestarse artísticamente; “hacer un grito y protestar de alguna u otra forma contra este patriarcado y la impunidad de los femicidios”, manifestó Arias.
Desenfocar la culpa que no es de las mujeres y enfocarla en el agresor, en el femicida. “Esos hombres que se dan el derecho de hacer con el cuerpo de nosotras lo que les da la gana, porque nunca aprendieron que el cuerpo de las mujeres no se agrede”.
Tatiana Sobrado, actriz también parte del elenco, destacó, por su parte, que gracias a las devoluciones explícitas de las personas espectadoras y de Patricia Oliva, quién las asesoró, el grupo se ha cuestionado el trabajo y se ha “autodesafiado”.
“Desde que supimos que tendríamos esta segunda temporada contamos con tiempo para unos ensayos más calmos, para revisar el material”, contó Sobrado.
En este proceso las directoras han reflexionado en torno a qué elementos revisar, y el grupo ha realizado ensayos colectivos donde se plantearon algunos cuestionamientos del montaje y exploraron de nuevo los textos.
“Es una reposición, pero no mecánica, gracias a un proceso creativo muy sabroso”, afirmó Sobrado, quien reconoce que no siempre se tiene la oportunidad de revisar para modificar; sin embargo, en este caso, ser autoras del trabajo les permite probar y arriesgarse.
<em>La casa sin Bernarda</em>
Dirección: Luisa Pérez Wólter y Grettel Méndez Ramírez
Estreno: viernes 15 de marzo
Temporada: del 15 al 24 de marzo
Funciones: viernes y sábado a las 7 p.m., domingo a las 6 p.m.
Costo: ₡6.000 para público general y ₡3.000 para estudiantes con carné y personas ciudadanas de oro.
Adquiera sus entradas en la boletería virtual (https://link.ucr.cr/8xME9s) o en la boletería del teatro.
Teatro Universitario. 100 metros al este de la librería universitaria. San Pedro de Montes de Oca.
El patriarcado lo ha hecho muy bien
Por Patricia Oliva*
La obra retoma los personajes femeninos de una manera distinta al texto original, repensando a la misma Bernarda como una víctima del patriarcado. Esta casa les da a todas la posibilidad de liberarse y vestirse de verde dentro del encierro, un encierro provocado por la ausencia de una figura masculina que, aunque no está en presencia… su mandato sigue impregnando las paredes.
El patriarcado lo ha hecho muy bien, al punto de castigar hasta la intención de cuestionar-nos, logrando así que se reproduzca la desigualdad en todas sus formas. Ha sido normalizando todas las manifestaciones de violencia que el poder se mantiene y permanece.
Con una Adela en cada función, es una propuesta que aborda con muchísima fuerza la sororidad entre nosotras. Todas mujeres, unas madres, otras maternando, unas acompañando a otras, en algún momento todas serán esa Adela, la que queremos ser, la que quisiéramos…
Todas las Adelas
Todas las voces
Todos los testimonios
Todas, en el vestido
Una puesta con momentos de improvisación muy hermosos, tan bien logrados que son casi imperceptibles. El tema de la muerte se une con el de la vida en un intento por rescatar a la misma muerte de los horrores de la violencia. La interacción y el diálogo con el público invita a pensar-nos ante lo único seguro de la vida: la muerte… haciendo siempre la necesaria diferencia entre una muerte no interrumpida de aquella que fue provocada por un femicidio.
Por las que seguimos reclamando una vida libre de violencia…
Por las compañeras a quienes se les arrebató su propia muerte…
Por las compañeras a quienes se les negó el derecho de vivir su vida y de morir su muerte…
*Pertenece al Centro de Investigación en Cultura y Desarrollo CICDE-UNED. Línea de Investigación: Feminismos, Arte y Corporalidades y practicante de danza moderna.