Cultura Ópera La traviata

El sacrificio de la “extraviada” en pleno siglo XXI

La ópera La traviata, producida por la Compañía Lírica Nacional (CLN), continuará en escena  hasta el martes 1 de agosto.

La glamorosa, ligera y seductora Violetta Salery es la cortesana de La traviata, ópera del italiano Guiseppe Verdi (1813-1901) producida por la Compañía Lírica Nacional (CLN) y que está de temporada hasta el martes 1 de agosto en el Teatro Popular Melico Salazar.

Bajo la dirección escénica del argentino José Darío Innella y la conducción musical del estadounidense Arthur Fagen, la obra más representada en la historia de la ópera, se montó en nuestro país con ¢80 millones y una propuesta estética e interpretativa contemporánea, actualizada en el París de 2017.

Celulares, tablets, selfies,  y la intromisión de las redes sociales digitales a lo largo de la versión tica, le dan un nuevo aire al montaje no solo en la ambientación.

Si se piensa que con el estreno de la ópera en 1853, Verdi intentó -sin éxito- provocar a la sociedad veneciana mediante el uso de vestuario similar al de la época y ser un espejo de la hipocresía romántica burguesa, en el 2017 en San José se pretende el mismo objetivo.

Siguiendo a pie juntillas el libreto de Francesco Maria Piave y la partitura de Verdi, Violetta y Alfredo (interpretados por la soprano cubano-estadounidense Elizabeth Caballero y el tenor italiano Massimiliano Pisapia) siguen siendo dos enamorados que no logran estar juntos porque el “destino” -o el padre del novio- y la muerte les juega sucio.

Basada en la novela La dama de las camelias de Alexandre Dumas,  La traviata habla sobre el amor imposible entre dos personas que pertenecen a distintas esferas sociales y los obstáculos que la familia (léase sociedad) impone a relaciones consideradas incorrectas.

Habla sobre el sino trágico de la enfermedad incurable, sobre el comportamiento “disoluto” y libre de una mujer, su transformación a una existencia sosegada al conocer al “amor de su vida”, su sacrificio para que el varón no se vea afectado por una relación inconveniente y, finalmente, el impedimento de que ese vínculo florezca por causas fuera del control de la pareja.

Resumida de esta forma y ubicada en tiempos posmodernos, La traviata podría sentirse desfasada, por lo menos a la luz del machismo y del nefasto amor romántico aún vigente, que se asentó en el siglo en que Verdi, hijo de su época, creó una de sus óperas más queridas.

A lo Kardashian

Sin embargo, el director Innella defendió la tesis sobre su versión, en el sentido de que su lectura está basada en una Violetta víctima del engranaje “perverso del machismo”.

“Aunque ella se niegue a verse como una víctima, es la consecuencia de un sistema misógino y machista que usa a la mujer y después la acusa de ser un objeto; es real en 1850 y en el 2017”, contextualizó Innella.

Para el director, su Traviata versa sobre la doble moral que describe Verdi, “quien deseaba hacer una denuncia de esa sociedad que fuerza a las mujeres a llevar una vida y después las acusa de la vida que llevan”.

En la puesta de Innella, Violetta es una Kim Kardashian, una mujer mediática perseguida por los periodistas y los paparazzi, y Alfredo, un fotógrafo que se enamora de ella, que no desea casarse sino vivir con la cortesana sin presiones sociales.

A merced de esa sociedad que consume lo que Violetta vende como mujer del espectáculo, después se la  juzga de exhibir su vida.  “Hasta qué punto estamos alienados y no sentimos empatía a través de los medios y las redes sociales”, cuestionó Innella.

El argumento de Elizabeth Caballero, que ha cantado el papel protagónico en diez ocasiones, es que esta “extraviada” bien podría ser una party girl.

Caballero lo plantea de esta forma: “si hoy en día hubiera una mujer que fuera traviata podría ser una party girl, una paparazzi girl como Ana Nicole Smith; la manera en que murió fue trágica, es una de las imágenes que se me vienen a la mente”, expresó.

Adereza su opinión en contra de los “machos” al decir que las mujeres en la actualidad son muy diferentes a las de antes, pero que todavía hay machismo. Pone el ejemplo del hombre que puede hacer lo que le da la gana, “acostarse con quien sea, vivir su vida como le dé la gana y es un tremendo macho”.

Mas, si una mujer tiene el mismo comportamiento, “¿qué decimos nosotras las mujeres?  Tenemos mucho que superar para que nos miren en el mismo nivel. ¿Ocurrirá? No sé, la verdad”, expresó la cantante.

Caballero detalló que Alfredo significa para Violetta la inocencia que perdió (recordar que es una “cortesana”), y abandonarlo ante la solicitud del padre de él “es un sacrificio que hace por él, porque lo ama, por darle las gracias, porque ella pudo vivir de nuevo así”.

El director Arthur Fagen tiene a su haber una carrera de 85 títulos, trabajó en la Ópera de Viena, es director de la Ópera de Atlanta, enseña ópera en la Universidad de Indiana, y conoce La traviata como la palma de su mano.

En consulta sobre la visión del amor de Verdi, opinó que la obra no solo hace referencia a la manera de vivir las relaciones amorosas sino cómo la sociedad las restringe.

Esto ocurre en el caso de una familia noble que objeta el matrimonio de su hijo con una cortesana y le pone restricciones.  “Ese tipo de situaciones pueden transferirse al día de hoy”, dijo Fagen.

Fagen coincidió con humor en que al principio Violetta  es una mujer muy liberada pero que nunca ha tenido una relación seria, y ella prefiere tener un vínculo estable de tipo burgués, más de lo que desea vivir con libertad. “Quiere ser una estupenda ama de casa”, bromeó.

Para el director de la Compañía Lírica, José Manuel Aguilar, La traviata es una historia de amor complicada, una tragedia,  convulsa como la que podríamos tener hoy con cualquier pareja, con presión social, prejuicios, temores, enfermedad y  celos.

Aguilar manifestó que el público costarricense merece una versión diferente, y para ello “hemos apostado por hacerle un guiño a Verdi y un favor póstumo al presentar la ópera en nuestro tiempo, como él lo quiso hace 150 años”.



<em>La Traviata</em> en París, 2017

Qué: La traviata, de Guiseppe Verdi

Quiénes: Compañía Lírica Nacional en coproducción con el Teatro Popular Melico Salazar

Dónde: Teatro Popular Melico Salazar

Cuándo: hasta el martes 30 de julio

Hora: del miércoles 26 al sábado 29 de julio, y martes 1 de agosto, 7:30 p.m.; domingo 30, 5 p.m.

Precio: entre los ¢7.000 y ¢30.000. Ciudadanos de oro y estudiantes con cédula o carné 20% de descuento

Entradas a la venta en www.specialticket.net y mediante el call center 2528-8778.



 

 

 

 

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