Escritor, filólogo y analista de literatura, cine y patrimonio, Melvin Campos asegura en esta entrevista que el país carece de una verdadera conciencia de lo que significan los bienes declarados inmuebles patrimoniales y que en la actualidad son las propias instituciones encargadas de salvaguardarlos las que atentan contra su conservación.
Miembro del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos), del que es Vicepresidente en Costa Rica, Campos se muestra alarmado por lo que ha sucedido en los últimos meses, en los que se ha puesto en entredicho el valor de algunas edificaciones, como el caso del Teatro Variedades, Teatro Nacional, el Gran Hotel Costa Rica, así como todo lo relacionado con el conjunto patrimonial en y alrededor del Congreso.
Fomentar el compromiso, la educación y la claridad de lo que significa resguardar el patrimonio paras las generaciones del presente y del futuro son algunos de los temas abordados por Campos.
¿Se está realizando de forma adecuada el cuido del patrimonio en Costa Rica?
-En general, en Costa Rica no se resguarda adecuadamente el patrimonio. Y es un problema que tiene múltiples aristas. Por un lado, históricamente los costarricenses han tenido poco respeto por su patrimonio arquitectónico, tanto sus autoridades como el pueblo: desde la sistemática destrucción que realizó José Figueres hasta la persona que comenta en Facebook que el Variedades debe ser demolido porque “es un cucarachero”. Esto tiene que ver con educación, pero ya hablaremos de ello más adelante.
Por otra parte, están las personas que se preocupan por el patrimonio, pero tienen poca información sobre cómo se debe conservar o proteger.
Creo que este es el mayor problema en cuanto a las entidades encargadas de proteger el patrimonio. Por ejemplo, en los polémicos casos de la Asamblea Legislativa, del Variedades y del Teatro Nacional se evidencia esto. Cuando los diputados son incapaces de entender que una mole de concreto irrumpe ofensivamente en la visualización de un conjunto patrimonial, hay problemas en la comprensión del patrimonio.
Cuando un arquitecto dice sobre el cine más antiguo del país que “si hacemos todo nuevo y conservamos la fachada estamos conservando el cien por ciento del patrimonio”, evidentemente no sabe nada de patrimonio ni de su conservación ni del estado del inmueble ni del valor del Variedades. Cuando las autoridades correspondientes no ven problema en destruir dos balcones y abrir boquetes en las paredes del edificio patrimonial más emblemático del país, entonces tenemos un problema de criterios sobre protección del patrimonio.
De manera que, para gestionar y proteger adecuadamente el patrimonio en Costa Rica es necesario que las personas encargadas de estas funciones se formen e informen mejor sobre las tendencias más recientes y apropiadas para el resguardo del poco, pero relevante, patrimonio construido que nos queda en el país.
En debates de años anteriores se planteaba la necesidad de una nueva ley: ¿se requiere una nueva ley o que se cumpla la actual?
Pues si bien la ley 7555 era omisa en muchas cosas, el reglamento ha permitido que sea más precisa. La aplicación de la ley y el reglamento serían suficientes si hubiera una adecuada formación en las personas —autoridades y pueblo en general— sobre el patrimonio.
Si se nos enseñara a valorar, cuidar y comprender nuestro patrimonio, la gente tendría más consciencia y tendríamos suficiente con la ley y el reglamento actual.
Sin embargo, dado que hay muchas personas deseosas de destruir, maltratar, intervenir o violentar el patrimonio de distintas maneras, tal vez sí sería buena una nueva ley que contemplara mejor los procesos, exigencias, requisitos, etc., para poder trabajar con el patrimonio y protegerlo adecuadamente.
Desde la acción del ciudadano, ¿qué se puede hacer para contribuir al cuido del patrimonio del país?
-Las personas que ya de antemano se interesan por el tema, pueden estar vigilantes de los inmuebles y espacios patrimoniales. Un grupo de vecinos de Heredia, por ejemplo, se ha manifestado en contra del diseño de una batería de baños que se está construyendo frente al Fortín: nos consultan a nosotros, indagan en el Centro de Patrimonio y se intenta frenar un proyecto que interviene irrespetuosamente un conjunto patrimonial.
Por otro lado, cualquier persona puede solicitar un estudio al Centro de Patrimonio para que se declare un edificio como patrimonio. Si hay un inmueble que, en opinión de alguien, tiene valor o está en riesgo, puede solicitarle el estudio, y toda intervención al inmueble debe detenerse hasta que el Centro de Patrimonio se pronuncie. Esta es una forma.
Por último, tal vez lo más importante es informarse. La educación es la mejor forma de salvaguardar el patrimonio: que la gente entienda la importancia de un edificio antiguo, que entienda su valor histórico y que no lo vea solo como “un cucarachero”, eso es lo que puede ayudarnos a proteger nuestra memoria histórica.
Veamos la diferencia que hace la educación en los vecinos de Heredia que se oponen a esa batería de baños, estas personas comprenden la importancia de la correcta apreciación de un conjunto patrimonial, la importancia de evitar una intervención visual de elementos que violenten el paisaje patrimonial; en oposición, los diputados, arquitectos y defensores del nuevo edificio de la Asamblea Legislativa son incapaces de entender lo visualmente ofensiva que será una gigantesca torre cúbica de concreto clavada en un entorno lleno de edificios patrimoniales.
En estos ejemplos se nota la urgencia de una correcta educación sobre el patrimonio, si queremos proteger los vestigios tangibles que aún nos quedan de nuestra historia.