Cultura

La batuta no descansa en las bandas de conciertos 

La Dirección General de Bandas cumple 175 años en medio de recortes presupuestarios, carencias históricas y mucho compromiso de trabajo.

Se trata de la institución cultural más antigua del país. Cuando en 1845 se fundó la Dirección General de Bandas, la población de Costa Rica no alcanzaba las 100 mil personas y estos ensambles no se concebían sino como una extensión de la afortunadamente extinta institucionalidad militar.

Actualmente, se trata de un programa del Ministerio de Cultura y Juventud (MCJ), integrado por profesionales de la música con grados académicos y que sobrevive con la vocación de cumplir con el importante objetivo de democratizar el acceso al arte y cultura en el país.

En medio del complejo contexto pandémico, que ha implicado retos inéditos para todas las personas dedicadas al arte en el país, en particular para las artes escénicas, las siete bandas de conciertos han aprendido a crear agendas y ritmos de trabajo y a buscar llegar a su público por vías estrictamente digitales.

Un ejemplo de ello fue el video producido por las siete bandas en celebración del llamado mes de la patria, en que ejecutaron el Himno Nacional todas juntas. José Manuel Aguilar, director Nacional de Bandas, detalló que esa producción “fue una de las formas en las cuales celebramos con la patria su 199 aniversario y el 175 nuestro” y subrayó que “en la antesala del bicentenario (de la independencia) las bandas tienen que seguir su tarea indiferentemente de si trabajamos presencialmente o no y con las dificultades que tenemos: pocas plazas y recortes presupuestarios”.

Dijo que el aniversario se asume “con mucha seriedad y un dejo de nostalgia, porque teníamos programadas algunas cosas y no nos quedó dinero ni siquiera para sacar un logo del aniversario y algunas publicaciones, porque precisamente a raíz de las directrices de Hacienda, que solicitó recortes, toda esa plata se nos fue”.

Sin embargo, destacó que el programa cubre prácticamente todo el territorio nacional al tener bandas en cada provincia y actividades semanales. “Hemos explorado rincones del país con el objetivo de democratizar la cultura, para que más personas tengan acceso a esta experiencia que es tener un ensamble musical enfrente, en vivo”.

También dice que han encontrado comunidades en que niños y niñas “no han visto nunca un clarinete, una trompeta o un redoblante. Ver en sus caras la satisfacción y el asombro, la emoción… con eso estamos pagados”.

Aguilar enfatizó la función social de “llegar más a donde podamos” y destacó el “privilegio de este país de tener un sistema de bandas pagado por el Estado para cumplir esa tarea tan importante y tan rica. Eso nos llena de mucho compromiso a futuro y sobre todo de mucha alegría para cumplir nuestras misiones”.

Pero sí cree que, más que limitaciones presupuestarias, su principal preocupación radica en el faltante de entre 50 a 60 plazas para ejecutantes, pues “las bandas tienen su conformación base y a veces no se tiene todos los instrumentos para interpretar las obras; eso es una amenaza, una debilidad”.

Como ejemplo de lo anterior, detalló que generalmente se considera que una banda cuente con dos fagots, pero en este momento de siete bandas, solo dos tienen, y solo uno de ellos.

Actitud

Aguilar recordó el enorme reto que para un conjunto musical representan las órdenes de teletrabajar, y dijo que por ello las bandas debieron aprender de experiencias internacionales para realizar su labor.

“…Surge la alternativa de hacer trabajos emulados de otros intentos a nivel mundial, en que cada músico grabe su parte en video y a partir de la edición sacar un producto audiovisual digital para redes sociales”.

Sin embargo, esa práctica se enfrentó a la realidad de que “no tenemos la capacidad presupuestaria ni administrativa para asumir la contratación de una empresa que se dedicara a eso”, por lo que según dijo, el 97% de trabajo publicado desde marzo ha sido producido de una manera casera y responsable.

“Prácticamente todo el trabajo se ha hecho a partir de los mismos esfuerzos de la gente que integra las bandas que son profesionales en eso y han aportado su talento y pericia para pasar largas horas, más de las que eventualmente son contratados, para realizar las ediciones”.

Ejemplos de ello se encuentran en las siete bandas. Se puede destacar el caso de la Banda de Conciertos de Heredia, que el 4 de agosto estrenó un video de su ejecución del “Ave María Gracia Plena” del compositor herediano Gordiano Morales. Se trata de una partitura que data de 1875 y la interpretación y producción del video fue posible gracias a la colaboración del Archivo Histórico Musical de la UCR.

Andrés Porras, director de esa banda, destacó en ese caso el aporte ad honorem de Rey David Cortés, trombonista de la Banda de Cartago, quien realizó la edición de audio y video.

Además, el pasado domingo 27 de setiembre inició la aventura de ofrecer una temporada virtual de música de cámara, titulada Desde la Casa 2020 y en la que se ofrecerá un concierto en vivo cada 15 días.

Esa primera fecha se ofrecieron composiciones de Jesús Bonilla, Carlos Gardel, John Coltrane y Ricardo Mora, arregladas por Vinicio Meza y el calipso “Mek I tell You something”, de Walter Ferguson, arreglado por Alberto Portuguez.

Dijo que la banda ha emprendido una curva de aprendizaje para enfrentar los retos de la producción musical en cada ejecutante se graba por aparte y aseveró que “la actitud es lo que nos ha salvado”.

Recuerda que también se han emprendido proyectos como tutoriales para escolares en convenio con el Ministerio de Educación Pública (MEP) y dos breves documentales sobre la historia de la banda y la vida de Manuel María Gutiérrez, quien fuera también director de esta banda.

“Tenemos muchos objetivos, como la inclusión de adultos mayores en octubre se ofrecerá un concierto para ellos, la valorización de la cultura afrocostarricense, la equidad de género y el rescate de patrimonio”, aseveró.

Similares retos y soluciones de trabajo describió Ronald Estrada, director de la Banda de Conciertos de Guanacaste.

Estrada ofreció una apasionada defensa de la idea de retomar poco a poco los conciertos presenciales, pues según dijo esa banda sí tiene acceso a un anfiteatro al aire libre donde las personas pueden mantener el distanciamiento social.

Recordó que esta banda ya cuenta 150 años de antigüedad y relató que para celebrarlos el pasado 12 de julio, se divulgó un video de la interpretación de la “Fantasía Militar 1856, de Marco Tulio Corao.

El 30 de setiembre a las 5 p.m. se divulgará “Canto a Puntarenas”, de Freddy Calvo, como un homenaje a Juan Rafael Mora y el 1 de octubre a la misma hora se celebrará a las personas adultas mayores con la interpretación de boleros.

“Tenemos que mantenernos vivos, nos preocupa que vengan cierres de instituciones. Tocamos las cosas más importantes que ha tenido el Estado. Visitamos escuelas y mantenemos las tradiciones. Si las bandas se acaban, será un golpe duro para el país”, enfatizó Estrada.

No duda en decir que las bandas de conciertos llevan a cabo un trabajo “por debajo, que no se ha dado a conocer, somos la Cenicienta. El MCJ se agarró de las bandas porque estamos en cada provincia, y es lo que le llega más a la gente”.

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