Cultura Ciclo en el Teatro Melico Salazar

Iberoamericanos competirán en primer Festival de Cantautores

I Festival Internacional de Cantautores reúne a 10 compositores de Iberoamérica, quienes presentarán sus propuestas en el Teatro Melico Salazar.

Con el fin de servir de plataforma para promover cantautores de talla mundial y fomentar la música y la producción de gran expresividad, contenido musical e intelectual, nuestro país será anfitrión del I Festival Internacional de Cantautores (FICA), que se celebra en el Teatro Popular Melico Salazar.

La afamada cantante peruana Julie Freundt se presentará en el Festival Internacional de Cantautores, en el Teatro Melico Salazar.
La afamada cantante peruana Julie Freundt se presentará en el Festival Internacional de Cantautores, en el Teatro Melico Salazar.

En el evento competirán Rosalía León (de México), Wahari Meléndez (de Venezuela), Covi Quintana (de República Dominicana), Jesús Garriga (de España), Tamela Hedstrom (de Suecia), Rodrigo Carazo y Mariana Poblete (de Argentina), Solo Valencia (de Colombia), Óscar Sandoval (de El Salvador) y Óscar Pino (de Costa Rica).

El cantautor costarricense Óscar Pino es uno de los 10 concursantes en el FICA
El cantautor costarricense Óscar Pino es uno de los 10 concursantes en el FICA

Este primer festival de cantautores es producido por la Fundación Salud sin Fronteras y se realizará el 6 y 7 de julio a las 8 p.m. Las entradas a las funciones se encuentran a la venta en e-ticket y oscilan entre los ¢5.000 y ¢15.000.

Como parte de la programación, en la apertura del concurso el miércoles 6 de julio, la afamada cantante peruana Julie Freundt compartirá su propuesta de música fusión afroperuana, mientras el jueves 7 de julio, en la noche de la premiación, el reconocido cantante nicaragüense Carlos Mejía Godoy y los de Palacaguina ofrecerán un concierto de clausura. Además, Freundt se presentará en Jazz Café Escazú el viernes 8 de julio a las 9 p.m.

El jurado del concurso está compuesto por los peruanos Julie Freundt y Javier Malca, “Chico” Luis Mejía, de Nicaragua; Adrián Goizueta, de Argentina; Miguel Inzunza, de México, y Osvaldo Sauma y Wálter Flores, de Costa Rica.

Paralelamente a la competencia, el festival realizará conciertos, conversatorios, clases maestras en distintas sedes donde participarán los cantautores nacionales Dionisio Cabal, Bernardo Quesada, Humberto Vargas, Natalia Esquivel, Cristian Porras y la folclorista Yessenia Calvo; también habrá invitados internacionales como Hugo Alcázar, de Perú; Miguel Inzunza, de México, y Alejo García, de Colombia.



Entrevista a Julie Freundt, cantante peruana

Legado de Chabuca Granda resuena en la voz de Julie Freundt

C40-JulieFreundtX2Julie Freundt es cantante, compositora, productora musical y gestora cultural. También es descendiente del rico mestizaje del Perú, país andino de cuna, chino, africano y europeo por conquista y colonización. Esta hibridez se manifiesta seductora en su propuesta artística de raíz criolla y afroperuana.

En entrevista con UNIVERSIDAD, Freundt destila fuerza y alegría, una actitud festiva y emprendedora comprensible al inventariar las iniciativas exitosas llevadas a cabo en su país natal, las giras por el mundo y el reconocimiento que ha cosechado y disfrutado.

Se afirma seguidora de la gran Chabuca Granda, compositora y cantante, memoria histórica musical del Perú desde el siglo pasado; una memoria referente para nuevas generaciones que estudian música en carreras universitarias fundadas hace pocos años, en un país sin política pública cultural, pues el Ministerio de Cultura cuenta apenas con una década de haberse creado.

Como fruto del árbol frondoso de su querida Chabuca Granda, Freundt pone su grano de arena para que este movimiento musical crezca. Julie no lo dice, pero ella también es árbol.

¿Usted se formó en una familia muy musical que conoció a Chabuca Granda de manera íntima?

–Mi mamá era una gran bailarina marinera, tocaba la guitarra y le encantaba cantar; cantaba mucho a dúo con mi papá, quien era también un gran bailarín; ambos eran muy alegres, muy carimásticos, con muchos amigos. Yo bajaba a las reuniones y empecé a cantar con ellos como una gracia. A mis ocho años, yo le pedí a mi mamá que me enseñara a tocar guitarra. Mi mamá tocaba como amateur y me enseñó a tocar la guitarra y empecé a cantar. Yo heredé esa “guitarreada” con los amigos y es ahí donde me hago de un repertorio de gente de mi edad, pero también de gente mayor porque era el repertorio de los amigos de mi mamá.

Pero mi vena era la arquitectura, yo nunca pensé en dedicarme a la música y estudié arquitectura. Estando en la universidad es que me encuentran cantando en el jardín de la universidad y me proponen hacer un concierto y después me conectan con un local en Barranco, que es un distrito muy bohemio, y es la manera en la que yo arranco a cantar de manera más profesional. Además, la familia de mi padre siempre fue muy musical, mi abuela tocaba el piano, mi padrino bailaba y era muy amigo de Chabuca (Granda), su hermana menor tenía un quinteto que cantaban mucho la música de Chabuca.

Chabuca les compone una canción…

El quizás un día si”. Yo conozco a Chabuca a través de mi tía Maribel, yo no la conocí personalmente, la he conocido a través de su obra, a través de su hija, Tere Fuller, a través de sus amigos que me fueron contando en la medida en que yo empecé a cantar y rendirle homenaje. He sido siempre muy querida y considerada entre la gente que canta a Chabuca como intérprete.

Y efectivamente le rinde homenaje en un disco que se titula Dejame que te cante.

–En referencia a Dejame que te cuente, limeño…, y yo le puse Dejame que te cante, Chabuca.

¿Por qué tiene ella esta influencia en usted y esa raigambre en la expresión musical popular?

–Chabuca, creo yo, siempre fue, en vez de llamarla revolucionaria, yo la llamaría evolucionaria. Ella se consideraba letrista. Lo que yo considero que me ata a ella es que yo también tengo muchas cosas que decir, entonces me identifiqué, desde un primer momento, con lo que decía Chabuca en sus canciones. Después de los años, su gran honor sería que sus canciones se sigan escuchando, que asciendan al pueblo y que, por ende, se conviertan en folclore, ese era su gran sueño. Chabuca tuvo una gran importancia en Latinoamérica, pero mientras vivió en Perú no fue lo que es hoy. En muchos países de la región la acogieron, tuvo una voz de protesta ante los diferentes gobiernos. Ella decía: “Mis amigos comunistas pensaban que yo era oligarca y mis amigos oligarcas pensaban que yo era comunista. Yo lo único que soy es una conservadora de las buenas costumbres”. Ella, a través de sus canciones, nos resaltaba, tenía la magia de convertir a través de toda su poesía y de una armonía maravillosa, de decir cosas que podían estar pasando y darles un sentido no de queja sino de llamada de atención. Aunque ella decía que no tenía buena voz, yo considero que la manera en que ella decía sus canciones no hay como Chabuca.

¿Usted sigue esta misma tradición?

–Claro, es algo con lo cual yo me he identificado y he seguido. Valoro muchísimo toda la obra que ella nos ha dejado, para mí es una de las mejores compositoras peruanas.

 Usted retoma este legado pero lo fusiona con otros ritmos como el bolero, la cumbia y la trova, lo criollo, lo afro…

–Yo, cuando empecé a cantar, era música de la nueva ola, lo que más me llamó la atención y fue lo que escuché mientras estaba en la universidad era la nueva trova. Escuchaba mucho a Silvio Rodríguez, a Pablo Milanés, a Violeta Parra, Mercedes Sosa, Víctor Heredia, María Elena Walsh, a los grandes compositores latinoamericanos. Eso es lo que me da un discurso interno para yo poder decir todo aquello que quería decir, y decirlo a través de la música. Entonces, cuando yo empiezo a cantar, empiezo a cantar nueva trova, música latinoamericana. Cuando llegaba al Perú cantaba a Chabuca. En esa misma época escuchaba a Susana Baca dentro de esa voz de protesta que ella elevaba en sus canciones.

Después de cuatro años de cantar en los locales bohemios, me convocan a hacer un repertorio netamente criollo, netamente peruano; para mí fue un reto porque quien dirigía artísticamente este proyecto era Mario Cavagnaro, un gran compositor peruano también, fallecido ya. Él me dice: “¿qué vas a cantar?” y yo le digo: “me encantaría hacerle un homenaje a Chabuca Granda”, y empecé haciéndole esta homenaje a Chabuca y fue el público que me pidió que grabara. Luego conocí a Félix Casaverde, que fue un guitarrista que acompañó mucho a Chabuca, y a Carlos Soto de la Colina, quienes me incentivan a investigar la música afrocubana, a encontrar el sentido de cada canción, y es con ellos con quienes yo armo la revista musical “Yo soy del Perú”, con la cual doy la vuelta al mundo. En Europa les llamaba mucho la atención que Perú tenía música con influencia africana, porque creían que tenía música andina.

 ¿Su proyecto contrasta precisamente con esa idea de que Perú es música andina?

–Lo que pasa es que Perú es un país andino, la etnia peruana es andina, pero en la época de la colonia, de la conquista, cuando vinieron los españoles traían a los negros para trabajar en las minas que estaban en las alturas, pero los negros no soportaban porque venían de África y se morían en las minas. Entonces, se llevan a los negros a trabajar en la costa y en el campo, y para las minas traen a los chinos; entonces, hay una gran comunidad china aquí. Por eso dice el chiste: “quien no tiene de dinga, tiene de mandinga o de chininga”. De ahí nace este mestizaje. El negro lo que hace al quedarse en la costa es que, ante esta necesidad de tocar sus ritmos, empieza a fabricar instrumentos con los materiales que se encuentra en la costa. Es ahí cuando empiezan a surgir los ritmos afroperuanos con una influencia andina, que se convierte en una música criolla.

Usted es compositora, profesora, gestora, productora…

–El ser productora fue algo causal, porque yo misma producía mi propios espectáculos, entonces producir para otros no me ha sido tan difícil; poderme poner en el zapato del artista tampoco me es difícil, porque soy artista. Hace 20 años, cuando empecé a hacer fusión con la música afroperuana, me empecé a dar cuenta de que si yo quería estudiar baile, teatro o canto tenía que ir a distintos lugares. Cuando me doy cuenta de que hay esta carencia en el mercado, hablo con mi staff: “¿Qué les parece si tenemos una casa donde cada uno de ustedes pueda dar talleres de todo lo que ha aprendido y sabe?”. Entonces, una persona puede encontrar en un mismo lugar todo lo que necesite para ser artista. Es así como formo la escuela Acordes, que se convierte en este espacio multicultural donde se reúnen las diferentes artes. Tengo alianzas estratégicas con bailarines, actores, cantantes, músicos; un estudio de grabación donde todo artista puede llegar y puede ser producido desde las diferentes áreas. No he dejado de lado mi sueño de tener la escuela de música peruana desde la música de la costa, porque considero que la música andina tiene otro estudio. Hace cinco o diez años, las universidades tienen facultades de música, entonces hay otro auge en el Perú hacia la música.

 ¿Este objetivo de llegarle a los jóvenes y popularizar la música peruana se ha logrado?

–Yo creo que sí se ha logrado, no solamente porque yo hice algo, sino porque otros han desarrollado iniciativas; existe un desarrollo, no podría decir yo que muy grande porque nos falta mucho, como tener una política cultural que nos ayude a crecer mucho más. Hay un auge en el rock peruano, desde hace unos 20 años. Lo que siento de que los chicos tienen la oportunidad de estudiar nuestra música en una universidad es que empezamos a ser referentes, sobre todo cuando los grandes referentes ya no están. Yo considero que soy de una generación que conoció a nuestros grandes exponentes y que tenemos en nuestras manos la posibilidad de contar esa parte de la historia que no está escrita, sino que está vivida.

 ¿Qué importancia tiene este espacio de encuentro de cantautores iberoamericanos y qué propuesta trae para el público?

–Estoy muy agradecida de que hayan pensando en mí para representar a Perú en este festival, que tiene una importancia innata; primero, porque Costa Rica tiene una vida musical muy rica –he tenido la oportunidad de conocer algunos músicos ticos–. El hecho de que se haga en San José es maravilloso, de ir con mis músicos, dar mis canciones de una manera más completa, no voy sola yo con la guitarra. Estoy llevando canciones mías, dentro de la fusión, de mis dos últimos discos que son Ligera de equipaje, que es un compendio de las canciones que han sido éxitos, y otras canciones de mi álbum Marinera viva, una recopilación de diferentes marineras como un género que tienen distintas manifestaciones a lo largo y ancho del país.

Estoy muy atenta a los otros cantautores que van de los otros países, porque para mí este tipo de encuentros nos ayuda a relacionarnos, a conocernos, a saber el uno del otro.

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