Cultura

Hablar para luego leer y ampliar el mundo

La neurociencia estudia y explica cómo funciona el cerebro en el proceso de la lectoescritura.

Hace más de 400 mil años especies del género Homos empezaron a hablar, y hace tan solo 5.400 años los humanos a leer y escribir. Este detalle temporal evolutivo indica, según estudios de la neurociencia, que la lectoescritura no es un proceso natural.

“No es que una deja un chiquito en la casa y de pronto aprendió a leer, pero habla y se comunica si no se lo lleva a la escuela. Para la lectura se requiere de un proceso de aprendizaje formal porque es una experiencia cultural muy reciente a diferencia del lenguaje verbal”, explica Johanna Sibaja, del Centro de Investigación en Neurociencias de la Universidad de Costa Rica (UCR).

Stanislas Dehaene (Francia, 1965), reputado especialista en neurociencia cognitiva, plantea la teoría del reciclaje neuronal para explicar cómo las personas leemos, basada en la existencia de áreas del cerebro que permiten el reconocimiento de caras, objetos y formas geométricas, denominado como “la caja de las letras”.

“Aprender a leer consiste en reciclar una porción de la corteza para que una parte de las neuronas allí presentes reoriente sus preferencias hacia la forma de las letras y de sus combinaciones: esa es, en síntesis, la teoría del reciclaje neuronal”, resume Dehaene en su libro Aprender a Leer, de las Ciencias Cognitivas al aula.

Al respecto, Sibaja detalla que en el proceso de la lectoescritura se lleva a cabo un andamiaje neuronal con estructuras neuronales visuales así como aquellas que detectan movimientos y sonidos.

Estudios de resonancia magnética funcional (FMRI) realizados a personas analfabetas y alfabetizadas arrojan que conforme se adquieren mayores habilidades para leer y escribir hay mayor activación del área visual de la palabra producto de la oxigenación.

Uno de los aspectos más investigados para la comprensión neurocientífica de la lectoescritura es la conciencia fonológica. “Hay un lenguaje verbal, lingüístico, y cuando aprendemos a leer asociamos que eso que hablamos tiene una representación gráfica”, explica Sibaja.

La conciencia fonológica se adquiere cuando el ser humano reconoce que las palabras pronunciadas pueden ser escritas y segmentadas en sonidos y sílabas. De acuerdo con Sibaja, ese proceso tampoco es natural y las personas analfabetas no delimitan esos bordes.

“Es importante que desde la infancia ofrezcamos no solo textos escritos sino conversaciones –no preguntas cerradas-, para tratar de estimular que los niños hablen más, porque es la base para conocer el mundo escrito”, apunta Sibaja.

Y aunque sí le corresponde a las familias ofrecer al niño un ambiente rico de estímulo lingüístico, Sibaja enfatiza en que la responsabilidad de enseñar a leer y escribir recae en el sistema educativo ya que existen métodos específicos para ello.

¿Qué hacen las neuronas en ese proceso de alfabetización?

-Al presentarse un estímulo hacen un barrido o escaneo que produce una activación del área de las palabras. Para hacer más eficiente el sistema, en el primer y segundo escaneo necesita de las mismas cinco redes neuronales, pero luego con cuatro redes neuronales puede discriminar bien; así activa menos grupos de neuronas para reconocer el mismo estímulo. En primer grado de la escuela empezamos a decodificar cada fonema para juntarlas en sílabas, proceso que vamos automatizando, para que al final veamos rótulos y no pensemos: los voy a leer, sino que sólo los leemos. Cuando empezamos es una red fonológica, luego hacemos asociaciones con redes semánticas.

¿Por qué es importante aprender a leer?

-Cuanta más información se desarrollan más conexiones. Cuando se adquiere un concepto nuevo, hay muchas cosas con qué ligarlo. Cuando la gente lee adquiere más léxico, vocabulario que hace que se detenga a pensar qué significa y que genera un escenario más complejo. En tercer grado los chicos empiezan el proceso de comprensión de lectura, con lo cual generan otros procesos metacognitivos y reflexionan sobre lo que leen.

¿Qué pasa con los nuevos formatos de “lectura” como el multimedia?

-No es el mismo proceso. Los nuevos formatos nos están ofreciendo nuevas pistas de cómo ir engranando información. Para algunos puede ser un elemento distractor pero tiene que ver con la adaptación de la especie. Estamos programados para tener agudeza visual y una ubicación espacio temporal para sobrevivir. Con estos nuevos formatos conocemos nuevas pautas culturales de cómo decodificar la información y tener un repertorio para lograrlo. Partiendo de esta hipótesis de reciclaje neuronal, utilizar habilidades genéticamente programadas para poder andamiar estas nuevas formas de decodificar la información resulta más fácil, porque es la lógica en que opera nuestro cerebro; frente a un estímulo hay muchas redes que se están activando de forma paralela. Ya sea de forma lineal o por multimedia, se está logrando el objetivo de que la gente conozca, que tenga diferentes escenarios.

¿Con estos nuevos formatos se consolida la información igual que con la lectura lineal?

-El multitask afecta a la consolidación de la información, porque no es lo mismo estar enfocada en un solo estímulo que estar enfocada en varias cosas a la vez, pues mis recursos son limitados y el cerebro no es infinito. Yo puedo ser multitask pero la huella de información no va a ser tan sólida como si solo hubiera dedicado todos mis recursos a una sola tarea. Sin embargo, existe el concepto de cognición distribuida: nosotros vamos más allá de lo que tenemos en nuestro cerebro con los teléfonos y las computadoras, que son parte extensiva de nuestra cognición porque almacenan información con la que interactuamos y que integramos.

Ahora los chicos escriben de otra forma, ¿eso afecta la lectoescritura?

-El lenguaje es una herramienta cultural para comunicarnos y hay normativas de cómo debería de ser la forma correcta de comunicarnos. Lo que vemos a nivel de escritura es lo mismo que pasa con las jergas que empiezan a modificar el lenguaje. Ellos lo entienden porque está cumpliendo una función. No debería de satanizarse.

¿Hay una correlación entre no leer y que esto se profundice?

-Si yo reduzco mis opciones con la lectura también estoy reduciendo mis opciones con la comunicación humana. Lo que los muchachos leen probablemente no vaya de la mano con lo que utilizan generacionalmente, y como el lenguaje es una herramienta generacional, cultural, necesitamos ver cómo deben empatarse. Si de verdad el libro se convierte en algo que es tema con sus pares es requisito que lean. Pero si hay un desfase entre lo que leen y lo que es de interés para ellos, no logra cumplir su objetivo, que es enriquecer mundo, vidas, formas de aproximarnos.

¿Se produce una brecha neurológica entre la gente que tiene acceso o no a la alfabetización?

-Hay una brecha no solo social sino de funcionamiento, porque nosotros como organismo tenemos que responder a un ambiente. Las personas analfabetas no requieren que los recursos se dirijan a procesos de reconocimiento de letras. Sus recursos se enfocan en otras cosas. Las personas ciegas están dotadas de neuronas para ver, que están listas para activarse y conectarse, pero los estímulos no llegan y entonces las neuronas migran a otras áreas para apoyar otras capacidades u otros procesos. La diferencia en el organismo no es lo más grave, sino la diferencia en el nivel de acceso que vaya a generar eso en una sociedad. Al final tiene que ver con oportunidades, porque en esta sociedad van a tener menos oportunidades, aunque sean buenísimos haciendo otras cosas, porque los requisitos son que se puedan decodificar esos grafemas.

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