Cultura

Danza U es reconocida por su ruptura de esquemas

Ayer de Gloriana Retana y Sobresalto de Hazel González fueron obras ganadoras en los Premios Nacionales, y ambas a su manera representan una filosofía rompedora con esquemas establecidos sobre el arte y el mundo.

Por partida doble la Compañía de Danza Universitaria (Danza U) brilló en el Premio Nacional de Danza Mireya Barboza, tras una década de no recibir un reconocimiento en los premios nacionales.

En la categoría de Dirección o Coreografía, Gloriana Retana fue reconocida por Ayer, obra presentada en octubre, en el esfuerzo que se hizo por llevar a cabo el Festival de Coreógrafos Graciela Moreno. El premio se otorgó de manera compartida con Marko Fonseca, por No/nato.

Hazel González, directora de Danza U, también fue destacada en la categoría de Diseño de Plástica Escénica, por Sobresalto, una videodanza que abrió una poderosa veta creativa para la compañía.

“Esta metodología de un grupo de artistas fue posible para franquear las dificultades y restricciones que enfrentábamos como parte de la UCR y de un país que nos decía que no pueden juntarse, no pueden romper las burbujas”, Hazel González.

También se puede destacar el aporte de Danza Universitaria por el hecho de que William Retana, egresado del programa Danza Abierta, ganó en la categoría de Interpretación Escénica.

Atrapar lo inatrapable

Ayer tiene que ver efectivamente con el pasado, pero también con las ausencias, “como si en el presente fuéramos construyendo esas ausencias -ponderó Retana-, que pueden ser de personas, de espacios, de situaciones, de todo. Ausencias basadas en recuerdos, ahí también tiene que ver con la memoria”.

La pieza, entonces, es “una forma en la cual a través del arte se atrapa la memoria, que es inatrapable y  permeable de cambio”.

El jurado del premio apuntó que se trata de “una consideración sopesada e íntima de la vivencia de este momento que nos ha sido común a todos y todas, que evoca una desolación particular, y un empantanamiento existencial, abordado desde el lenguaje que la creadora ha ido madurando a lo largo de una vida dedicada a su proceso investigativo”.

Retana con mayor humildad y menor afán grandilocuente, se refirió al “corte intimista” de la obra: “ante este tiempo de pandemia, de encierro, de lógica y de individualidad total, sentí una necesidad enorme de expresarme”.

Por eso, Ayer obedece a que “el arte se tenía que manifestar por todo lado, porque es la constancia de lo que vivimos en el presente, el testimonio del presente, por ahí sentí la necesidad de construir Ayer”.

Retana sitúa el Festival Graciela Moreno como una plataforma para el desarrollo de la danza que se mantuvo en 2020 y que “siempre me ha parecido importante para mostrar trabajos con toda la infraestructura del Teatro Nacional, luces y técnicos y con toda la disposición, voluntad y esfuerzo de que se haga”. Es por eso que cree que el Festival es  “un lugar muy importante y la forma de defenderlo es participando”.

Ubicada dentro de la realidad pandémica y la búsqueda de Danza Universitaria de nuevas formas de expresión, esta bailarina y coreógrafa hoy valora la importancia de acudir al Graciela Moreno, puesto que “era una posibilidad de expresarse que abarcara más, no sólo la burbuja universitaria…Vi que el Festival se abrió y buscaba la forma de seguir vivo a pesar del encierro. Con mucha más razón vi la oportunidad de crear esta pieza corta”.

Al pensar en las imágenes de Ayer, Retana dijo que lo primero que se le viene a la mente “son las ausencias de gente que he perdido, siempre es por muerte eso que se pierde en la vida. La obra dialoga, pues somos dos bailarines, es la lucha por recordar, o no, ese pasado que cambia constantemente, porque la memoria no es estática. Fue crear dos espacios diferentes en un principio”.

“El día de la función fue riquísimo -relató- […] voy a sacar toda la energía, el impulso, porque el arte y la danza es como un impulso vital, eso lo sumó a la interpretación, generando esa presencia escénica. En cualquier función se da, pero el hecho de pensar que la posibilidad se había limitado, hacía más poderosa la oportunidad de bailar en el escenario del teatro, lo revaloricé”.

Resolver lo impensable

Mientras que el razonamiento del jurado por el premio concedido a Sobresalto destacó de forma unánime “la estructuración técnica, visual y sonora de un proceso coreográfico transformado en producción audiovisual, en la cual se plantea en primer lugar, una forma de trabajo que no requiere la presencia física en medio de una compañía de danza que se propone seguir creando conjuntamente desde el aislamiento de sus integrantes”.

Hazel González, la directora laureada de Danza U, explica como en los 10 años de sequía de galardones, se trabajó en “obras exploratorias que habían implicado mucho riesgo” y  Sobresalto no fue la excepción en ese proceso de exploración e investigación por salirse del confort.

Admite nunca haber hecho una producción audiovisual, y resalta la “diferencia esencial” entre el registro coreográfico en video y la creación de una obra “a partir del diálogo entre el cuerpo, la danza y la cámara. Sobresalto fue hecho desde ahí”.

Es más, González confiesa: “nunca me había interesado hacer videodanza, pero ahorita estoy pensando en esas otras formas que permiten seguir expresando y constituyendo algo que no es a lo mejor danza en su espacio efímero ocurriendo, deviniendo, desapareciendo y dejando de ser”.

“…Hay una tendencia muy fuerte a tener que categorizar y subsumir qué es lo que hacemos. Cada vez estoy más cerca de pensar en que ya no existen esos límites. No quiero decir que crea que todo se vale, pero no quiero juzgarme respecto a los elementos, herramientas o recursos que utilizo para crear una obra a partir de la necesidad que tengo o que tiene el grupo”, comentó González, quien resalta “el trabajo invaluable de mis compañeros y compañeras, lleno de locuras, necesidades y aportes de todo el equipo”.

Y en esa línea destaca mucho el apoyo de personas allegadas, que estuvieron con el elenco en sus casas, parejas o familiares, pero también apunta a específicos como:

  • el compositor ecuatoriano, Andrey Astaiza, que cedió su música e hizo la remasterización.
  • el Instituto de Investigaciones en Arte (IIARTE) de la UCR, “que nos ayudó con la edición”.
  • el acompañamiento del productor audiovisual Esteban Richmond, “quien es brillante”.

“Esta metodología de un grupo de artistas fue posible para franquear las dificultades y restricciones que enfrentábamos como parte de la UCR y de un país que nos decía que no pueden juntarse, no pueden romper las burbujas”.

“Esencial” para González es como con Sobresalto “este grupo salió adelante para seguir creando. Es una de las ganancias, y lo que representa este reconocimiento para Danza Universitaria. Ahí queda una metodología para la historia; cómo logramos expresar esta crisis con una metodología que no nos expuso”.

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