Cultura Coreografía YOSOY

Bailar la humanidad de uno para ser todos

YOSOY es la coreografía de Diego Álvarez Sanóu que presenta la Compañía de Cámara UNA este fin de semana en el Teatro Atahualpa, Heredia.

Seis bailarines son. Cada uno un ser humano, que, sin embargo, necesita de los demás para ser. Cada uno con su historia personal, de vida.

Esa fue la materia prima con que trabajó Diego Álvarez Sanóu la investigación  como coreógrafo invitado para realizar YOSOY, el montaje de la I Temporada del 2016 de la Compañía de Cámara Danza UNA, bajo la dirección de Nandayure Harley.

La obra se presenta el 15, 16 y 17 de abril en el Teatro Atahualpa, de la Universidad Nacional, en Heredia.

Álvarez recibió formación en el Conservatorio El Barco y ha recorrido distintos países en donde, afirma, ha seguido aprendiendo que las técnicas básicas de la danza contemporánea parten de un mismo centro (ubicado en la parte baja del estómago).

Encontrarse con los intérpretes de la Compañía no fue fácil pero ahora se siente satisfecho de los resultados. No fue fácil porque no quería imponer un modo de moverse, sino, al contrario, respetar el movimiento y la individualidad de cada uno.

A lo largo de un mes, la coreografía surgió tomando como génesis de inspiración el documental Human (2015), del ambientalista francés Yann Arthus-Bertrand.

De esta forma, los seis intérpretes hicieron un ejercicio de introspección y viajaron por sus vidas para elegir un recuerdo de infancia o, incluso, actual que los hiciera emocionarse por su significado vital.

Tristeza, alegría y dolor fueron sentimientos que afloraron en sus cuerpos para ser representados con sus movimientos y expresiones.

En un escenario desnudo, sin escenografía ni bambalinas y en donde las luces se muestran tal cual, los seis jóvenes van contando su historia en soledad o en comunión con el otro y los otros.

¿Cómo fue el encuentro entre tu manera de abordar el movimiento y el lenguaje de la compañía?

–Yo venía con la idea del tema con el que íbamos a trabajar, no tenía idea del movimiento, de la estructura de la obra. Creo que todas las técnicas tienen los mismos puntos de partida: el manejo del plié, de la espalda y, muy importante, el centro de gravedad, este lugar de donde viene todo; entonces trabajo de adentro hacia afuera. Mi lenguaje es totalmente diferente. Las propuestas de movimiento vienen de ellos, porque no quería crearles nada mío –aunque metí la cuchara–, porque yo no podía pedir que ellos bailaran lo que yo quería o como yo bailo; quería que ellos bailaran como ellos bailan, con el movimiento con el que ellos se sienten cómodos y, de ahí, partir para meterles esa manera de moverse, que sería desde donde yo lo veo. De lo que se trata es que así como tenemos que reconocernos como personas, como individuos, así mismo hay que reconocer su movimiento. Al final, la propuesta coreográfica, la estructura, es guiada por mí, yo voy hacia un lugar, ellos aportan y yo ocupo direccionar lo que ellos aportan para ir hacia ese lugar.

¿Cuál es tu escuela?

–No tengo escuela. He trabajado, he aprendido… Cuando estaba estudiando aprendí diferentes técnicas. Creo que he ido agarrando herramientas de todas las técnicas, cosas que me sirven.

Vos sos graduado del Conservatorio El Barco…

–Sí. Ahí recibimos mucho profesor invitado. Cuando salí de El Barco estaba en cierto punto. Después de El Barco me concentré en viajar y me gustaba irme tres meses y quedarme tres meses en un país y hacer clases, de ahí reforcé los conocimientos que ya tenía y empecé a comprender estos conceptos básicos que yo creo que todas las técnicas tienen.

Entonces, ¿cómo abordar todas las técnicas que sabía a partir de esos puntos básicos? Por eso no podría decirte una escuela fija sino que me he alimentado de todos los maestros que he podido, lo que me gusta y lo que no me gusta, de eso también me alimento para no hacerlo.

Sobre la estructura de la coreografía que está fragmentada, contanos por qué.

–Está fragmentada en seis escenas, seis chicos. Se llama YOSOY porque son historias personales; son las de ellos, todo parte de ellos. Yo llego con la idea y les digo “yo quiero que cada uno traiga una historia, algo importante en la vida de ustedes, de la infancia o actual, algo que los haya marcado, por felicidad, por tristeza, por dolor”. Entonces ellos me dicen “yo de pequeño me pasó esto y es que mi papá esto; en mi casa había mucha pobreza y cuando no había de comer…”. Entonces con esas historias veo que puedo agarrar y lo que más me interesa es la parte emocional de ellos con respecto a su historia. Con el movimiento que van componiendo cómo puedo ir creando las transiciones para ir metiéndonos al momento de cada uno. Esa era la idea y yo estoy contento con el resultado.

Al ver la coreografía tuve la percepción de que la música se propuso posterior al movimiento, del recuerdo de cada uno, incorporándola de una manera orgánica.

–Es correcto, porque para partir de las emociones de cada uno de ellos, de cada historia, pues ocupaba partir de ellos. Si lo hacía partiendo al revés de la música sobre ellos creo que era más bien imponer qué era lo que quería. Partiendo de las historias, de cómo ellos lo inician, me puse a buscar las canciones; deseché muchas y compré muchas para reforzar lo que ya estábamos viendo con el movimiento. Lo que me interesaba es que vos como público lograras esa empatía o que fuera un choque.

En relación con el vestuario, hay ciertos detalles, incrustaciones en colores que se repiten en cada uno de los trajes. ¿Cómo lo trabajaste?

–Yo no lo planteé realmente, porque trabajé con un chico (Mario que fue quien hizo el diseño del vestuario). La propuesta inicial fue: “Chicos, traigan con lo que se sientan cómodos, cuál es la ropa de ustedes del día o de la noche”. Trajo cada uno su propuesta. El vestuarista me dijo: “Ahora compremos ropa parecida y empecemos a modificarla, que tenga su desgaste, que tenga detalles, que se vea que no está limpia, que sea vea que hay un color, que se vea que hay algo que está vivo por dentro”, porque lo que sí le pedí es que hubiera un vestido que resaltara mucho por su color, el fucsia. Ese color se le metió en parches a cada vestuario, que además tiene pintura.

Sobre la temática: cada persona es un individuo y está solo, y cerrás así la coreografía: una persona que está sola al final.

–La motivación de la coreografía es el documental Human. Tenía ganas de trabajar con un grupo de personas algo sobre el ser humano, emociones, sentimientos, muy existencial. Del documental me tocaron todas las historias, que me hicieron sentir triste o más feliz, con otras sentí nostalgia sobre la vida. Somos un individuo, sin embargo no somos nada solos, siempre necesitamos al resto. Pero primero –siempre digo–, si usted va a ser feliz, sea feliz usted; luego lo puede lograr con el resto de gente, porque si no nunca vas a poder tener pareja, porque no vas a estar vos mismo contento. Por eso al final hay una sola persona bailando, luchando hasta el cansancio, hasta que se me fue la música y no dio para más.

Humanos en movimiento

Qué: coreografía YOSOY, de Diego Alvarez Sanóu.

Quiénes: Compañía Cámara Danza UNA: Heriberto Calderón Villalobos, Yul Gatjens Arias (Premio Nacional de Danza en Coreografía Mireya Barboza 2015), Melisa Montero Ovares, Raquel Muñoz González, Jesús Ramírez Oviedo, Adriana Villalobos Gutiérrez.

Cuándo: viernes 15 y sábado 16 de abril, 7 p.m., y domingo, 17 de abril, 5 p.m.

Dónde: Teatro Atahualpa, Universidad Nacional, Heredia.

Entradas: ¢3,000 general y ¢2,500 estudiantes y ciudadanos de oro

Información: [email protected] , 2277-3394, www.facebook.com/ccdanza.una

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