Cultura

Artes musicales celebra 80 años de estudiar música profesionalmente

Creada en 1942, la Escuela de Artes Musicales es un pilar del arte costarricense, rica en historia y con un bagaje lleno de artistas nacionales e internacionales.

Es el año 1940, Rafael Ángel Calderón Guardia asume la presidencia de Costa Rica y con él comienza una de las mayores reformas sociales que ha vivido el país. En medio de esas reestructuraciones aparece la Universidad de Costa Rica (UCR) y dos años después, en 1942, abre sus puertas el Conservatorio Nacional de Música, hoy conocido como Escuela de Artes Musicales (EAM) y en celebración de su 80° aniversario.

De izquierda a derecha: Guillermo Aguilar, Rodrigo Facio, Sara Mintz y Uladislao Gómez en 1971. Créditos: Carlos Méndez, Semanario Universidad.

Aquel Decreto Nº10 de la administración Calderón, firmado el 25 de marzo de 1941, autorizó un proyecto que marcó un antes y un después en la escena nacional. Ya desde los años 30, con la Asociación de Cultura Musical, un grupo de músicos e intelectuales decidieron que era necesario fortalecer la música costarricense y sentaron las bases de lo que vendría una década después.

“Ya desde 1936 se venían gestando movimientos que llevaron a buscar música en Guanacaste y a partir de eso se extendió el Tambito, el ritmo nacional. Luego el haber fundado el Conservatorio fue una apuesta más allá de la UCR, era una apuesta país que quería encontrar su propia identidad. Fue algo que respondía directamente a ese grupo que veía en la música una oportunidad de identificarse”, comenta Ernesto Rodríguez, director de la EAM.

“El músico debe saber que no solo es músico, sino también un gestor que necesita herramientas para ir a un mercado cada vez más exigente. Es como una pyme individual”, Ernesto Rodríguez, director EAM.

Esa búsqueda por encontrar una identidad propia y estudiar profesionalmente, hoy la celebra la decana de la Facultad de Artes de la UCR, María Clara Vargas, quien afirma que esta escuela nace en un momento en que no se daban posibilidades para dedicarse al estudio de la música a nivel superior: “Así que imagínese en 1942, cuando inicia, lo importante que fue. Por fin el país iba a tener una institución para estudiar música profesionalmente”.

Sin embargo, en un inicio la graduación de músicos fue escasa y el propio Conservatorio Nacional de Música tuvo tres sedes distintas en menos de 25 años. Las buenas intenciones, al menos en aquellos años, no eran suficientes. Fue por eso que a partir de 1968, ahora bajo el nombre de Departamento de Artes Musicales, la institución inició procesos de adaptación acorde con los cambios de la época.

“En el Conservatorio la estructura académica era igual a la europea, sin cursos complementarios ni humanistas. Fue hasta los años 70 cuando se produjeron grandes cambios con una visión diferente. El modelo conservatorio pasó al modelo universitario y es ahí donde surgió la estructura de bachillerato y licenciatura que conocemos hoy en día, con cursos humanísticos y generales para formar personas con conciencia social y no solo como músicos”, agrega Rodríguez.

Es así como en 1974 llegó el último bautizo de la institución, esta vez bajo el nombre actual de Escuela de Artes Musicales con planes de estudio y metodologías actualizadas. Por si fuera poco, un año más tarde, en 1975, la EAM se integró oficialmente al campus Rodrigo Facio de la UCR.

Finalmente, en 1978 empezaron los estudios preuniversitarios para la población más joven. Un proyecto vital porque, como explica María Clara Vargas, “uno no puede entrar a estudiar música a nivel universitario sin esa formación previa”.

De ahí en adelante, la EAM se ha diversificado en investigación con el Centro Electrónico de Investigación Musical (CEDIM); divulgación con el Programa Patrimonio Musical Costarricense y recopilación con el Archivo Histórico Musical, que reúne más de 4500 obras del patrimonio costarricense.

“La Escuela tiene proyectos importantes de extensión cultural: está la temporada de música de cámara (agrupaciones de dos a ocho personas) más estable del país con casi 30 años de existencia, o el Archivo Histórico con manuscritos de música desde 1857 que dan pie a un proyecto único en el país. Son cosas que solo la EAM está haciendo”, resalta Vargas.

Presente

De esta manera se resumen 80 años de la escuela más productiva a nivel musical en Costa Rica, aunque una vez recorrido el pasado, es momento de dar lugar al presente, uno en el que la EAM se debe recuperar de la pandemia por la Covid-19 y responder a las nuevas demandas musicales como ya lo hiciera en los años 70.

“La música es una actividad en la que se requiere presencialidad. El tema de la pandemia fue realmente muy duro porque necesitamos no solo tocar en conjunto, sino tocar para un público. Ahora uno de los grandes retos es reactivar las agrupaciones y al público para que se acostumbre a venir a vernos nuevamente”, admite Vargas.

Recién hasta este año las medidas de salud permiten aforos mayores y conciertos presenciales para la población en lo que para la mayoría de artistas nacionales ha sido una travesía de dos años. De hecho, en palabras del profesor catedrático Manuel Matarrita para Noticias UCR en 2020:

“Ha cobrado especial auge la tendencia por transmitir eventos vía streaming. La EAM transmite casi la totalidad de sus conciertos desde hace unos cinco años, pero es importante hacer entender a quienes nos siguen que, una vez pasada la emergencia, los necesitaremos de nuevo y más que nunca. Así como estamos contribuyendo desde nuestras casas a que el confinamiento sea menos angustioso, también necesitamos apoyo valorando el verdadero impacto que las artes han tenido en la sociedad”.

Adicionalmente, sobre el otro de los retos, Vargas comenta: “Tenemos planes de estudio muy interesantes, pero en la Escuela siempre está el reto de la renovación. Por ejemplo, la EAM forma instrumentistas, directores, cantantes, compositores o educadores musicales, pero hay otros campos donde no hemos incursionado como carreras de investigación musical o de nuevas tecnologías”.

Y es que a pesar del compromiso con Costa Rica, la EAM también tiene un valor relevante para la región centroamericana. De hecho, hasta hace pocos años era el único país de la zona que ofrecía estudios en música a nivel universitario y se ha vuelto normal encontrar jóvenes centroamericanos en el edificio de la sede Rodrigo Facio.

“Seguimos vigentes en toda la región y respondemos con creces a toda esa inversión de hace 80 años. La EAM no es solo para los estudiantes, es para Costa Rica. Tenemos que responder más allá de nuestro estudiantado porque hay toda una responsabilidad con el país”, afirma Rodríguez.

El reto, en opinión del director de la escuela, es “una nueva visión de mundo” refiriéndose a las tendencias que acaparan el mercado actual, con la música latinoamericana como protagonista, pero también con un panorama cada vez más competitivo y pasajero con el arte.

“Estamos preparándonos para ir más allá, para reconocer la diversificación de la música y los géneros populares como parte vital de nuestro proceso académico. Uno de los grandes retos desde que entré a mi administración era propiciar el cambio, analizarnos a nosotros mismos y hacer un plan de actualización curricular sobre lo que el mercado necesita”, admite Rodríguez.

“El músico debe saber que no solo es músico, sino también un gestor que necesita herramientas para ir a un mercado cada vez más exigente. Es como una Pyme individual que debe vender ese talento con plena consciencia para avanzar en el bienestar social y económico”, concluye.

De esta manera, la Escuela de Artes Musicales celebra su 80° aniversario envuelta en una historia rica en la producción de talento nacional e internacional, así como en medio de una renovación para los siguientes años. De momento, la generación de profesionales no cesa y hay una nueva camada de profesores dispuesta a producir ese cambio tan necesario y exigente.

“Creo que todos queremos mucho a ese proyecto que llamamos Escuela y todo lo que significa: un espacio para formar gente, desarrollarnos como artistas, hacer investigaciones y demás. Sin temor a equivocarme sé que es una escuela que muchos queremos y estamos dispuestos a trabajar muy duro por el medio”, finaliza la decana María Clara Vargas, egresada y exdirectora de la EAM por 8 años.

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